Julián Vermont.+++

La rabia que alberga el corazón de mis hijas es fruto de mis acciones, recuerdo cuando Mary me dijo que estaba embarazada, fue un día lleno de alegría para mí no acababa de la emoción, llegué muy contento al trabajo solo que ese día no fue el mejor, perdí el caso que estaba defendiendo por consiguiente pague mi amonestación.

No le conté a Mary lo que me pasó ese día, de hecho no mejoró mucho la situación, nació Lucy y ver esa niña de mejillas rosas y ojos azules me cautivó, sus primeras palabras, sus primeros pasos, su primer día de colegio, complementaron mis días, hipoteque la casa sin decírselo a mi esposa y era algo que no me dejaba dormir, las deudas incrementaban y su salario era insuficiente.

Se embarazo de Anna, en aquel entonces ella trabajaba tiempo completo en el hospital, casi no nos veíamos y llegó el momento que lo consideré que era mejor.

Anna nació, tan parecida a mí, una niña muy bella, creció tranquila, simpática e introvertida.

Las deudas me ahoga