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Una vez que Jessica regresó a su antigua casa, le envió un mensaje de texto a su secretaria para informarle que hoy se tomaría el día libre y que su secretaria podría ir a buscarla en su casa si había algo importante.

Después de ducharse, Jessica volvió a su cama y se durmió.

No sabía cuánto tiempo había dormido cuando la despertó el sonido del timbre de la puerta.

Se sentó con dificultad, y descubrió que le dolían las piernas cuando las doblaba. Le dolía tanto que se sentía como si algo se hubiera desgarrado.

Cuando finalmente se vistió y caminó hacia la puerta para abrirla, vio a su secretaria, Luna y a Harold.

Harold tenía algo de comida en una mano y flores en la otra. Preguntó con preocupación: “Luna dijo que estabas enferma, así que vine a visitarte. ¿Cómo te sientes?”.

Mientras hablaba, extendió la mano para tocar la frente de Jessica.

“Estoy bien”. Jessica lo evitó con el ceño fruncido.

Harold estaba un poco avergonzado con su mano congelada en el aire. Cuando vio es