Jack se giró, al instante, su actitud cambió y evaluó a Alex. Enderezó la espalda y tensando los músculos, lo miró con evidente hostilidad, sus puños estaban ligeramente cerrados. "¿Así que usted es el que acosa y extorsiona a mi hermana?" Inquirió Jack, con un tono mordaz. "Le advierto que un hombre como usted, haría bien en mantenerse alejado de ella. Si persiste en molestarla, se estará buscando problemas muy serios." Alex respondió con una mueca de diversión. "¿Tan falto de educación es, joven? Si tuviera mejores modales, me saludaría con el respeto que le corresponde a un cuñado." El rostro de Jack se oscureció al instante, la ira reemplazó su arrogancia inicial."¡¿Cuñado?!" Gruñó."¿Quién te crees que eres? ¿Acaso mereces a mi hermana? ¡Mi familia debería haberte contratado como un sirviente!"Alex se rio. "Eres tan tonto como pareces."La ira de Jack se encendió, sus puños temblaban por la rabia."¡Ladrón, entrega la tarjeta, o...!"Alex cruzó los brazos, su calma solo aume
"¿Jack, te has olvidado de nuestra conversación? ¿O acaso creíste que estaba bromeando?" Preguntó Trevor con una sonrisa burlona, arrastrando una silla con violencia hasta sentarse. Con una arrogancia desmedida, cruzó las piernas sobre la mesa del comedor, haciendo que la vajilla temblara con un ruido ensordecedor. Jack sintió un nudo en la garganta, su miedo crecía con cada segundo. Abraham, aunque reservado, conocía la siniestra reputación de Trevor: un hombre capaz de cometer crímenes atroces sin tener que enfrentar consecuencias legales, por lo que el rostro del anciano palideció, luego carraspeó con nerviosismo."Señor Trevor, por favor díganos, ¿mi nieto ha hecho algo que lo ofendiera?" La burla de Trevor se profundizó, su expresión oscureció aún más. "Jack me debe mil millones de dólares, y todavía no me ha pagado." ¡¿Qué?!¡¿Mil millones de dólares?! "¡Eso es imposible!" Los ojos del abuelo Abraham se abrieron por la incredulidad.No siquiera sumando los bienes de toda la
"Abuelo, no debería alterarse tanto por algo tan insignificante. Es perjudicial para su salud". Dijo Jack con calma. "¿Que no es gran cosa? ¿Que no lo es?" Balbuceó Abraham, su voz era apenas un susurro, como si hubiera ingerido un veneno amargo. "¿Cómo puedes...?" De pronto, jadeó, agarrándose el pecho con ambas manos. "¡Ahhh!" Gritó, su corazón latía salvajemente, la presión arterial se le había disparado por la ira. Un mareo intenso lo invadió, y perdió el equilibrio, desplomándose al suelo sin emitir otro sonido. "¡Abuelo!"Sofía y los demás gritaron conmocionados, sus voces temblaban.Pero antes de que golpeara el suelo, Alex intervino rápidamente, atrapándolo justo a tiempo. Abraham era un anciano, su salud lo hacía incapaz de soportar la terrible noticia de la traición de su nieto, especialmente ante la evidente indiferencia de Jack.Con suavidad, Alex lo recostó en el sofá. "¿Qué vamos a hacer?" Gritó la Sra. Lancaster, su voz se quebró por la desesperación mientras el pá
"¿Qué diablos te pasa?"Finalmente, Jack gritó, su voz quebró el silencio aturdido de sus familiares. No podía creer la imprudencia y la absoluta estupidez de Alex. Sofía y sus padres intercambiaron miradas de pánico, sintiendo el vértigo de la desesperación. Ahora estaban seguros de que no había escapatoria; Trevor se vengaría. Trevor, que hasta ese momento había permanecido sentado, se levantó de golpe, derribando la silla con un estruendo. Gruñó, la rabia era palpable en su gesto cuando avanzó hacia Alex, pero tan pronto como sus ojos se encontraron, todo su comportamiento cambió; sus ojos se ensancharon y su confianza se desmoronó. ¡Era imposible!¿Será que ese era el mismo hombre sobre el que su jefe les había advertido con tanta claridad?Aunque Trevor nunca había visto a Alex antes, apenas unos días atrás, su jefe les había mostrado a todos una foto de él. En esa reunión, su jefe les había dado instrucciones muy claras: "Manténganse alejados de este hombre. Háganle algún daño,
"¡Ese sí que es un verdadero caballero!" Exclamó la Sra. Lancaster.“No es gran cosa, solo hago lo que puedo”. Respondió Chris con humildad, aunque por dentro, sentía un orgullo inmenso ante el cumplido. Sin embargo, Alex no pudo reprimir una mueca de sarcasmo y se volvió hacia Chris. "¿Siquiera sabes de qué se trata esto? ¿O pretendes, una vez más, atribuirte méritos que no te corresponden?" Jack intervino. "Casi nos metes en un problema mayor con tu imprudencia. Chris fue quien intimidó a Trevor, así que ¿de qué hablas?" Los ojos de Chris se abrieron como platos al oír ese nombre; ¡¿Trevor?! ¿Se referían a ese Trevor, el temible jefe del hampa?¡Con razón el hombre le había parecido tan amenazante! El alivio invadió a Chris de inmediato, estaba contento por llegar tarde y no haber hecho ningún movimiento arriesgado. ¡Uf, menos mal!Aun así, no pudo evitar preguntarse cuándo había ganado tal influencia sobre alguien como Trevor. Tal vez la influencia de su padre era mucho mayor de
Frente a la mansión Lancaster, un discreto automóvil esperaba con el conductor al lado. Alfred había escogido ese vehículo sin ostentación, consciente de que facilitaría el paso desapercibido de Alex. En cuanto el conductor vio a Alex aproximarse, se dirigió a él con prontitud. "Señor Alex, soy Morris, el conductor que le envió el señor Alfred". Se presentó con educación, inclinándose mientras abría la puerta del vehículo para que Alex subiera. Ya dentro del automóvil, Morris le entregó una tableta electrónica. "Señor, dentro de esa tableta hay 576 registros de personas con nombres similares a Jo, de todo Vancouver, junto con sus fotografías." Miró por el espejo retrovisor y notó que Alex estaba examinando rápidamente los archivos."Por favor seleccione con cuál deberíamos comenzar, y lo llevaré hasta allí." Añadió Morris, abrochándose el cinturón de seguridad mientras el motor rugía a la vida. "Esta." Dijo Alex repentinamente, devolviendo la tableta sin vacilación. Morris quedó
Alex se dirigió al auto, consciente de las miradas curiosas y depredadoras que ya lo seguían. La gente en ese lugar siempre estaba al acecho, lista para aprovechar cualquier debilidad. "Morris, llévame a la Mansión Dorada en Beverly Hills". Ordenó al entrar al vehículo."Sí, señor." Ya dentro del auto, Alex realizó una llamada."Buenos días, señor Alex. Julia, su conserje personal, al habla. ¿En qué puedo ayudarle hoy?" Lo saludó una voz femenina."¿Sabes dónde estoy?""Se encuentra en la zona marginal del este de Vancouver, justo al lado del páramo". Respondió Julia. "Excelente. Quiero limpiar este lugar, hacerlo más verde, más seguro para la gente. Proporcionar empleos y educación para los desempleados. Digamos, que sería una iniciativa social permanente. Pero quiero que sea supervisada durante al menos un año, antes de que la dejemos funcionar por sí sola." "Gracias por sus buenas intenciones." Dijo Julia calurosamente."Ha habido diez propuestas de expertos locales y trabajador
Jasmine se encontraba en el interior de la limusina cuando los matones la interceptaron. Una docena de hombres corpulentos salieron de sus vehículos, rodearon la limusina y golpearon las puertas con brutalidad. El conductor, preso del pánico, cerró las puertas con fuerza, mientras sus dedos tecleaban frenéticamente el número de emergencias. Jasmine sintió que la muerte se acercaba.Pero de repente, el doctor que la había tratado antes apareció, viniendo a su rescate. Sin embargo, mirando a los veinte hombres aterradores que rodeaban al doctor, Jasmine no podía creer que él pudiera salvarla, solo conseguiría que lo mataran. El pánico la invadió y sin pensarlo, abrió apresuradamente la puerta, saliendo y colocándose frente a Alex, para protegerlo."¡Deténganse! ¡Sé que están aquí para secuestrarme y exigirle dinero a mi padre!" Gritó.Esa no era la primera vez que algo así sucedía; ser la hija de Kingston venía con peligrosos riesgos. "Solo llévenme a mí y dejen ir a este doctor." Supl