Tengo ganas de llorar, porque creo que todo esto es una pérdida de tiempo, el está haciendo esto solo para expiar sus culpas, no porque de la noche a la mañana de pronto, resulta que me ama. —Se me quito el hambre papá ¿podemos irnos? Me quiero quitar este vestido lo odio. — digo en voz baja. —El
Isabella Holmes Cuando llegamos a casa, mi madre esta tomándose fotos con mi papa, por varios espacios de la mansión, presumiéndole a la gente del pueblo, donde viven ahora, y es que es una diferencia abismal el pueblo y esta mansión en Manhattan, mi casa completa debe entrar en la sala principal s
—Gracias .—Respondo de nuevo. —¿No sabes decir otra cosa, estoy nervioso nunca he hecho estas cosas con alguien antes.— Dice y luego cierra los ojos dándose cuenta que acaba de arruinarlo. —Me lo imagino, no entiendo como enamorabas a tu ex.— Le digo refiriéndome a Scarlet por supuesto. —Ella sie
Isabella Holmes Sus ojos verdes están casi negros cuando me despoja del vestido y me ve los senos con añoranza y deseo, sus caricias son delicadas, no quiero que me trate así, no está marcando mi cuerpo, está marcando mi alma No está buscando un polvo como me dijo, no es sexo lo que estamos hacie
Isabella Holmes Scarle se me acerca inocentemente, creo y comienza a criticar mi barriga, el esta a su lado y pasa de mi como siempre, siento un nudo en la garganta, no es facil estar en mis zapatos. —¡Por Dios! tu barriga esta inmensa, ¿será que son gemelos?— Me dice ella con una sonrisa lastiman
Isabella Holmes Me reincorporo a la clínica por unos tres meses, dejo a mi hija en la mansión y no permito la visita de nadie , de ella solo hay fotos mientras está dormida o en un ángulo donde no se aprecien las hermosas gemas verdes que son sus ojos. Lo hago mientras se construye la sede en Mi
Isabella Holmes Solo me quedan unos días en esta ciudad la semana que viene estaré inaugurando la clínica en Miami, hoy es viernes y no tengo que trabajar el fin de semana a menos que haya una emergencia y me llamen… El sábado en la mañana, estoy en la piscina nadando con mi bebe, las dos estamos
—Andrew no tiene que mortificarse por mí, ya lo perdone, pero no lo quiero cerca de mí, sus declaraciones de amor se las puede meter por donde no le da el sol. — Le digo con rabia y me voy. No pienso darle una oportunidad, él no se la merece, pienso temblando de rabia, ¡no puedo creer que tenga la