Camino distraída por el viñedo de mis padres. Viaje a Polonia por el cumpleaños de mis hermanos y estoy tan absorta en mis pensamientos que no noto cuando uno se me acerca, entre el gentío que hay en la fiesta.
—Hermana, ha llegado este paquete para ti— mi hermano Craig me extiende la pequeña caja que sostiene en sus manos y la tomo alerta.
Me dirijo a la casa para tener más privacidad, es raro que me llegue un paquete aquí, mi residencia desde hace varios años es en Francia por lo que extrañada abro de a poco la caja.
En su interior solo veo una hoja doblada a la mitad, ¡Que extraño! Tomo la nota, la abro encima de la caja y lo que dice me deja petrificada.
"Te Amo Bonita"
-P.
Doy la vuelta y unos ojos azules me observan desde lejos.
—No, aléjate de mí.
Grito a todo pulmón, trato de correr, pero mientras más corro, más pesado se me hace el cuerpo.
Me detengo en otro lugar y me giro asustada cuando escucho a alguien hablarme cerca.
— ¿Viste que bello el novio de tu mejor amiga?
— ¿De qué hablas?
— ¿No lo sabes? Daisy está saliendo con el chico de los ojos azules.
Siento mi corazón acelerarse y sobresaltada me despierto sudando en la cama. No otra vez por favor, las lágrimas salen sin medida de mis ojos y no puedo controlarlas.
Subo mis piernas hasta el pecho y mi cabeza queda entre mis brazos sobre mis rodillas. Joder, no de nuevo.
Me levanto de la cama y veo la hora en el reloj encima de mi mesita de noche.
6: 00 A.M.Escucho la alarma sonar en mi móvil y voy hasta el para apagarla. Me encierro en el baño, me miro al espejo y mis ojos están rojos de tanto llorar. Hago mis necesidades, me ducho y me dirijo al armario para alistarme. Los lunes siempre han sido días pesados para mí, pero este ha comenzado de la peor manera.
Salgo del cuarto ya vestida en un vestido negro ajustado hasta mis rodillas, pero con un pequeño escote, calzo unos zapatos de tacón color beige y me dirijo a la cocina por algo de desayunar. Cuando lo hago tomo mi bolso y las llaves de mi coche para dirigirme a la editorial.
El sábado por la mañana cuando desperté Ivonne seguía tirada en el sofá. Despertó, comimos algo y fuimos a la editorial a por mi coche.
El domingo por a tarde fui hasta la casa de Chadd y nos pusimos al día por tantos años sin hablar. Hablamos de mí trabajo y de todo un poco. La verdad me sorprendí bastante cuando me conto que trabaja en la rama del FBI que rige aquí en la capital de Francia.
Flashback.
— ¿Y qué haces en Marsella? Hay unas ocho horas de diferencia y te vengo a encontrar aquí en un club bailando la macarena — le pregunto distraída.
— ¿Qué acaso no te da gusto verme mały króliczek "Conejito"?— me habla en polaco y le sonrió.
—La verdad es que no, eres un completo grano en el culo, oszukać "tonto" — contesto irónica.
Fin Flashback.
Pasamos un buen rato y a pesar de eso no puedo dejar de pensar en la manera con la que me cambio el tema cuando le pregunte por su estadía en Marsella, no sé porque pero tuve la sensación de que algo oculta.
Entro a la editorial, subo a mi oficina y antes de que la puerta se cierre entra la secretaria de Amélie.
—La jefa te espera en su oficina — asiento.
Dejo mis cosas en mi escritorio, y respiro profundo un momento. Primera hora en la mañana y ya la loca me está llamando. Mi mañana no puede ir mejor.
Me dirijo con paso decidido a la oficina de Amélie, que está en la planta superior y toco la puerta antes de entrar.
—Adelante.
La escucho hablar, abro la puerta entrando y me quedo estática. Dos pares de ojos me miran fijamente, entre ellos unos azules que me tensan el cuerpo y siento mis manos sudar.
¡No puede ser! Es el tipo del club. ¿Qué mierdas hace aquí con Amélie?
La pregunta sale de mis labios sin tener tiempo a procesarla bien y frunzo mi ceño cuando lo veo pararse de la silla, acercándose a mí, como si quisiera decirme algo y que nadie escuche.
—Buenos días Muñeca.
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Deaclan Müller.
Verla entre las diseñadoras de la editorial fue una completa sorpresa para mí. El viernes en el Sensation fue una locura y debo admitir que no esperaba que la pelinegra curvilínea tuviera tanta fuerza, como para empujarme y hacer que mi camisa blanca terminara bañada en una mezcla de licores. Tampoco pensé que volvería a verla.
El sábado paso tranquilo y el domingo en la noche me reuní con Amélie en uno de mis clubes.
—Deaclan querido, que placer verte de nuevo— alzo la vista, cuando escucho a la rubia entrar a mi oficina. Se acerca a saludarme, inclinándose sobre el escritorio —ya que no me levante de mi asiento— poniendo a la vista su gran escote.
—Llegas tarde.
—Las calles de Marsella son muy transitadas los fines de semana, no seas tan cascarrabias guapo— ruedo los ojos.
Detesto a las personas que viven poniendo excusas para todo. Sí, es cierto que las calles de Marsella son un calvario por el trafico tan pesado, pero llegar tarde no es la única solución, bien se puede salir con tiempo suficiente de casa para evitar excusas baratas como la que acaba de darme.
— ¿Me traes lo que te pedí?
—Por supuesto, aquí tienes— saca de su bolso una pequeña carpeta y me la acerca rosando sus dedos en mi mano.
Conozco a Amélie hace muchos años. Cuando el apellido de su esposo no era más que m****a, ella vino a mí para que le ayudara con la editorial, le ayude, me la folle también y quedamos en que más tarde me cobraría el favor. Claro está que esa negociación quedo solo entre nosotros.
Y aquí estoy.
Viendo a la muñeca enfundada en un vestido ajustado que le llega a las rodillas pero que resalta todas las notables curvas de su cuerpo.
— ¿Cataleya que maneras son esas de tratar con un cliente? Esa no es la forma, ni el tono de preguntar por su presencia en esta empresa. No seas irrespetuosa— oigo a la rubia teñida a mi lado regañarla y quiero reír por la forma en que la muñeca rueda los ojos, pero me contengo.
La veo respirar profundo como conteniéndose para no mandarnos al demonio y pide disculpas por su comportamiento, con una sonrisa falsa en su hermoso rostro.
—No era mi intención, lo siento. Pero la verdad es que no espere encontrármelo aquí señor Müller — me habla con notable desagrado en su voz y joder que no entiendo a esta mujer.
—Veo que recuerda mi apellido, pensé que no le interesaba— la pico para molestarla y me mira mal. Amélie me hala del brazo con confianza y se pega a mi cuerpo como una lapa.
— ¿Ustedes dos se conocen?
Sin delicadeza porque la verdad es que no me importa me suelto de su agarre y me acerco nuevamente a la pelinegra que nos observa recelosa.
—Así es Amélie...
—Joder, lamento la tardanza— Zev me interrumpe entrando efusivo a la oficina y sin percatarse que hay alguien cercano a la puerta, choca la espalda de Cataleya haciéndola tropezar, pero soy más rápido y la agarro de la cintura para que no caiga.
—De nuevo en mis brazos, lástima que no de la manera que quisiera— le hablo para que solo ella me escuche y la oigo maldecir por lo bajo.
Zev carraspea divertido haciéndome consciente de que escucho lo que le dije a la pelinegra y esta aprovecha la atención para enderezarse, se suelta de mi agarre y dirige su vista al culpable del atropello. Pero lo que llama mi atención es el reconocimiento que brilla en sus ojos al hacer contacto con Zev.
— ¿Tú también?, joder es que no me lo creo.
—Perdona ¿te conozco?— divertido por la situación Zev la mira y luego dirige su vista a donde estoy haciendo un movimiento ridículo con sus cejas, que solo yo puedo ver.
Bastardo descarado.
Me quedo mirándolo serio. Hace quince minutos debió estar aquí, además de llegar tarde, como siempre haciendo de las suyas. Aun no entiendo cómo es que lo aguanto.
Antes de que el pelirrojo conteste, Amélie carraspea incomoda y toma el control de la conversación.
—Lamento interrumpir su agradable plática, pero estamos aquí para trabajar, no para socializar— la miro y su vista esta fija en Cataleya transmitiendo todo su veneno.
— ¡Bien! Ya que estamos todos— Miro al pelirrojo regañándolo antes de continuar— Podemos empezar con la reunión.
—Te mande a llamar porque serás la encargada de la imagen publicitaria del nuevo club de Deaclan y antes de que empieces con preguntas y me repitas lo que ya se, solo te pido que te limites a hacer tu trabajo sin cuestionar, más bien es una orden. —
La rubia habla y la cara de la muñeca se vuelve roja, no sé si de la ira o de la vergüenza. Su mirada conecta con la mía medio sorprendida al parecer no esperaba que yo fuera el dueño del club donde nos conocimos. No dejo de mirarla y eso parece incomodarla porque veo como su cuerpo se tensa y aparta la mirada.
Hay algo en ella que me da curiosidad, todo el tiempo está a la defensiva y por algún motivo siempre aparta la vista cuando sus ojos color chocolate se topan con los míos, es como si le incomodara o no tolerara el hecho de que la observara.
Cuando Amélie me mostró los diseñadores de la editorial y la vi, inmediatamente la reconocí y mi cuerpo con una simple foto de su rostro reacciono de una manera muy jodida.
Su cuerpo y la manera en que se movió tan seductoramente contra el mío en el club llegaron a mi mente, sus rasgos finos, sus labios rojizos, su pelo largo y negro como la noche y esos dos faroles color chocolate me dejaron sin cordura y la tela de mi pantalón empezó apretarme.
Decidí que ella se encargaría de diseñar la nueva imagen del club que abriré dentro de un mes. No sé porque pero algo en ella me grita peligro, pero a la vez me ínsita a seguir con este juego.
Voy a averiguar lo que escondes chocolate.
Genial! Al parecer ahora todos encuentran atractivo chocarme por detrás. ¿Acaso me pusieron un letrero que dice "soy apetitosa, cójanme" y no me entere?¡Qué fastidio!Entro a mi oficina con el idiota sexy y su amigo siguiéndome los pasos y sintiendo la mirada de unos azules intensos en mi espalda. Me siento en mi lugar detrás del escritorio y ellos se acomodan frente a mí.Aun no me creo que el ojiazul sea el dueño de los clubes más reconocidos en Francia. Y la verdad es que no creí que lo volvería a ver, ni a él, ni a su amiguito que por cierto es el pelirrojo con el que Ivonne se estaba enrollando en el club.Por un momento llegan a mi mente recuerdos del viernes en el Sensation cuando sentí todo su cuerpo pegado al mío y de repente siento calor. ¡Dios Bendito que cuerpo! Cualquiera puede fácilmente confundirlo con un modelo, sus brazos fuertes se le marcan por encima de la camisa que lleva y...
— ¡Es increíble! Para comunicarse contigo primero debemos rezar y orar para que puedas tomar las llamadas, estoy empezando a creer, que en algo fallamos contigo. — el rugido de mi padre a través de la línea es lo primero que escucho y me pellizco enfocándome más en el dolor físico para así retener las lágrimas que quieren salir de mis ojos."Créeme padre, si hacemos un recuento de los fallos de cada uno, no tomaría ni una de tus llamadas". Pienso, pero me lo reservo y como siempre ignoro todo su mal genio.—Padre ¿Cómo está todo por allá?— Trato de que no se note mi estado y le respondo de manera cordial.—Supongo que vendrás para el cumpleaños de tus hermanos, ¿cierto? Solo falta una semana. — Ok, adiós a mi cordialidad, no paso por alto su falta de educación para conmigo, con mis hermanos nunca actúa de esta manera y no sé qué más hacer para contentarlo.—Cuando hable con mamá le confirme que iría. ¿No te l
Deaclan Müller.Odio que quieran controlar mi vida, odio los malditos contratiempos que interfieren en mis planes y en definitiva odio a la loca que dice ser mi novia.Es que aun no entiendo porque no la saco de mi vida.Conocí a la rubia por vía de mi madre. La señora Young y ella fueron muy amigas en el instituto, mi madre es polaca al igual que Aleska Young. Por cosas de la vida mi madre se trasladó a Francia cuando conoció a mi padre y se separaron. Años más tarde, volvieron a coincidir, ya que mi madre es diseñadora de modas y la rubia es modelo.¡Que pequeño es el maldito mundo!No puedo negar que al principio de todo si hubo atracción y es que la rubia es hermosa. Pero yo nunca he sido un hombre de compromisos y es algo que ella nunca pudo entender.Le termine la relación y todo se volvió una mierda, ella entro en una depresión y se cortó las venas en un
Deaclan Müller.Es pasada ya la media noche y aun no puedo pegar un ojo, me debato internamente entre mandar o no el mensaje que tengo en la bandeja de borradores desde hace un rato.Nunca he sido hombre de andar encandilado con una mujer, de obsesionarme a tal punto de no poder dormir. Pero no sé qué rayos tiene esa mujer.Su figura la tengo grabado en la retina y su pelo largo y lo malditamente hermoso que le cae por su espalda es algo que debo admitir me tiene babeando.Me levanto de la cama y camino hasta posarme contra al ventanal. Si me pregunten como conseguí su número, la verdad es que fue algo en "modo chantaje".Después del incidente con Adriam Müller, en el piso de Zev, nos concentramos en terminar de sacar las cuentas de los bares y hacer par de llamadas con la compañía constructora que se está haciendo cargo de mi nuevo antro.Estamos tomando un de
Cataleya Dunner.Siento que han pasado horas, saco el móvil de mi bolsillo y veo que apenas ha pasado media hora, desde que estoy aquí sentada en el piso llorando.¿Por qué le gusta hacerme sufrir?Ya no lo aguanto más, ese hombre no es mi padre.Me levanto y me dirijo al baño, abro el grifo del lavado y con mis manos me refresco el rostro, mis ojos chocan con el espejo y… demonios, no puedo permitirme seguir así, no puedo dejar que Kendall Dunner consuma mis energías de esa manera, no es justo para mí y ya estoy cansada de hacerlo todo para complacerlo y que a él nunca le importe.Ya no más.Me tiro en la cama, escucho como tocan la puerta, pero no quiero ver a nadie. No contesto, pero siguen insistiendo.— Vamos Leya, ábreme la puerta, sé que me oyes…Me enderezo y me levanto sin tantas ganas para saludar a mi otro hermano, que acaba de llegar.—Vaya, sí que me extrañabas… — Su sarcasmo se hace notar al ver mi poca ef
Deaclan Müller.Mi cabeza se sentía explotar, el dolor era insoportable y el tener que aguantar las incompetencias laborales de algunos empleados en definitiva me hará envejecer con mayor rapidez de la debida.Ya van varias quejas reportadas a la policía, en dos de mis clubes por peleas, no sé ni para que les pago a los guardias de seguridad si no están atentos para detener estas estupideces en mis locales.Fueron cuatro quejas en un solo día y siento que no podre tolerar un error más de esos ineptos.Para colmo de males, desde ayer no tenía noticias de Leya, lo que por consiguiente es, no saber nada del proyecto "Couleurs", la llame varias veces y cuando por fin contestó, estaba tan molesto por el asco de día que llevaba que lo arruine todo con la muñeca.Estoy concentrado pensando y arreglando el bulto que me llevare para el viaje, aun no sé cómo arreglar la cagada que cometí con Leya y eso me tiene metiendo las ropas de mal humor en la pequeña maleta.Me dijo que estaba fuera de la
Cataleya Dunner.Siempre considere esta casa como mi hogar, con cada una de las paredes revivo mi infancia y el recuerdo de una emoción extraña que hace mucho no siento me llena el pecho. Lástima que hoy al abrir los ojos no me siento como en casa.Esta no es mi cama, este no es mi cuarto, este no es mi hogar.Los rayos del sol se cuelan por la ventana iluminando todo la habitación. La puerta se abre y la sonrisa de mi madre es lo primero que veo en el día.—Buenos días —Canturrea— ¿Cómo estas cariño? —Entra.Me levanto y voy directo hacia a ella que recibe gustosa mi abrazo.—Hola Mami, ahora que te veo, mucho mejor.—Anda, no te demores. Baja a desayunar conmigo, —Toma mis manos entre las suyas y las palmea suavemente— Nuestros hombres salieron desde temprano para las exposiciones en la feria y nos hemos quedado solas, presiento que este será un día de confesiones y chicas. —Me dice haciendo su acostumbrado baile de cejas.Me rio.—Y yo no sé porque presiento que solo quieres estar
Normalmente no le prestaría mucha atención, pero digamos que ahora mismo no estoy precisamente en mis cinco sentidos.Abro la app de mensajería y lo que leo me deja aún más confusa, es una indicación..."Conozco los secretos más sucios de tu familia, si quieres saber de lo que hablo, ve a la bodega de tu familia...Es la última de la feria a la izquierda, apresúrate..."Levanto la mirada del móvil y me congelo en mi lugar. Los gramos de alcohol que llevaba encima se me bajan de golpe y es como si fuera un deja vù.La feria, los mensajes, las indicaciones, todo es igual y a la vez tan diferente, alguien me ha mandado la dirección de algo que quiere que vea, mi familia está relacionada y no sé qué mierdas hacer.El miedo y la curiosidad se instalan a parte iguales en mí y en un impulso me bajo de la silla, tengo que agarrarme de la misma porque estoy un poco mareada, pero no desisto.Cuando ya estoy más tranquila, agarro mi celular y camino hacia donde me indica el mensaje, con el alma