‘Titus Costner, eres tan cruel. Eres tan cruel’.

El cerebro de Sheryl zumbó. Ella solo tenía un pensamiento en mente y era escapar.

Quería ver a Rebecca por última vez.

La noche siguiente.

Cuando entró el médico y le inyectó sedantes a Sheryl como siempre. Justo cuando todos pensaban que ella estaba a punto de quedarse dormida, de repente dejó inconscientes al médico y a los guardaespaldas en la puerta. Luego, saltó por la ventana y escapó usando la tubería al lado de la pared exterior.

Cuando Titus llegó corriendo al lugar, todo lo que vio fue al médico y a los guardaespaldas encargados de vigilar a Sheryl parados afuera con expresión de culpabilidad.

“Lo siento, Señor Costner. La Señora era muy hábil. Nosotros…”. El capitán guardaespaldas inclinó la cabeza con culpa. Eran expertos de la familia Snow y pensaron que vigilar a una mujer sería fácil. Nunca esperaron que una mujer pudiera escaparse bajo las narices de cinco hombres.

La expresión de Titus se llenó de frialdad y apre