“Al fin me estás rogando”.

Al ver la apariencia derrotada de Catherine, Wesley se sintió tan eufórico que las palabras no podían describir lo satisfecho que estaba. “Pero la forma en que me estás rogando parece demasiado casual. Um, al menos deberías quitarte la ropa y esperarme en la cama”.

Él le susurró al oído, “¿Por qué no… lo intentas ahora? Si estoy satisfecho con la forma en que me atiendes, podría hablar bien de ti frente a tu madre”.

Catherine levantó la cabeza y casi vomitó al ver la desagradable expresión de él.

Un momento después, ella se liberó con fuerza de su agarre. “¿Crees que mereces acostarte conmigo? Mira tu asqueroso rostro. Eres feo y viejo”.

“Catherine Jones, ¿tienes ganas de morir?”. En ese momento, el buen humor de Wesley había sido arruinado, y hubo una mirada de exasperación en sus ojos. “¿Sabes cuales son las consecuencias de ofenderme? No esperes que Titus te salve. Aunque él está en buenos términos con el Primer Ministro Snow, sus hombres no pueden en