David se acercó y le dijo. “Mi papá … se la llevo”. Carlos miró al chico y después de unos segundos trato de hablar tranquilo. “¿Por qué? Marina me dijo que habían arreglado sus asuntos, ¿Por qué se la llevaría tu papa?”. Alonso le dijo. “Erick recordó todo”. Carlos se cubrió la cara con frustración. Después suspiró hacia el cielo. Se giró y caminó a la salida del lugar quitándose torpemente la corbata. Estaba furioso, necesitaba encontrar a Marina y pedir una explicación. Caminó al auto donde su padre lo esperaba, cuando vio a su hijo girar y regresar se imaginó lo que pasó, es por eso que él quería que se casaran lo más pronto posible, el padre de David rondaba a Marina y podría dejar a Carlos. Carlos subió al auto en silencio, su padre no dijo nada. Carlos se quedó mirando a la nada por un tiempo, estaba apretando fuerte el volante, después de unos minutos suspiró profundamente y se recargó en el asiento cerrando sus ojos. Después de un tiempo dijo. “No debí presionarla con casa
Él suspiró besando su mejilla, sus manos no dejaban de tocarla, ella trataba de alejarse, pero Erick más la abrazaba, se dio por vencida y trató de hablar civilizadamente con él. Tocaron a la puerta, desde el otro lado la azafata les notificó. “Señor Estrada aterrizaremos en 20 minutos”. Erick sonrió. “Bien”. Tomó el rostro de Marina plantándole un largo beso en el que ella se perdía completamente. Al alejarse él sonrió mirando su rostro, sus ojos cerrados y mejillas sonrojadas. Tomó su mano y salieron de la pequeña habitación, la llevó a uno de los asientos y abrochó su cinturón, ella no se negó, necesitaba aterrizar y ya pensaría que hacer para volver a casa. Al bajar del avión observo alrededor, estaba lleno de palmeras y el calor era abrasador. “¿Dónde estamos?”. Marina le preguntó. Erick la miró mientras le colocaba un sombrero de playa. “Hawái”. Marina asombrada abrió sus ojos. “¿Qué?”. Erick beso sus labios rápidamente. “Siempre he querido venir aquí contigo”. Marina n
Erick la miraba de vez en cuando, suspiro al ver la forma en que ella se comportaba. “¿Por qué te mudaste de la vieja casa?”. Ella miró al mar. “Tenía un nuevo trabajo donde me pagarían más, pero quedaba lejos, tuve que mudarme”. Erick asintió. “¿Por qué cerrarse el taller?”. Marina rio triste. “No pude administrarlo correctamente, los clientes empezaron a quejarse y los problemas de dinero empezaron, tuve que cerrar”. Erick apretó su mano algo molesto, en parte era su culpa él llevaba toda la administración del taller. “Lo siento Marina”. Marina se detuvo mirándolo. Erick se puso frente a ella. “Siento no estar contigo todo este tiempo, se que fue duro para ti”. Ella lo confirmó. “Lo fue y mucho, pero por mi hijo salí adelante”. Erick miro sus ojos. Y acaricio su mejilla. “Dame la oportunidad de compensar todo”. Ella se limitó a decir. “Estoy cansada, quiero volver”. Erick asintió, no quería presionarla. Al regresar, Marina camino rápido a una de las habitaciones y cerró l
Erick profundizó el beso, atrayéndola más y moviendo sus manos por su cuerpo. Ella se aferró a su cuerpo sintiendo el calor que emanaba de Erick, la cargó y la llevó a la cama, delicadamente la recostó y nunca dejó su boca, poco a poco el bajo a su cuello a su pecho su vientre y más abajo… Marina gimió por tantas sensaciones que Erick le producía, cuando estuvo lista Erick la allanó lentamente, no había vuelta atrás, la beso por todo el cuerpo e hizo que ella llegara a lo más alto. Juntos disfrutaron de sus cuerpos como hacía ya años, respiraban con dificultad al terminar, Marina se abrazó a él y Erick la atrajo quedando abrazados en la cama. El corazón golpeteaba frenéticamente y trataban de recuperar la respiración. Erick le susurro. “Te amo”. Marina se acurrucó más. “Yo también te amo Daniel”. Él sonrió, al fin había cambiado su nombre. “Duerme un rato”. Marina se acomodó y se quedó rápidamente dormida. Varios días pasaron y esta vez sí disfrutaron juntos el viaje, Marina est
Erick trató de convencerla. “Por favor estoy muy preocupado, ella no tenía dinero cuando llegamos aquí, solo quiero saber si está bien”. La anciana asintió y lo dejó pasar. “Es la puerta al final”. Erick asintió y caminó hacia la habitación. Al entrar observó la pequeña habitación, había dos camas, en una de ellas encontró a Marina durmiendo. Él se acercó y suspiró ya más tranquilo. Se sentó en la esquina observándola. Acaricio su rostro recogiendo algo de cabello, ella sintió el calor y abrió los ojos lentamente. Erick le reclamó. “¿Por qué huiste?”. Marina se levanto sentándose. “Tu esposa… está embarazada”. Erick sintió. “Lo sé, pero ese bebe no es mío”. Marina frunció el ceño. “Que?”. Erick le explicó algo incómodo. “Ese bebe… es de mi padre. Ellos son amantes”. Marina se quedó en shock, no podía creerlo. “Ella y tu padre”. Erick asintió. “Es algo difícil de contar hubiera preferido no decírtelo, pero las circunstancias me obligan, no estoy muy feliz con todo lo que mi
Erick negó. “Todo ese poder y prestigio del que hablas nunca te perteneció, sé que eras solo un empleado en la empresa y embaucaste a mi madre para que te dejara todo antes de hacerla desaparecer” Erick siguió. “La encontraré pronto y le devolveré todo lo que es de ella, tu pagaras en la cárcel”. El hombre mayor se exaltó. “¡Todo es mío! ¡Yo trabaje por ello! ¡No puedes quitármelo!”. Varios hombres entraron a la oficina, eran agentes especiales que llevaban el caso de lavado de dinero. El señor Raúl los observó y se oprimió el pecho. Tenía dificultades para hablar. “No... me quitarás …nada…” Cayó en el suelo inconsciente. Tamara se acercó asustada y lo movió. “Raúl, Raúl”. Miro a Erick. “¡Mira lo que le hiciste a tu padre!”. Erick solo la miraba fríamente, giró para ver a los hombres. “Llévenlo al hospital para un chequeo, vigílenlo hasta que se lo lleven preso”. Los hombres asintieron y se lo llevaron. Tamara miraba a Erick con miedo. “Erick…nuestro hijo…” Erick negó callando
Erick le dijo lo que pasó. Marina lo escuchaba atenta. Erick se levantó quedando encima de ella. “Podremos casarnos cuando termine el trámite, Tendrás una gran boda”. Él le explicaba emocionado. “Será en un gran salón, con muchos arreglos y comida de primera, un gran grupo musical y…” Ella sonreía, pero tomó su rostro. “No quiero una boda lujosa, puede ser algo sencillo en la playa con nuestros amigos”. Erick la miró detenidamente. “¿Segura?”. Marina sonreía asintiendo. “No necesito lujos, solo te necesito a ti y a David a mi lado”. Erick beso sus labios rápidamente. “Entonces se hará como tú dices”. Se levantó cargándola en sus brazos. Marina se abrazó a su cuello. “¿A dónde vamos?”. Erick le dijo. “A darnos una ducha y después salir a un buen restaurante a celebrar”. Comieron juntos muy amenamente, hablando de todo un poco, ambos estaban felices de estar juntos de nuevo, regresaron al departamento para recoger sus maletas para buscar a la madre de Erick. Llegaron al aeropu
Los ojos de la mujer se iluminaron sabiendo que tenía un nieto. “Es bueno saber que no te casaste con esa niña... Tamara”. Erick y Marina se miraron entre sí. Erick le dijo a su madre. “Si me case con Tamara por ordenes de mi padre, pero estoy con los trámites de divorcio pronto me casaré con Marina”. La mujer los miró a ambos y suspiró. Al final Raul hizo lo que quiso todo el tiempo. Erick le contó todo, desde lo que pasó con Miranda, como él se fue, su accidente y todas las cosas que hizo su padre. La mujer lloraba en ratos por todo lo que se enteraba, Flora la abrazaba escuchando la historia, también estaba temerosa de todo lo malo que hizo el hombre. Más tarde, Erick se despidió y quedaron de verse al día siguiente, Erick caminaba junto a Marina en silencio. Marina se detuvo quedando frente a él. “¿Cómo estás?”. Erick se acercó y la abrazó. “Mejor ahora que sé dónde está mi mamá, no la culpó, es como dice ella yo solo era un adolescente y Miranda era muy pequeña, además cu