NEGOCIOS

Pero tal vez la verdadera satisfacción se iba a encontrar cuando estuviera completamente seguro de que Rebecca iba a estar bien de la misma manera que su hijo, dejarlos en un lugar seguro iba a ser la verdadera satisfacción.

—Ya fue suficiente de charla, lávate las manos, Daniel. Voy a empezar a servir la cena—, declaró Rebecca metiéndole prisa.

—Gracias, Rebecca—, dijo Daniel con sinceridad.

—¿Por qué? —continuó Rebecca. Desde luego no podía estar dándole las gracias por querer darle una paliza.

Daniel sonrió. Parecía que Daniel le había leído el pensamiento. —No te estoy dando las gracias por la zapatilla voladora, te estoy dando las gracias por haberme esperado para cenar juntos, en familia.

Rebecca apartó la mirada y luego, se encogió de hombros. No podían ser una familia, no cuando ella no sabía muchas cosas de él. Sin palabras que decir, Daniel se acercó lentamente al baño cuando de repente todos los allí presentes oyeron el teléfono de Daniel sonar.

Cogió su móvil y alg
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