CAPITULO 40

Alexandra llega con ayuda de Isaías a una playa, se siente muy débil después de aquel flechazo, pero no le queda más que seguir luchando.

—¿Cómo están mis bebés?— desde hoy el bebé de Cassandra es otro hijo, quizás no llegara hasta el destino que tenía contemplado.

Isaías decide cuidar de ella hasta que se recupere, cuando Ezequiel su amigo, contrato sus servicios para el escape no le pregunto nada, peor sabía que el médico hacia esto por el bien de alguien.

Alexandra se sentía aterrorizada, lo primero que hizo fue tomar a su bebé en brazos, sus ojos color púrpura estaban desapareciendo ahora con un color miel.

El anciano le aseguro que su hija tenía la sangre de una Alfa fuerte de linaje limpio, pero ella sabía que esto no era así, desconocia su propia verdad.

— Mañana vendra el doctor, es la parte del trato que cerramos antes de regresarla a través del mar a su hogar — le explicó el lobo Isaías.

Ella asintio con la cabeza, abrazo a los bebés y juro ante la luna llena de