Una hora lejos de ellos, solo eso y mi mente en lo único que podía pensar era en la mirada un tanto fría de Ezequiel o en los ojos tristes de Emmanuel.Me fui con el director y ahora estaba en revisión para ver si me encontraba bien.Me encontraba bien.El doctor se llamaba Moises, era un hombre moreno, alto y delgado, con una sonrisa de dientes muy blancos.—Vamos a ver, Lois. Sube a la cama. ¿No eres muy pequeña?—¿y qué tenía eso de malo?—Te haré un par de preguntas rutinarias. No sé por cuanto tiempo seré tu doctor, por eso debo estar al tanto de algunas cosas, ¿bien? Por más extrañas que te parezcan las preguntas tú responde con sinceridad. ¿Cuándo fue tu última regla?—Hace unos cinco días.—¿Últimas relaciones sexuales?—aquello sí que me pareció una pregunta incómoda y no podía ponerme a sacar cuentas cuál fue el día que me vi con los gemelos en el tren. Solo guardé silencio y él pasó a la siguiente pregunta.—¿Te has…apareado en tu forma de loba?—al parecer las preguntas solo se
Resumiendo mi situación catastrófica, tenía que ser una clase de broma o pesadilla, incluso me preocupaba mi salud mental ante todo esto.No tenía un respiro, no sabía cómo sentirme al respecto o si lo que sentía era lo correcto, la manera de abordar todo esto que me estaba pasando de manera repentina.Tenía dos parejas.Pensé que eso era lo peor que me podría pasar, más que nada porque eran hermanos, uno de ellos sería el Alfa de su manada y eso me ponía en una posición que jamás habría podido elegir o llegar a ella.Ya no pertenecía a mi manada, automáticamente pasaba a ser de la que era mi pareja, en este caso…mis compañeros Alfas.Mis padres se veían arrastrados en todo eso.Mis padres.¿Quienes eran mis padres?Crecí creyendo que se trataba de Teresa y Paolo, pero resulta que no era así.Es decir, eran mis padres, siempre estuve toda mi vida con ellos, me dieron tanto amor como era necesario y siempre, siempre me sentí amada, protegida, querida por ellos, no podría decir ni una s
—Tienes tres clases con ella de lunes a jueves, Aidan. No es cómodo que Dexter esté dentro de clases y los demás no estarán de acuerdo con eso. No puedo forzar tanto, ya han saltado las alarmas con las múltiples quejas.—¿Qué es lo que necesitas?—se cruzó de brazos. No entendía lo que su padre quería pedirle. Había visto a aquella Omega, pero aún no sabía porqué era tal alboroto en toda la universidad, ¿por qué era tan especial? Solo vio a una pequeña mocosa en el hospital y ahora resulta que gracias a ella había todo un caos, era de lo único que cada persona hablaba. Su primera clase, la primera Omega, pareja de un Alfa. No era para menos, pero tenían que disimular un poco y no lo hacían.—Que no la molesten. Es lo único que te pido. Que te acerques a ella y en esas tres clases evites que la molesten.—Papá, pasará lo que tenga que pasar, no es normal que ella esté aquí. Y aunque algunos quieran dejar pasar por alto su presencia, muchos no lo harán.—¡Solo te pido una cosa! ¡Acércate
Cuatro manos me desnudaron, estando sin nada de tela sobre mi cuerpo en menos de diez segundos, mirar sus ojos recorrerme era casi como sentir sus manos sobre mi cuerpo y…me sentía excitada con tan solo las miradas de los gemelos.Pudor.¿Qué era eso?Todo lo que quería era estar con ellos, con ambos, pero ahora comenzaba a cuestionar si…tenía que ser como la primera vez, los dos a la vez, en cada parte de mí. Ahora éramos pareja y sentía que tenía que ser de otro modo, más personal, más…¿más qué?¡Era un trío! No importa como mi mente lo quisiera dibujar, aún si éramos pareja, éramos tres. Esto se trataba de un trío.No eran dudas lo que sentía, sino que mi mente buscaba la manera en la que esto fuera de otro modo y tenía que pensar con rapidez antes de que…las cosas se aceleraran y yo dejara de pensar por completo.Sus besos en mi cuello eran la mayor distracción, notando que ellos ya estaban desnudos, la cama estaba frente a nosotros, un solo paso y estaríamos allí. Mis ojos se cer
Entre juegos, iniciados por ellos, el tiempo transcurrió en un parpadeo. Vi la noche asomarse a través de la ventana, ¿y qué más da?Era la primera vez que sentía a Ezequiel dentro de mi vagina y me agradaba mucho, él parecía ser dueño de mi culo, pero en esta ocasión fue bueno cambiar y no, no me refería a que Emmanuel me penetraba por detrás, sino a que solo lo estaba haciendo con Ezequiel.Me mecía sobre él con mucho cuidado, apoyando mis manos sobre su pecho.Él, que no parecía perder la costumbre, tenía un dedo en mi culo, mientras su pene estaba en lo más profundo de mí, apreté mis piernas a cada lado de su costado y mis uñas se clavaron a su pecho al sentir el remolino que él provocó con sus movimientos, las sensaciones eran muy fuerte, lo sentía recorrer mi piel y parecía como si se quedara grabado en cada parte mí.Emmanuel se acercó y me elevó por los muslos dejándome sobre él, me aferré a su pecho y él besó mi cuello, luego…mordió mi hombro.La siguiente medida la sentí jus
EZEQUIELÉl estaba sentado en mi cama, crucé a su lado y saqué la maleta que estaba debajo de mi cama.Quizás no volvería aquí, puede que…ya no regresara. Quería salir corriendo, escapar, no decir nada, no hablar con nadie y correr, correr hasta sentir que desaparecía.El dolor en mi pecho iba creciendo pero no podía sentarme a hacerle caso y dejar que me consumiera, no podía.No podía prestarle atención, pese a los aullidos de dolor que soltaba mi lobo al Lois aceptar mi rechazo.Quería desaparecer a un lugar tranquilo para poder lamer mis heridas y sufrir apartado de los demás.Aceptó mi rechazo.Era lo que tenía que hacer, pero…—¿No dirás nada?—Preguntó Emmanuel.—Cuídala. Haz que venga a vivir aquí, no la dejes sola, apartada de ti. Recuerda que todo esto para ella es muy nuevo, no solo el lugar. Lo menos que puedes hacer es velar porque esté cerca. Sigue intentándolo, hasta que lo consigas. No le veo sentido a que estén separados.—Ezequiel, puedes hablar conmigo. Sabes que no e
Empecé a odiar el pabellón T solo con la primera semana.Esta era la primera clase y podía decir que iban a acabar conmigo. Estaba por hablar con el director para decirle que mi cuerpo no soportaría este entrenamiento.Ahora ya comprendía a lo que él se refería.Me habían hecho papillas.Era un entrenamiento muy duro, al que nunca me vi sometida, una omega no recibe ningún entrenamiento, no en mi manada y las mujeres que habían aquí no eran omegas, en todo caso parecían más jóvenes que yo y al final terminaron dándome una paliza.Se supone que me pusieron con las más débiles, pero ellas no eran las más débiles, la más débil era yo.—Lois.—me llamó el entrenador.—Se te da muy mal, no tienes nada de entrenamiento y ni una puta idea de lo que es pelear. Por lo menos deberías de saber defenderte. Me hubieras dicho al inicio que no sabías pelear y no hubiera dejado que te dieran esa paliza. Vamos, te llevaré a la enfermería.—No hace falta, no se preocupe.—estaba llena de vergüenza. Aquell
Escuché un ruido, pero no presté la menor atención, era fin de semana y mi intención no era madrugar, para nada. Quería quedarme hasta tarde en la cama, acostumbrarme a la idea de que ya no tenía que levantarme con prisas para hacer cosas o trabajar, tenía que acostumbrarme a la tranquilidad, a la vida sin trabajar, mi único compromiso eran los estudios. Dejaba atrás una vida de esfuerzos y trabajos.Llevé la sábana sobre mi cara, se estaba haciendo de día y yo no quería prestarle atención a eso. Tenía algunos deberes pendientes, pero los dejaría para el domingo, la semana entrante comenzaban las prácticas y tenía algunas teorías para repasar y memorizar.No era mala estudiante, pero la práctica haría que me pusiera nerviosa, ni siquiera por las prácticas en sí, sino por las personas que me estarían rodeando.Relajé mi mente, despejándola para poder seguir durmiendo y lo logré.Algo se deslizó por mi muslo al cabo de un rato, mis manos tantearon para buscar las sábanas, pero no las se