“Suficiente, deja de decir esas cosas. En el peor de los casos, compraré tu…”.

“Primera Joven Señorita Lynch, ¿tienes suficiente dinero en tu bolsillo para comprar la Corporación Hudson?”. A Catherine le pareció divertidísimo. “Sigamos la corriente. Además, si no te la doy hoy, quizá el último esfuerzo que me dejó mi madre sea destruido. Al menos, si está en tus manos, la cuidarás como es debido, ¿cierto?”.

Freya estaba llena de angustia. “Pero no sé cómo manejarlo”.

“No te preocupes. Le informé al Director General Wolfe de antemano. Si hay algo que no sabes, puedes contactarme en cualquier momento. Aunque me retiraré solo de nombre, seguiré guiándote desde atrás”.

Después de eso, Catherine se detuvo un momento. Una mirada de disculpa apareció en sus ojos. “Pero… ¿Quieres discutir esto con Nathan?”.

Freya lo pensó un poco y agitó la mano. “Olvídalo. Mi padrino… Es demasiado cuidadoso cuando hace las cosas. Si discuto esto con él, podría no estar de acuerdo. Eres mi amiga, así que