Samuel.

Si hay algo que me encanta de mi esposa son sus ganas de salir adelante, maduró muy rápido a diferencias de otras que estarían culpando a sus progenitores por su mala vida o llevando una vida de excesos, ella sabe lo que quiere y es ser feliz sin depender de alguien cuando ella puede solventarse.

Entro a la recamara, Lucy está en su tocador colocándose crema corporal, me encanta su olor.

Me acerco abrazándola por la cintura pegando su espalda a mi pecho –Hules delicioso nena – la giro para tenerla de frente sin dejar su cintura, ella se pone de punta para dejarme un beso en los labios cosa que no lo dejo pasar, sus labios son mi veneno.

La levanto al instante envuelve mi cadera con sus piernas, la llevo a la cama colocándola en ella, aprovechamos estos momentos para amarnos, sentirnos piel con piel no tiene precio, amo a esta mujer y agradezco a la vida que me la encontrara, no me arrepiento de nada, aunque no haya engendrado a el hermoso niño de ojos azules que tenemos lo si