En cuanto Audrey entró al lugar sus ojos se toparon con los de William, quien al verla se levantó de su asiento, ella no le sonrió como siempre había hecho, no podía, ya que después de que la última vez que se habían visto, él la había tratado tan mal.
William que no quitaba sus ojos de los de ella, inmediatamente se dio cuenta que ya no era virgen, que a pesar de que seguía con su mirada de niña, también había un brillo especial y eso le dolió, ella se suponía que sería suya, su mujer, la madre de sus hijos y nada fue como pensó.
—Hola —saludo en cuanto llegó junto a él. Su voz sonó sin ningún sentimiento y eso le dolió a William, ante todo Audrey era su mejor amiga, y no podía perder eso también, él había tenido la culpa en todo y
—Hola querida hija — a Audrey el corazón se le detuvo, sus miedos empezaron a salir, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, su primera reacción fue huir, pero en cuanto hizo intento de huir, su padre la detuvo. — ¿A dónde crees que vas pequeña zorra? — Audrey se volvió con sus ojos llenos de lágrimas y pánico, su estado no la dejaba pronunciar palabra alguna, ni siquiera podía controlar los latidos de su corazón que iban muy rápido. Cuando por fin conectó su lengua con el cerebro e hizo a gritar, pero una vez más su padre se adelantaba y de un manotazo en el rostro la tiró al piso. — Ni siquiera se te ocurra complicarme nada — la tomó por los cabellos y la levantó del suelo. — Vamos a salir por detrás y no quiero que intentes ninguna estupidez.…Gael mi
Audrey no podía dejar de llorar, el miedo dominaba su cuerpo, no quería hacer o decir algo que molestara a su padre. Su pánico iba en aumento cuando vio que en el auto entraba Malcolm y esas dos mujeres que la miraban con odio.—Se te acabó el reinado zorra — Rachel estaba llena de odio con esa mujer que le había quitado a Gael. — Voy a gozar esto.Todas las miradas hacia ella eran de odio y envidia pura. Estaba perdida, porque sabía que Gael no sabía nada de lo que estaba pasando.—Fede, tenemos compañía — dijo Indiana mirando por la ventana. El hombre se acercó a dónde se encontraba la rubia y de inmediato se tensó al ver quién era, Federico buscó con la mirada a Malcolm.—Llévala arriba de una vez y empieza a prepararla — la sonr
Montserrat miraba su celular preocupada, se giró hacia las chicas que la veían a la espera de una respuesta.—Bueno, resulta que los chicos sí están juntos, sí estaban vigilando a Audrey, pero no por lo que nosotros creíamos. —Jenny frunció el ceño al oírla, Mason no había sido sincero y ella lo supo.—¿Entonces por qué? — Montserrat las miró y suspiró antes de hablar.—Audrey está en peligro, al parecer ellos estaban ahí para protegerla.—¿De William? — preguntó Jenny, sin saber por qué motivo empezaba a sentir su corazón ir muy rápido.—No, del que se supone es el padre.—Maldita sea — dijo Jenny y salió corrien
Audrey sentía su piel arder, y aunque quería llorar, no lo hacía, estaba cansada de mostrarse débil, de hacerles ver como la dañaban.—Tu calvario apenas comienza, así que vamos a ver que tan fuerte vas hacer. — Federico la conocía bien, sabía que si se lo proponía podía hacerla sentir miserable. Ella lo miró y aún no entendía que vio su madre en él, si ella fue tan buena. Federico se acercó a ella y empezó a recorrer con sus manos el cuerpo de su hermosa hija, Audrey sentía asco y repulsión, no quería que ningún hombre que no fuera Gael la tocara, y menos uno que se suponía era su padre, por lo que en un acto reflejo y por querer salir de ahí, alzó su rodilla y lo golpeó en medio de las piernas, el hombre empezó a quejarse de dolor, el golpe había sido certero, hiz
Gael besaba la espalda de Audrey con una ternura infinita, había pasado un mes desde que su mujer había pasado por el segundo susto de su vida al igual que él.—Si sigues consintiéndome de esa forma, me vas a mal acostumbrar y voy a querer pasar así toda mi vida — le dijo sumergida en esas sensaciones tan placenteras que su hombre le daba, Gael se detuvo por un momento, incluso se incorporó un poco y ella lo notó, por lo que giró su cabeza para mirarlo —¿Qué pasa? — preguntó preocupada pensando que había dicho algo malo.—¿Pasarías el resto de tu vida conmigo? — dijo con miedo de que ella le dijera que no, tenía el anillo comprado hace casi un mes, un día sus hermanos lo acompañaron a escogerlo, pero no se atrevía por miedo a que dijera que no, o que era muy pronto, pero &eacu
Audrey salió a hacer su show como llevaba haciéndolo hacía casi un mes, con una gran sonrisa y entusiasmo, realmente se había convertido en la sensación del club, todo el mundo llegaba a verla a ella y Gael se sentía muy orgulloso de ella, nadie, absolutamente nadie le faltaba el respeto, por el contrario, todos sabían que era la mujer del dueño del lugar, pero igual sentía celos, porque sabía que todos esos hombres deseaban a su mujer.En cuanto terminó el show ella agradeció y bajó de la tarima, detrás de las cortinas la esperaban Jenny y sus cuñadas.—¿Qué hacen aquí? — preguntó sorprendida.—Hoy tenemos un show especial — dijo Jenny sonriendo como el gato de Alicia.—¿Así?&mdas
Gael se encontraba realmente nervioso mientras sus hermanos se encargaban de molestarlo, esos tres se habían vuelto muy unidos, era increíble cómo eran ellos. Con Diego y Camila también se llevaban de maravilla pero esos trillizos tenían una gran conexión. A pesar de que tenían casi cuatro meses de saber que eran trillizos, era como si hubieran crecidos juntos, tanto Gabriel como Andrew viajaban todos los viernes con su familia para ver a su hermano y estar con ellos, había pasado ya un mes desde que Gael le había propuesto matrimonio a Audrey y desde que supo que sería padre, por lo que él mismo decidió que le daría solo un mes a Audrey para que pudiera organizar la boda de sus sueños, le dijo que podía gastar lo que quiera, porque el dinero era lo de menos, obviamente tanto sus cuñadas, su suegra y Jenny dijeron que le ayudarían.Audrey
En ese momento se encontraban en la isla Maldivas, Kaelyn y Andrew se iban a disfrutar una semana juntos lejos de todo como hacían una vez al año y tuvieron la gran idea de invitar a Gabriel y a Gael, los cuales hablaron con sus esposas y ellas aceptaron. Susana no dudó ni un segundo en quedarse con todos sus nietos en Canadá, dónde había encontrado un lugar hermoso y amplio para la gran familia que tenían.En ese momento cada pareja se encontraba en sus respectivas habitaciones, haciendo lo que más les gustaba hacer, el amor, fuerte, salvaje y apasionado.Audrey jadeaba al sentir como Gael la penetraba con fuerza desde atrás mientras él la tenía de cuatro, ese hombre sin duda alguna nunca dejaba de excitarla, de hacerla sentir la mujer más hermosa.—¡Ah! Audrey — dijo Gael llegando junto con ella al cl