“Gracias”. Joel le dio una palmadita en el hombro a Damien. Él estaba conmovido. “Para ser sincero, mi salud ya no es tan buena como antes, así que les dejaré la Corporación Yule a ti y a Melanie”.

“Es lo que se espera de mí”.

En cuanto Damien dijo eso, surgió una conmoción en la puerta.

Alguien gritó, “El Presidente Hill está aquí”.

Shaun era actualmente el jefe de la familia Hill y ya no era el Primer Joven Amo Hill que solía ser.

Llevaba un decente traje negro de doble botonadura, que combinaba con una camisa azul y un corbatin. El atuendo lo hacía ver bien vestido y esbelto. Con sus rasgos prominentes y su rostro exquisito, todos no pudieron evitar jadear ante su atractivo.

Las luces en el comedor lo iluminaron.

Su edad no importaba. De hecho, este hombre era como el vino, cuanto más envejecía, mejor sabía. No solo era más guapo, sino que también desprendía un sentido más fuerte de elegancia y autoridad.

Atraída por su presencia, Melanie lo observó con admiración desde la