-Su majestad ya están de vuelta..._Sale Wilfred a recibirlos.Ya habían vuelto de su cacería y el ganador había sido Charle cazando a un ciervo, el resto habían logrado cazar conejos y zorros. En su regreso al castillo Kyle y Charle le insistían porque querían ir a conocer a la susodicha, era mucho el interés ya que le primera vez que oyeron de ella al momento la asimilaron como una "bestia" por como Arthur decía que se vestí y como era, nada una damita para andar corriendo y saltando por ahí, pero con lo que ahora habían escuchado, parecía que había sido educada.-Wilfred ¿Dónde está Amalia?..._Preguntó Arthur.-La reina se encuentra con la tutora y el príncipe William..._Responde recibiendo el equipo de cacería.-Bien, iré ahí.-Si su majestad...-Oh y Wilfred.-¿Si su majestad?-Cierras las piernas..._Dice haciendo obvia referencia a que anoche se había acostado con Kyle.Luego de que Arthur dijera estas palabras, Wilfred abrió la boca para decir algo, pero la risa de Charle le int
El almuerzo había acabado y ya todos se estaban retirando para seguir con sus labores. Charlotte se fue con Amalia y el príncipe de nuevo a la sala de aprendizaje para seguir con su trabajo. Por otro lado el trío de reyes se fueron al despacho de Arthur, este estaba sentado en su silla tras el escritorio revisando algunas peticiones y cartas, mientras Kyle y Charle estaban sentados en los sillones mirando a Arthur, esperando a que tome la iniciativa de armara un plan para pasar tiempo con Charlotte, pero no, ahí estaba sentado su amigo, trabajando y no dándole importancia a algo único que debe de aprovechar.Arthur a pesar de estar sumido en su trabajo, escuchaba a sus amigos armar un plan sin su consentimiento, era increíble que ellos se motivaran más que el para esto, pero no había nada que pudiera hacer. Había contratado a Charlotte para enseñarle a su hijo, si de la nada cancelaba una clases solamente llevarla a cazar sería algo muy extraño para ella de seguro.Aun no podía creer
La cena transcurría en un cálido ambiente, y aunque Dalin sentía que Charlotte estaba ansiosa no quiso abordar a su amiga con sus preguntas. Esperaría a que Charlotte se sintiera cómoda para hablar y la escucharía atentamente.Cuando la cena acaba se despiden y Dalin abandona la casa junto con su pequeña hija. Charlotte sabía que su amiga estaba preocupada por ella, pero no podía decir nada, no por ahora. Sin más que hacer organizó la cocina mientras esperaba a Nala, su mente estaba absorta de tanta cosas, no podía dejar de pensar en como Nala la había reconocido y luego estaba también el recuerdo de Arthur siendo amable con ella, ambas situaciones estaban por volverla loca. Habiendo terminado con la cocina toma asiento en uno de los sillones, toma uno de los libros y los ojea mientras espera. Sabe que Nala podría tardar en venir, pues no debe ser vista saliendo a tan altas horas de la noche. Las horas pasan y Charlotte anota las paginas que le hará ver a sus alumnos al día siguiente
Los toques insistentes en su puerta la despertaron de su profundo sueño, se quejó del ruido y si más se levanta. Va hacia la puerta y mira por la venta antes de abrir, Dalin está con sus alumnos esperando a que abra. Alarmada corre a cambiarse de ropa, ve la hora y ya son pasada de las una del día. ¿Qué había pasado? Nunca había dormido tanto tiempo, siempre despertaba temprano, lo máximo era dormir hasta las once, pero en los fines de sema se daba ese lujo, del resto no.Apenada volvió cambiada y abrió la puerta, Dalin le preguntó que le había sucedido, pues había estado tocando la puerta desde hace mucho rato. Charlotte solo se excusó diciendo que estaba muy cansa y por eso había seguido de largo durmiendo. Para cambiar el tema le enseña los libros a sus alumnos, estos emocionados los abren y gritan agradeciéndole a su profesora, al fin tenían los libros que les faltaba, pero aunque antes no lo tuvieran, Charlotte les hablaba de su conocimiento sobre la historia de Neria. Cuando los
La mañana en el castillo estaba diferente, pero en especial Arthur se veía diferente este día. Estaba muy sonriente y de muy buen humor, incluso había saludado de buena manera a Amalia, quien no pasó por alto aquella acción. Junto con su dama de compañía miraban a Artur ir de aquí para allá asegurándose de que los empleados llevaran todo lo necesario en su día de caza, a diferencia de en otras ocasiones que solo llevaba agua, esta vez pidió que también se empacara comida.Por un momento Amalia pensó que tanta alegría se debía a la repentina llegada de la madre de Arthur, lo cual era un poco extraño ya que con anterioridad el jamás se ponía de esa manera con las anteriores visitas de la señora. Así que descartó que esa fuera la razón, su pregunta seguía sin respuesta y aunque le preguntaba a los empleados más cercanos a Arthur, ellos tampoco sabían a que se debía tal felicidad.Sabiendo que no habría respuesta para tal pregunta, ignoró la gran curiosidad y salió a recibir a Charlotte.
¿Había algo que agradecer en esta vida? Pues sí, Charlotte agradecía que el viaje fue corto para no estar sumida en ese eterno e incomodo silencio junto a Arthur, ninguno jamás se atrevió a decir palabra alguna, Charlotte porque consideraba que era de mala educación hablarle al rey sin su permiso y Arthur porque no dejaba de atormentarse que era lo que le iba a decir en cuanto sus amigos los dejaran solos.Los cuatro bajaron de los carruajes y miraron a su alrededor estirando sus cuerpos, preparados para su entretenida actividad se equiparon y se adentraron al bosque. Charlotte miró a su espalda y no vio a ningún guardia o asistente que se encargaría de recoger el cuerpo herido de los animales, esto era algo extraño, los reyes jamás salen a cazar sin ellos, aparte de que los atienden también les cubren las espalda por si llegara algún atentado, ahora más que nunca no deberían de ir tan desprotegidos con los rebeldes haciendo y deshaciendo a su paso.-Disculpe sus altezas. ¿Puedo pregu
¿Cómo debía sentirse? ¿Qué había sucedido? Desde que regresó del castillo no dijo palabra alguna en todo el viaje, algo que no pasó desapercibido para los guardias que siempre la acompañaban de regreso a casa, pero obviamente no preguntaron la razón, no era un tema de su interés y debían seguir las reglas.Charlotte no dejaba de pensar en ese tipo de cercanía que había tenido con Arthur, ¿era normal eso? No, definitivamente la palabra "normal" estaba fuera de esta situación tan descabellada. Un rey jamás tenía ese tipo de cercanía con una plebeya como ella y menos aunque fuera la tutora de su hijo el príncipe. Hay límites que no se deben cruzar, y hoy se cruzó uno cuando tuvo tal cercanía con Arthur, si otra persona hubiera estado presente la habrían tachado como una mujer descarada que no sabe respetar y conocer su lugar. O también estaría en los periódicos como la villana que quiere quitarle el puesto a la Reina Amalia. El reino te come en segundos por un mínimo error que cometas.
Arthur no dejaba de dar vueltas por toda la habitación, no sabía si había hecho mal y ahora Charlotte se sentiría incomoda a su lado, o ella ignoraría lo que casi sucede hoy. Porque el no comprende que sucedió con el mismo, primero se había puesto nervioso al ver su espalda desnuda, no queriendo que sus amigos se dieran cuenta de ello y la miraran, le ofreció su abrigo, pero cuando se lo había acomodado en sus hombros, sintió esa cercanía tan cómoda con ella, era algo que anhelaba desde hace años, y hoy por fin lo había conseguido. Incluso había tomado su delgada mano, ese simple toque anhelante le permitió sentirse completo, quería seguir sosteniendo esa mano, no soltarla nunca y protegerla de todo su alrededor.Incluso su corazón bombeo alegre al ver sus mejillas rojas por su cercanía, ella podría haber sido "correcta" y alejarse, pero no hubo alejamiento por su parte, sino hubiera sido por el llamado de Charle, estaba completamente seguro de que la habría besado sin pensarlo, lo qu