Señor Dios… este hombre quiere que me dé un infarto, nunca me cansaré de admirar su musculoso cuerpo perfecto, ese que me transmite la paz y seguridad que mi corazón pide a gritos cada que estoy con él.

—¿Por qué siempre duermes sin camiseta?— Inquiero mientras lo veo acostarse junto a mi.

—Agradece que me coloque el pantalón, siempre duermo en bóxer— Musita envolviéndome en sus brazos.

¡Madre mía…! Este hombre se acuesta conmigo en ropa interior y ese mismo día me da un infarto.

—¿Por qué viniste a dormir conmigo si ya no es necesario?

—Porque me lo pediste y Allison no huele como yo— Murmura acompañado de un bostezo.

Rayos… si me escuchó.

Hago como que no escuche nada, y me acurruco igual al lado de su espalda, huyendo de sus enormes brazos en los que fácilmente podría perderme, pero me controlo, obligo a mi cabeza a pensar en otra cosa que no sea el torso desnudo de mi esposo, el cual es intocable, debe de ser invisible y feo para ante mis ojos, aunque la mente no sea tonta y no pu