Narrador omnisciente
Después de la larga y conmovedora cena todos descansan en sus respectivas habitaciónes. Olivia se quedó juntando los restos de comida y lavando la vajilla de mientras hornea unos panes de molde, para sorprender a esperanza con su desayuno favorito. Haber si así, puede levantarle un poco el ánimo. La mujer tararea una canción con alegría, hasta terminar de hornear el último pan, para que sobre y ningún miembro de la familia se quede con las ganas. Justo cuando apaga el horno y deja las manoplas de sus manos, encima de la mesada, voltea y se queda petrificada al ver a william parado en el umbral de la entrada.
El hombre se acerca lentamente hasta ella y cuando está a unos centímetros de distancia le pregunta-¿Podemos hablar?.
Emma se voltea de su lugar en la cama y busca a tientas abrazar a su amado para sentir su calor, pero solo percibe el frió de las sabanas. Abre los ojos y se da cuenta que está sola. Ráp
Esperanza Me examino frente al espejo anonadada. Preguntándome ¿Esta soy yo? Estoy ataviada de un vestido negro y largo de diseño, que tiene vida propia con el brillo que este destila. Nikolay mando a traerlo, para mí exclusivamente y lucirlo en esta cita. Nose a dónde me llevara ¡Es sorpresa! Como todas la citas que venimos teniendo hace un mes de que me lo propuso. Doy un giro sonriente y el vuelo del vestido revela por una abertura delantera, bastante de mi pierna hasta mi muslo, esta prenda es magnífica. Me queda como un guante y no soy para nada vanidosa pero con este atuendo, este peinado y este maquillaje, realmente estoy hermosa y me siento mimada, como no lo hacía hace mucho tiempo. Por la puerta de mi habitación entra mi madre que al verme se queda admirando con emoción mi cambio tan radical. Se acerca a mí y toma mis manos exclamando- ¡Cariño! ¡estas hermosa!. -¿si? No crees que es mucho, digamos... ¿Muy extravagante para una simple cita?
Esperanza Estoy maravillada por dónde estamos cenando, a la luz de las velas con la vajilla más hermosa que ví en mi vida. Ni hablar de la vista al mar y sobre todo con la mejor compañía, somos nosotros dos en este enorme yate de lujo. Al terminar la cena un empleado trae una bandeja de plata con un volcán de chocolate, arriba de este contiene azúcar impalpable, y pegado una bola de helado de vainilla ¡se me hace agua la boca!. Mi esposo sabe que es mi postre favorito y el camarero luego de depositar la bandeja frente a mi, se va. Miro el postre y no tardó, ni dos segundos en tomar la cucharita al costado del dulce, para
Narrador omnisciente Dos meses después, todo volvió a la normalidad para la familia smirnov. Esperanza y Nikolay disfrutan durante el día, con cada nueva hazaña de los gemelos, pero por las noches la habitación matrimonial se incendia por la voragine en la que se sumergen la feliz pareja. El ruso ah delegado un poco de carga laboral sobre sus subordinados, así puede pasar más tiempo con sus seres queridos. Y dividirse para ir a ver una vez por semana a cerciorarse que valla todo bien, con el embarazo de su ex amante, también brindarle todas las comidades y necesidades hasta que nazca su bebe. Esperanza luego de hablar largo y tendido con Nikolay le informo que criara y amara al hijo de su marido como propio. Y que perdonara a la mujer por todo el daño que le infringio, dónde casi pierde la vida. En parte su esposo, comparte la culpa, por no haberle dado el respeto y lugar que merecia como su esposa, desde el primer momento. A pesar de todo lo que padeció no puede tener
Esperanza Estoy abrazando con inmensa nostalgia a mi madre, cierro los ojos para embriagarme de este perfume tan caracteristo ¡Cómo amo su fragancia!. Olivia termina de desperdirse de mi y sus nietos, entre llantos, por qué las dos sabemos muy bien que su marido es un ser muy posesivo y obsesivo. Todo el tiempo la controla y estos meses que estuvieron aquí, hizo una excepción por mi situación depresiva ¿Pero cuando volveré a verla? Todavía no abordo el avión y siento que ya la extraña. Mi madre no deja de mirar con angustia hacia la habitación en dónde está mi padre, se muy bien que esperaba al menos verlo por última vez,
Esperanza Los días pasan convirtiendose en semanas, para ser exactos casi un mes y medio que nikolay está luchando con esta m*****a enfermedad que amenaza con acabar la vida de su beba y samanta, lo noto tenso y ansioso a medida que se va acercando la fecha programada de la cesárea. Estoy frente a la gran mesa del comedor principal con la cena servida por el chef, todavía no eh probado bocado, esperando a mi esposo. Levantó mi vista al reloj antiguo de pared que marcan las 22:00 pm hace una hora que estoy sentada, cada vez que intente llamarlo me daba el contestador, debe estar dejando a Samanta en su casa y aguardando hasta que duerma. Mi esposo me comentó que ella sufre ataques de ansiedad y pánico por eso no puede dejarla sola, hasta que se cercióre que está dormida. Me levanto de la silla suspirando sin probar la comida. Se me quitó el apetito, los gemelos duermen así que iré directo a la cama. Cuando salgo a la sala veo a mi padre sentado en el sillón con una valija en mano. –
William Seco el sudor de mis manos en mis jeans oscuros mientras observó desde afuera por las ventanas de cristal como emma se desenvuelve con maestría, para ayudar a las camareras a entregar sus pedidos. A simple vista está atestado de gente. Luce un delantal naranja al igual que todos los empleados con la insignia del cafe y a pesar de que se mueve con diligencia su rostro luce triste. Es solo una sombra de ¡mi emma! que tanto amo y admiro como la mujer fuerte e alegre que en realidad es. Sin poder contener más mis ansias, ingresó al lugar, la campanilla en la puerta corrediza anuncia mi entrada. Emma no me presta atención al principio hasta que una empleada del lugar que me conoce muy bien, por qué era compañera de mi hija, me ve y corre a samarrear el brazo de emma para que mire en mi dirección. Ella me mira y se queda estática con la bandeja cargada en la mano, enlaza sus ojos con los míos por unos instantes, pero luego deposita la bandeja en las manos de su empleada y se voltea
Esperanza ¡Hoy es el gran día! ¡mis bebes cumplen su primer añito! es mediodía y estamos todos de gala, acompañando en ceremonia a mi amado padre y emma. Observamos cómo los esposos intercambian sus anillos frente al cura que les dió su bendición. Luego de aquí, vamos todos al penthouse a celebrar doblemente. Estoy parada a lado de emma derramando lágrimas de alegría con kwan a upa. Pocisionado junto a papá, está mi hombre, que carga a mi hombrecito, Vladimir. Al rato de finalizar la ceremonia, le pedimos al fotógrafo que nos tome una foto para recordar este día memorable. Están los esposos en el centro, la familia smirnov, rodeándolos, y pienso, lastima que esmeralda no pudo asistir por su embarazo de riesgo, aunque soy feliz por su milagro concebido, no quita que la extrañe mucho y bueno... ni hablar de olivia, alegó que no podía dejar a su esposo, por qué se encuentra en su etapa de enfermedad más crítica. Cuando el fotógrafo ve que estamos todos listos para capturar la imagen...
Nikolay Todo el trayecto en vehículo, sostengo la mano temblorosa de Sam, cargandola sobre mi regazo a pesar de tener un gran estómago, su cuerpo luce delgado y ligero de peso. Fadeei maneja muy a prisa, abriendose paso entre el bullicioso y largo camino de autos, tocando bocina y agitando un pañuelo blanco por la ventanilla, para que le den prioridad a su andar. De vez en vez, examina el rostro sin color de Samanta, cuando nota que se estremece en mis brazos y comienza a cerrar sus ojos con pereza. Demanda. –¡Nikolay! ¡No la dejes que pierda el conocimiento, hábla con ella hasta llegar a la clínica! Cada una de las palabras de mi amigo me calan hasta lo más profundo. –Sam ¿Tienes frío? Ella solo asiente, esforzándose por mantenerse lúcida. La cubro con mi abrigo y me sonríe volviendo a cerrar sus párpados sin poder evitarlo... musita débilmente. –Hace mucho tiempo que no me llamabas por mi apelativo ¡Sam! Suena bien. Sabes Niko, en este maravilloso tiempo que decidí ser madre