7

Las piscinas del club estaban abiertas todo el verano y el club no cerraba en invierno. Antes de que Gisa pusiera la piscina en Dreamworld, solíamos pasar los domingos allí. Pero no extrañé el club. Disfrutamos nuestros fines de semana en nuestro pequeño mundo privado.

- Lo extraño aquí. - Dijo Jonathan dirigiéndose directamente a la barra.

- Yo también. Mentí para no tener que explicar por qué no te extrañé.

- Pero también me gusta mucho Dreamworld. Me siento más cómodo allí.

- Sí. - Confirmé.

- Nuestros almuerzos dominicales juntos son la mejor parte de la semana. Cuando no hacemos eso, se siente como si no hubiera domingo. - el dice.

- Pienso lo mismo.

- Hmm , tenemos algunos pensamientos en común. - dijo riéndose irónicamente.

- Creo que es solo una coincidencia. - Me di cuenta más que rápido.

- Podría ser... ¿Quién sabe? - el dice.

No traté de entender lo que quería decir. Al contrario, solo quería que agarrara esas cervezas y nos sacara de ahí lo más rápido posible. Su presencia me dio sensaciones extrañas y esta era la primera vez que estábamos solos en un año y no quería que eso volviera a suceder. No es que no me gustara... Al contrario, no quería que me gustara más de lo que debería. Ni admirarlo, ni conocerlo mejor. Así que lo único que podía hacer era alejarme de ese hombre, mi vecino, hermoso y perfecto y... El amor de mi mejor amiga.

Mientras pagaba, observé a la multitud disfrutando de la piscina en ese día caluroso. Me parecía Therry en una de las piscinas, acompañado de una mujer. Me puse las gafas de sol en la cabeza y volví a mirar. Era él, no tenía ninguna duda. La mujer a su lado le dio un beso… en la boca. Me quedé allí, mirando, incrédulo, furioso y con ganas de ir allí y decirle algunas buenas verdades. Sin embargo, respiré hondo y estaba a punto de irme cuando Jonathan me tomó del brazo y me llevó a un rincón cerca de la barra:

- Cálmate, Ariane. - el dice.

- Yo estoy tranquilo. - mintió.

- No te merece.

- No estoy enojado con él por estar con otra mujer... sino por la mentira. – le confesé a pesar de que sabía que no me entendería. Después de todo, también le había hecho eso a mi amigo.

- Therry no pudo haber hecho eso.

- Realmente no me merece. - yo dije. – Pero vámonos.

- ¿Como asi? preguntó. – ¿Vas a dejarlo así?

- ¿Que quieres que haga? Déjalo ir allí y armar un escándalo. Ni siquiera me gusta que haga eso. - Confesé.

- ¿Por qué no paga en la misma moneda?

- ¿Como asi? Yo pregunté.

- Venganza.

- ¿Qué?

- Tuve una idea.

- ¿Cuál sería?

- Nada estremece más a un hombre que la traición. Ver a su novia con otra persona es lo peor que le puede pasar.

- No estoy entendiendo.

- Ten celos y te vengarás.

- Tú... ¿Alguna vez has visto a tu novia en brazos de otra persona? pregunté de repente.

- Mi novia no... Pero he visto a la mujer que me gusta con otra persona. - dijo sonando sincero.

Me reí:

- ¿Te gusta una mujer entonces?

- Bueno... me gusta mucho. - El confesó.

- Esto es casi... increíble. - yo dije. - Por eso no quieres tener nada que ver con Samantha.

- ¿Por qué te parece increíble? ¿Un hombre como yo no puede enamorarse?

- Bueno... No quise decir eso.

- Pues créeme... A un hombre como yo le puede gustar una mujer mucho más de lo que te imaginas. E incluso no ser correspondido.

Antes de que me sorprendiera más pensando en quién era la mujer afortunada que tenía el corazón de Jonathan, dije:

- ¿Entonces, cuál es tu plan? Finge que ambos estamos teniendo una aventura... ¿De la nada? pregunté riendo. – Él no lo creerá.

- Creo que lo hará. - el dice. Finjamos que somos felices juntos y él se sentirá terrible y traicionado. Cómo te sientes ahora.

Lo miré y dije:

- No me siento así.

Dejó las cervezas sobre la mesa y tomó mi mano. Su mano estaba fría por la bebida que sostenía. Entrelazamos nuestros dedos y dejé que me guiara a través del área de la piscina. Por supuesto, fingimos que no estábamos mirando a nadie más que a nosotros mismos. Estaba tratando de contener la risa mientras hablaba de no sé qué porque no podía pensar ni escuchar nada más que los latidos de mi corazón cuando sentí su mano junto a la mía.

- Me siento como un adolescente de 14 años. - confesé sacudiendo la cabeza sin saber si estaba actuando correctamente.

- ¿Vas a decir que no es gracioso? - el dice. – El destino nos juega una mala pasada.

- Estás loco. es infantil - Bromeé.

- Nos vio. – dijo mientras nos deteníamos cerca de la pantalla de división de la piscina. - Ahora mismo debe estar pensando que está viendo cosas, alucinando.

- ¿Y ahora? – preguntó ella riéndose de su actitud. Me estaba divirtiendo.

- Ahora hagamos que parezca que todo es real.

- Pero no tengo ninguna duda de que parece real. - Dije sin mirar para el lado donde estaba Therry. No quería mirarlo a la cara viendo todo eso.

- No... No parece real. Una cosa que falta.

- ¿Que cosa? Yo pregunté.

Tomó mi cara entre sus manos y me besó en la boca. Estaba confundido, pero respondí ardientemente a su beso. No podía creer que estaba haciendo esto... Y no podía dejarlo ir. Envolví mis brazos alrededor de su cuello, sintiendo su cuerpo junto al mío. Sabía que no podía hacerlo, pero mi cuerpo lo deseaba desesperadamente y mi corazón se sentía como si se me saliera del pecho. Quería irme, pero mi boca no podía dejar la suya. La imagen de Samantha vino a mi mente y tuve el coraje de quitarle las manos de encima y marcharme.

- Ahora creerá. Dijo mirándome a los ojos.

Estaba completamente aturdido. No sabía qué hacer o decir. Mi cuerpo estaba tembloroso y flácido. Sentí que iba a colapsar en cualquier momento.

"No pudiste haber hecho eso…" me aventuré a decir.

Me alisó la barbilla y dijo:

- Solo aproveché la oportunidad.

- Jonathan, no vuelvas a hacer eso. - Advertí.

- No me pidas algo que no puedo cumplir. Dijo mirándome a los ojos. Esos ojos verdes me confundieron y aparté la mirada de los suyos.

- Samantha...

- No empieces con esta historia otra vez, Ariane. Samantha no está aquí... Y fue sólo un beso. Relajarse.

Traté de mantener la calma y me di cuenta de que Therry había dejado a la niña en la piscina y caminó rápidamente hacia el otro lado.

- Creo que el plan funcionó. observó Jonathan.

- Eso espero... De lo contrario toda esta tortura habrá sido en vano.

- ¿Tortura? No parecía que pensaras que era una tortura mientras me devolvías el beso.

- Odiaba besarte. - mintió.

Me besó de nuevo, esta vez con fuerza, no con tanta ternura como la primera vez. No debería, pero no pude evitar responder. Lo siguiente que supe fue que lo estaba abrazando de nuevo y besándolo como si el mundo se fuera a acabar justo ahí y solo estuviéramos nosotros dos.

Me soltó, tomó mi mano como si nada y dijo:

- Lo haremos.

- Tú... No deberías haber hecho eso otra vez... Yo... Yo...

Ni siquiera sabía lo que quería decirle. Estaba completamente aturdida.

- Creo que en el fondo te gustaban mis besos. – dijo riendo.

- Therry ya ni siquiera nos veía… - Corrí para alcanzarlo mientras me tomaba de la mano. "Y no necesitas haberme besado de nuevo y-"

Dejó de caminar, me miró y dijo:

- Ariane, si no dejas de hablar ahora te voy a besar de nuevo.

Quería seguir y seguir, pero me detuve de inmediato porque estaba bastante seguro de que no estaba mintiendo. Cogió las cervezas y volvimos al coche. Empezó el juego y yo me quedé en silencio. En el camino, preguntó:

- ¿Therry creía que teníamos una aventura?

- ¿Qué?

Ni siquiera sabía lo que había dicho. Estaba completamente desconcertado.

- Sobre los celos que le provocamos...

- Ah... Creo que se lo creyó. Pero fue infantil de nuestra parte. Ni siquiera en mi adolescencia hice eso.

- ¿Te gusta mucho?

solo me rio

- ¿Por qué te reíste de mi pregunta?

- Me río porque no siento absolutamente nada por él. Ni siquiera necesitaba hacer la escena de los celos o pagar en especie.

- Si no te gusta, ¿por qué estás saliendo?

- ¿Por qué saliste con Samantha? Yo pregunté.

- Está bien, dejaré de hablar contigo.

Parecía molesto y me sentí como un idiota. Ya basta de hablar de mi amigo. No era un mal tipo... Era guapo, inteligente y de alguna manera trataba de ayudarme.

- Jonathan, llevo mucho tiempo intentando terminar la relación. Pero pensé que le gustaba a Therry, así que fue un poco difícil porque no quería lastimarlo. Ahora todo es más fácil para mí. Sin culpa. - dije sonriendo amigablemente.

- ¿Y qué vas a decir... que estás enamorada de mí? preguntó riéndose.

- Obvio que no. Te diré la verdad, lo vi con otra persona.

- Y argumentará que también te vio con otra persona. Entonces estarán en la misma situación y es posible que no puedas terminar.

- Quizás lo que hicimos no sirvió de nada entonces, ¿verdad? Supongo que tendré que argumentar que estoy enamorado de ti. – dije en broma.

- Me sentiría halagado.

- ¿No te importaría si le digo eso? Yo pregunté.

Traté de evitar mirarlo, ya que todavía sentía su cuerpo presionado contra el mío y nuestras bocas juntas.

- Por supuesto que no me importaría. Tampoco me enojaría si realmente te enamoraras de mí.

Sentí sus ojos en mí, pero no me atreví a mirarlo.

- Nunca me enamoraría de ti, Jonathan. Me dije más a mí mismo que a él.

- ¿No soy un hombre del que alguien se enamoraría?

Podría decir que Samantha estaba enamorada de él, pero se volvería repetitivo y me pareció que el tema allí era mucho más de nosotros dos que de cualquier otra persona. Sentí que mi corazón se aceleraba de nuevo y pensé mucho en las palabras:

- No quise decir eso... Pero en ese caso no me enamoraría de ti por lealtad a mi amigo. - Confesé.

- Eso es complicado... Pero nadie puede cambiar el pasado, ¿verdad? Sería bueno si fuera posible.

Guardé silencio. Preferiría no entender lo que estaba tratando de decir, y mucho menos hacer preguntas.

- Pero no siempre es posible controlar los sentimientos, ¿sabes? Yo mismo nunca tuve la intención de gustar a alguien como lo hago ahora. Pero no pude evitarlo.

- Parece que alguien realmente te robó el corazón. - me escuché decir ya la vez curiosa por saber quién era la mujer que ocupaba los pensamientos de ese hombre.

- Pues entonces... no puedo negarlo.

- Debe ser agradable sentir que...

- ¿Nunca te ha gustado realmente alguien, Ariane?

- Por suerte... O por desgracia, no.

- Lamentablemente solo si no eres correspondido.

- No tengo prisa. tengo tiempo creo. - dije mirando a la nada.

- Tú eres sorprendente.

- ¿La mujer que ocupa tu corazón no sería mi amiga? - Me escuché repitiendo lo mismo, incluso sin querer. Parecía que quería que le dijera mil veces que no sentía nada por ella. Me sentí como un idiota. Pero él ya había hablado, no había vuelta atrás.

- No hay posibilidad de ser Samantha.

- ¿Yo conozco? “No puedo creer que en realidad le estaba preguntando eso. ¿Qué tenía que ver yo con la mujer que le gustaba? ¿Y cuál es el motivo de mi curiosidad?

"Tal vez…" dijo riéndose a carcajadas.

- ¿Quien es? – Quise esconderme en un agujero cuando pregunté. yo no era asi ¿Dónde estaba mi discreción? ¿Qué me estaba haciendo ese hombre?

- ¿De verdad crees que entregaría el oro tan fácilmente? – preguntó mirándome de nuevo.

- No entiendo por qué tanto misterio... Y... Ni siquiera quería saber. Lo siento por los inconvenientes ocasionados.

- Bueno... No fue un inconveniente. No estoy seguro de que ella sienta lo mismo por mí. Todavía tengo que ganarme su corazón, supongo. – dijo serio.

- Creo que si ella sabe de tu historia con Samantha será un poco más difícil.

- Creo que todos conocen mi historia con Samantha. Ella tendrá que superarlo.

- Creo que si realmente le gustas, lo superará.

Traté de guardar silencio y él también parece que no tiene nada más que decir. Me quedé allí, mirándolo desde la esquina, mientras conducía con atención. Quería ser la mujer que lo enamorara por primera vez. Esa que ocupaba su mente y su corazón y que le hacía hablar de ella sin vergüenza ni miedo, tanto cariño sentía. Ha tenido tantas mujeres... Ni siquiera sé cuántas he visto salir de su apartamento por la mañana, o asistir a nuestra barbacoa del domingo oa las fiestas de los sábados por la noche. Lo vi besando tantos, tomados de la mano, abrazados... Pero nunca vi cariño de él. Me parecía que ahora era real, que realmente estaba enamorado. Y también me di cuenta de lo atenta que estaba a su vida sin darme cuenta.

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