“No dije que dejaría que Sarah cuidara de Dani. Podrías haber enviado a Dani a la antigua residencia de la familia Snow”.

Rodney miró a Freya antes de resoplar y dijo: “Pero ya que estás demasiado ocupada para cuidar de Dani, he decidido luchar por la custodia de Dani. Sé que no estarás contenta con esto, pero cuando llegué a Australia mañana, presentaré una demanda ante los tribunales. Antes, las probabilidades de conseguirla no estaban a mi favor, pero ahora es diferente. Tu familia no está en Canberra y no estás al lado de Dani. Por el bien de la salud mental de Dani, el juez seguramente me dará su custodia”.

“¡¿Cómo te atreves?!”. Freya tembló de rabia. Por la mirada en los ojos de ella, parecía que no podía esperar para comérselo. “Sólo estaré fuera por dos meses, pero ¿y tú? Estás manejando unas cuantas empresas. ¿No sales siempre de viajes de negocios y a eventos sociales también?”.

“Hablando de eso, olvidé decirte que me encontré con tu buena amiga en el País R. Ella quiere