“¿Estás seguro de que son anticonceptivos?”. Freya murmuró: “He visto en la televisión que los hombres cambian deliberadamente los anticonceptivos por vitamina c para que las mujeres queden embarazadas y poder casarse con ellas”.

Ryan se quedó sin palabras. “Puedes ver fácilmente en la caja que son píldoras, ¿no? Cada una de ellas está bien sellada, entonces, ¿cómo podría cambiarlas? ¿A menos que adquiera la empresa?”.

Cuando lo escuchó, Freya se rio profundamente.

Ryan no pudo evitar acariciar su cabeza. “Bebe, acabas de dar a luz a Dani hace menos de un año. ¿Cómo podría soportar dejarte embarazada de nuevo? No es bueno para tu cuerpo. Incluso si quiero un hijo, voy a esperar dos o tres años”.

Freya asintió y su corazón se suavizó.

Si no estuviera en su casa, se habría arrojado a los brazos de él.

Después de que los dos terminaron de susurrar, Freya se dio la vuelta, solo para ver a Forrest de pie en las escaleras. Su profunda mirada estaba fija en ellos.

“Estás despierto, For