Uno de los propietarios de la tienda le dijo: "¿Por qué no buscas en el callejón? Allí hay unas cuantas tiendas. Tal vez esa persona no haya ido allá aún".

Catherine asintió. Todavía estaba familiarizada con Melbourne.

La gente rara vez entraba en ese callejón. Solo había unos pocos ancianos que mantenían sus negocios en tiendas deterioradas.

No se había adentrado mucho cuando vio a un hombre con una camiseta negra rodeado de varios vándalos.

"Oye, chico. Eres bastante rico. Ví que compraste todas las coronas de flores de esta zona. Debes tener mucho dinero, ¿eh?". El líder sonrió y agitó el bate en sus manos. "Deja el reloj y tu cartera y te dejaremos ir".

"Este reloj me lo regaló mi padre. Es muy caro. No puedo dártelo". El hombre se negó. Tenía acento y su pronunciación no era precisa.

Catherine levantó las cejas. Por la voz del hombre se dio cuenta inmediatamente de que era muy joven. Quizá acababa de terminar la universidad. Debía de haberse criado en el extranjero, por lo q