_ Te da permiso tu marido, que es lo que soy ahora, te has portado muy bien en la fiesta y te mereces un orgasmo. — No dejaré que nadie más te toque, esta noche me has demostrado cuánto me quieres, así que nadie te tocará porque necesito saber que el hijo que me vas a dar va a ser mío, aunque haces años me hice una vasectomía reversible. _ Me dijo _ De acuerdo, haré todo lo que me pidas, te amo Eric _ contesté Seguimos trabajando en el hospital sin problemas, llevándome mi marido a cenar a lujosos restaurantes, hicimos varios viajes los dos solos, regalandome Erik un juego de joyería que lo lucía cada vez que teniamos algún evento o alguna recepción siendo la envidia de muchas. Hicimos varias fiestas en casa, tratando Erik siempre con respeto, haciéndome pensar que se acabó la sumisión ya que eramos una pareja como otra cualquiera. Hasta que se me ocurrió hacer una fiesta de intercambio de pareja en nuestra casa, meses después, en esa fiesta hubo de todo, cuerdas, velas, sumisas, c
Mark y yo firmamos los papeles de nuestro hijo, Johana siguió intentando convencerme de que me marchara con ella a su casa y dejara a Erik, pero yo tenía claro que me tenía que ir con mi marido, con mi amo. El día que me dieron el alta, llamaron a mi marido para que me recogiera en el hospital, marchándonos del hospital enseguida, sin que mi marido me dejara ver a mi hijo. No dije nada porque mi amo para mí era el que siempre tenía razón. Cuando llegamos a nuestra casa estaban Liam y Mery, me dieron el pésame, dejándome extrañada, pero no me atreví a preguntarles nada, quedándose ellos dos a cenar con nosotros. Erik, me puso un collar de metal en el cuello con una cadena atada, como señal de que era ya su sumisa, teniendo que dormir en otro dormitorio, ya que mientras varias noches a la semana mi marido dormía con Sandra o con Mery, haciéndoles el amor mientras yo no podía dormir, escuchando les gemir y gritar, pero era mi amo, y el amor de mi vida. Me quitaba el collar por las mañana
— ¿Te acuestas con ella? Porque sigue siendo mía — contestó Eric — Ya no es tu mujer, nos vamos a casar ella y yo y será mi mujer, es la madre de mi hijo Erik — contestó Mark cogiendo mi cintura con su brazo pegándome a su cuerpo — Katia esto no ha terminado, te lo aviso — dijo Eric marchándose Me puse enfrente de Mark acariciando con mi mano su mejilla. — Gracias — le dije mirándonos acercando Mark sus labios a los míos, besándonos con deseo mientras Johana nos aplaudía. — Te amo, no lo puedo negar más — me dijo Mark — Yo siempre te he amado Mark, ¿podrás perdonarme algún día? Me fui a vivir con Mark a su casa días después, la habitación de nuestro hijo era preciosa, todo pintado en azul con nubes blancas, su cuna con dosel, su moisés, la bañera, un armario para su ropita y necesidades. Mark y Johana prepararon su dormitorio con un gusto exquisito. La primera noche que pase con Mark, Johana no nos dejó traernos a nuestro hijo con la excusa de que necesitábamos estar solos. Ya
Acarició mi mejilla, mis labios con sus dedos, pasando su lengua por mis labios mordiéndome el labio inferior estirándolo para llevárselo a su boca. — Yo fui uno de los que te clavaron la estaca por el culo en aquella fiesta que fuistes con tu marido, así que cállate y haz lo que te he dicho o mañana todo el hospital sabrá quién eres, zorra — contestó No me quedó más que desnudarme y ponerme de rodillas delante de él, ya que no quería manchar el buen nombre de Mark en el hospital donde era el dueño, aunque me sintiera como una puta. Se sentó en una de las camas, cogió mi pelo metiéndome su miembro en la boca hasta mi garganta, moviéndome él y faltándome el aire a mi, me echó la cabeza hacia atrás apretando su boca con la mía moviendo su lengua como si de una lagartija se tratara, con su mano cogiendo mi pelo, me levanto del suelo, cogió la regla que llevaba, azotando mis nalgas con fuerza haciéndome sentir bastante dolor. — Dime, amo azótame más — me dijo — ¿Quién es tu amo Puta?
Subí a mi dormitorio dejando la pequeña maleta que me lleve al lado de mi cama, cuando iba a dejar el bolso, empezó a sonar mi móvil que estaba dentro, lo cogi mirando muy nerviosa para ver quien me llamaba, conociendo muy bien el número de quien me llamaba, apague mi móvil, dejándolo otra vez dentro de mi bolso, acercándome hasta la cocina donde estaba mi madre.Por la noche estábamos mi madre y yo hablando en la cocina, cuando escuchamos cerrarse la puerta de la casa, entrando mi padre poco después en la cocina, mirándonos los dos fijamente a los ojos., mientras mi padre me miraba muy sorprendido al verme en la casa, — Mi pequeña Katia, cariño ¿cómo estás? no sabes cuanto tu madre y yo te hemos echado de menos — me dijo mi padre mientras nos abrazábamos— Estoy muy bien papá, he venido para quedarme unos días con vosotros — le respondí— Y mi nieto ¿como esta, porque no lo has traído? — me preguntó— He venido yo sola, porque necesito unos días para relajarme, pero no os preocupei
Por la mañana me despertó la luz que entraba por la ventana que había en el dormitorio, me levanté, entré en el cuarto de baño para asearme, marchando después a la cocina ya que no tenía ropa mía en el lugar donde estaba. Cuando entre en la cocina, me di cuenta de que no había nadie por la casa, abri la puerta mirando el exterior fijandome que el coche donde habíamos venido tenía las llaves puestas en el contacto, me subí al vehículo y cuando ya lo arranque para marcharme de aquel lugar, me fije que habia alguien asomándose por la puerta de la casa. Me marché de allí quemando ruedas pero pensando en que era mi salvación. Me dirige a mi pueblo, porque sabía que mi padre me ayudaria a esconderme por algún tiempo hasta que saliera el juicio contra el que entonces era mi marido, pero a mitad de camino el coche empezó a fallar, dandome cuenta de que se había quedado sin gasolina. Me baje del vehiculo dejandolo en medio del arcen, me fui andando mientras intentaba parar a algun vehiculo qu
Cuando el avión aterrizó después de varias horas de vuelo, bajamos las escaleras acercándonos a una limusina que había aparcada en la misma pista de aterrizaje y al lado del avión, cuando ya estábamos donde el vehículo estaba aparcado, mi padrino me presentó al chofer antes de subirnos los dos a la limusina sentandonos los dos en los asientos de cuero negro. No sé cuánto tiempo tardamos ni cuantos kilómetros hicimos, ya que me quede mirando por la ventanilla del vehículo el paisaje, todo era precioso aunque estaba lloviendo bastante, se podía apreciar la belleza de aquel hermoso paisaje. El chofer paró la limusina delante de la puerta de una casa antigua, pero que me pareció, que guardaba muchos recuerdos en las paredes exteriores, entramos en ella acercándose a nosotros dos mujeres vestidas con uniforme, saludando primero a mi padrino con una sonrisa cada una en sus rostros.— Katia cariño, te presentó a Anastasia, mi ama de llaves y a Flor la cocinera, ellas dos son las que me cuida
Cuando ya estaba la comida preparada en la mesa, mi padrino y yo nos sentamos en las sillas del salón para comer, aunque yo no tenía mucha hambre ya que tanta emoción junta, mi estomago no me permitía comer lo que yo hubiera querido, una vez que terminamos, me marché a mi dormitorio para vestirme, adecuadamente para la entrevista con el amigo de Aaron, aunque ya sabía que me iban a aceptar, preferi vestirme con una falda de tubo, una camisa del mismo color que la falda y una chaqueta, me pinte la cara con colores muy suaves, me puse unos zapatos de tacón que encontré en el vestidor de mi dormitorio y que dio la casualidad de que eran de mi misma talla de zapato, cogi mi bolso marchandome del dormitorio hacia el salón donde mi padrino ya me esperaba para marcharnos. Cuando entré en el salón, Anastasia que estaba al lado de Aaron, se acercó a mí dándome un beso en la mejilla, deseándome mucha suerte. Mi padrino y yo nos marchamos fuera de la casa donde ya nos esperaba el chofer con la p