BESOS A TODOS DISCULPEN LA TARDANZA,¡ LOS AMO!
Alice Mascherano —Estoy muy preocupada, Lily no se ha comunicado conmigo desde ayer.—Le cuento a mi marido, mientras estamos abrazados y saciados en nuestra cama. No sabía lo mucho que necesitaba esto entre los dos, además estoy segura que mis hijos están bien, ya que la única entrada a su habita
Lily Holmes ¿Adónde me lleva?.— Cuestiono asustada en ruso, uno muy malo por cierto , mientras el señor Víctor camina relajado a mi lado como si no hubiese roto un plato, el avión privado de mi familia está lleno de personas muertas y todos sus hombres actúan con normalidad como él. —A mi casa, y
—Si te portas mal, te trato mal, si te portas bien tal vez el jefe se apiade de ti y te deje vivir.— Me explica, mientras chillo de dolor, siento, que me va a dejar calva, el dolor que me causa es lo peor que he sentido en mi vida. Lloro en el medio de la habitación y el sale cerrando la puerta con
—Indudablemente.— Respondo con los ojos desorbitados. —Debo irme a trabajar, quedas en tu casa, puedes ver televisor, comer o cocinar lo que te apetezca, nos vemos esta noche.— Me dice después que terminamos de comer, despidiéndose de un beso en la mejilla. —Gracias.— Susurro temblando del miedo
Camila Smith Cuando Alec entra de nuevo al consultorio más tarde, tenemos que trabajar con los pacientes y aplicarles los tratamientos, además tenemos una extracción de un tumor. Pensé en su propuesta toda la mañana , y me muero de ganas por decirle mi decisión, espero que el acepte mis condicione
—Lo siento, debí haberte llevado a tu casa. — Me dice el preocupado, limpiándome con un pañuelo —No tenias como saber que algo así pasaría. — Le respondo, admito que fue una estupidez correr tras la cartera, todo lo que cargaba se recupera. —Alec llama a la policía y el muchacho comienza a llorar—
Camila Smith Alec tiene que irse más temprano para arreglarse en su casa y cuando va saliendo se encuentra con Carmen Somos adultos y no tenemos que darle explicación a nadie, pero su merada sobre mi me hace sentir muy incómoda. Cuando él se va ella se me acerca –Tal vez lo que te voy a decir no
El no responde y avanza, y por poco me caigo, pero no reclamo nada, enseguida llamo a una conocida que vive cerca de la casa de mi abuela. —Hola Nancy cuanto tiempo.— Saludo apenada. —¿Camila eres tú?— Pregunta asombrada casi no la llamo y cuando la llamo es para molestar, me avergüenzo de mi mism