"Cindy, sé inteligente. Todo lo que tienes te lo he dado yo, al igual que puedo quitártelo todo. No esperes que Rebecca te ayude. Ella es cercana contigo porque te casaras conmigo, pero cuando pierdas el título de Señora Jewell, ¿crees que seguirá siendo tu amiga?".

Chester la apartó y abrió la puerta.

Cindy ya no pudo soportarlo. "Chester, si no te casas conmigo, no volveré a donarle sangre a tu madre".

Los ojos de Chester brillaron con un profundo disgusto. "Cindy, te has convertido en un demonio insaciable por culpa de mi generosidad. Pregúntate a ti misma. A lo largo de los años, te he dado innumerables riquezas y una próspera carrera, pero no estás satisfecha. Quisiste ser mi novia, y acepté. Luego, quisiste casarte conmigo, y también acepté. Nunca nadie se ha atrevido a amenazarme así. La última persona que me amenazó se convirtió en cenizas. Puedes continuar y probarme".

Luego, él se fue sin mirar atrás.

Cindy miró la puerta vacía y se estremeció.

Ella sabía lo mucho que