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- ¡Entonces dime cómo está! Exclamó su amiga Lily.

Zola sonrió mientras doblaba el pijama de su futuro bebé.

- Ella es gigantesca, me siento como si estuviera en una pequeña nube. Confió Zola, abriendo la gran ventana que daba al mar.

- ¡Él no hizo las cosas a medias! Te lo mereces mi amor.

Sintiendo la emoción en su voz, Zola sintió que lo abrazaba.

- Por cierto, ¿dónde está? Preguntó su amiga.

- Fue al antiguo negocio de su padre. Murmuró un poco ansiosa, ya que él había decidido tomarla de la mano.

Porque si lo piensas bien, aquí también, Raphaël tenía viejos fantasmas.

- Efectivamente, puede reabrirlo, Vladímir me dijo que era imbatible en los números.

Zola suspiró mientras escudriñaba el horizonte.

- Al parecer, algunos de los antiguos colaboradores de su padre dejaron sus trabajos para volver a la empresa.

¡- Eso es genial! Significa que confían en él.

Con el estómago revuelto, Zola dejó la fabulosa vista de los ojos para regresar al dormitorio.

- Me di cuenta de que estaba ansi
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