“Papá, sé que es posible que no estés acostumbrado a que no sea tu mano derecha, pero puedes contratarme como asesor especial. Todavía puedes encargarme asuntos que no puedas confiarle a otras personas. Además, planeo obtener un doctorado. Aún soy joven. Quiero pasar más tiempo estableciéndome. Para ser honesto, solo tengo 26 años. Si soy demasiado sobresaliente, los demás se pondrán celosos y comenzarán a aislarme. A veces, dar un paso atrás puede permitir un mayor avance en el futuro”.

Nathan no tenía palabras.

Su hijo lo había planeado todo bien. Ni siquiera pudo refutarlo.

Él también debería estar contento. Después de todo, Ryan aún era joven, pero podía pensar con madurez y ser independiente.

“Solo haz lo que dijo”. Heidi asintió. “Los jóvenes no deberían solo perseguir influencia y estatus. Lo que tienes ahora, puede que no lo tengas en el futuro. El conocimiento en tu cerebro y el certificado en tus manos serán las mayores cosas en las que puedas depender en el futuro. Si to