Freya se sorprendió. La persona que Ryan había traído realmente no era mala.

“Esta es mi amiga, Eliza Robbins”. Freya inmediatamente fue al lado de Eliza.

“Encantado de conocerla, Señorita Robbins”. Max extendió su mano cortésmente.

Eliza le estrechó la mano.

Cuando sus miradas se encontraron, todo estaba calmado.

Chester los miró con frialdad. Todos eran adultos. Sabía lo que Ryan y Freya estaban pensando.

Sin embargo, ¿a Max le gustaría Eliza?

Él simplemente podría tener una aventura con ella.

“Estaba a punto de descansar, Señor Langston. ¿Por qué no juegas por mi? Hablaré con Ryan”. Freya le pasó la raqueta a Max. “¿Qué tan bueno eres en bádminton?”.

“Más o menos”.

Max se paró al otro lado. Eliza sirvió primero.

Ambos jugaron. La partida duró decenas de golpes.

Eliza a veces hacía tiros complicados, pero Max pudo recibirlos todos. Jugaron y estaban en sintonía entre sí.

Mientras Freya miraba desde un lado, suspiró. “Tu amigo es muy bueno”.

“No me va tan mal en comparac