—Soy la inspectora Adams. Te haré un par de preguntas y necesito que respondas con honestidad para poder ayudarte, ¿de acuerdo? —dice una señora ni muy mayor, ni muy joven. Es muy elegante y rubia. Estoy en lo que parece ser la sala de interrogación. Lo he visto en muchas películas.
Asiento con la cabeza para que comience.
—Hemos identificado a su acosador. Su nombre es Frank G. Uno de los mafiosos más buscados de toda la ciudad. ¿Puede decirme cuál podría ser la razón por la que se acerca tanto a ti? —empieza. Estoy dispuesta a decir toda la verdad. Al menos, lo poco que sé.
—Mi madre es prostituta. Llevaba sus clientes a casa y él era uno de ellos. Siempre me miraba con morbo, pero lo ignoraba. Hasta que ayer todo se salió de control. Estaba sola en mi habitación, desnuda. Solo olvidé asegurar la puerta, así que entró, me agredió y me...y me...me...me...violó. — lo suelto, sin impedir que el llanto se apodere de mí nuevamente.
He fingido ser la más fuerte cuando la verdad es que estoy en mil pedazos por dentro. Me da un paño para secarme las lágrimas.
— ¿Qué pasó después? — respiro profundo.
—Martha, mi madre, lo apuñaló varias veces por la espalda. Yo vi cómo se desangraba y moría en la habitación. No entiendo cómo es que sigue con vida. Me dijo que fuera al burdel porque allí recibiría ayuda de algún modo, también que quemaría la casa con él dentro y vendría por mí cuando tenga todo bajo control. No tengo idea de lo que está pasando, pero quiero a ese repugnante ser lejos de mí. — seco mis lágrimas en cuanto vuelven a salir.
—Tenemos grabaciones de las cámaras de seguridad de lo que pasó en su casa después de su salida. —coloca una tablet en frente con el vídeo de las cámaras de seguridad —Su casa fue quemada cuando su madre salió con Frank… muy abrazados. Seguimos la matrícula del vehículo en que escaparon y poco después apareció abandonado en una zona despejada, sin rastros de ninguno de los dos. Desde entonces, están en busca y captura. Con la reaparición de Frank, cientos de patrullas estarán buscándolo y lamentablemente, como su madre es cómplice, también pagará por todos sus delitos, mucho más ahora, después de lo que te hizo. Solo quiero que sepas que no tienes la culpa de nada, ¿ok? — lo sé, pero, aun así, no deja de doler.
—Para completar los procesos, irás con un médico y una psicóloga para que terminen de examinarte. — se nota lo buena persona que es.
—¿Qué pasará conmigo ahora? —se levanta.
—Él es el agente Anderson. Se encargará de tu seguridad hasta que podamos detenerlo. Así evitaremos que vuelva a acercarse a ti. — un agente rubio, alto y apuesto, entra y me lleva con él. Al salir, Jack está ahí. Parado con las manos en sus bolsillos mirándome fijamente.
¿Habrá escuchado mi confesión? Seguramente sí. No debería avergonzarme pero es inevitable. No es bonito que tanta gente, sobre todo él, conozca mi apestosa historia. Ni siquiera puedo mantener el contacto visual. Así que solo paso por su lado hasta llegar a la puerta de salida.
Horas más tarde.
Luego de varios estudios, de que un médico legista me revisara y estuviera al menos 2 horas hablando con una psicóloga, Eric (el policía rubio que me ha acompañado) me lleva de regreso al departamento federal. Se ha presentado y me cae muy bien. Es divertido e intenta animarme un poco con sus chistes raros.
Bebo poco a poco el delicioso chocolate que me ha comprado. No sé si podré conseguir algo para comer después, así que lo ahorro lo más que puedo.
—¿Entonces…tú serás como mi…guardaespaldas? —pregunto mientras conduce de regreso.
—No es el calificativo exacto pero algo así. Seré tu protector personal.
—Bueno, al menos tú sí eres agradable. —comparado con el agente Connor, lo prefiero mil veces. Aunque de igual manera, no estoy en posición de escoger.
—Ya veo que conociste a Jack, mejor conocido como el agente Connor. —capta la indirecta. —Sí es…un poco brusco y difícil de tratar, pero es buena persona. Te sacó de ese lugar sin conocerte, así que agradece. —me quedo callada. Es cierto que tiene razón, pero tampoco puedo confiarme del todo de un hombre como él.
Finalmente llegamos.
Le entrega todos los resultados del doctor a la secretaria y los archiva en un expediente que lleva mi nombre delante. "Caso Melanie Cross". ¿De verdad soy todo un caso para que hagan todo esto? ¿Hay algo de lo que todavía no me entero?
— ¿Qué harán conmigo ahora? —le pregunto a Eric cuando nos detenemos en una esquina.
—Según el procedimiento en estos casos, te llevarán a una casa de seguridad acompañada de un agente, que, por cierto, como ya te dije, soy yo. Estaremos en ese lugar por un tiempo hasta que sepan el paradero de Frank y formemos un plan para atraparlo totalmente. — contesta.
— ¿Hacen esto con todas las víctimas?
—No. Solo a las que las persigue un mafioso con problemas mentales suelto por ahí. — no debería reírme porque esto es más serio de lo que me puedo imaginar, pero la forma en que lo dice me hace gracia.
Justo en este instante, llegan la inspectora Adams y Jack. El cual, no tiene buena cara que digamos.
—De hecho, algunas cosas han cambiado, Eric. He decidido reasignar la misión a otro agente. Este asunto necesita mucha discreción y formalidad, sin dejar atrás el profesionalismo, cabe recalcar. — indica la inspectora. ¿Le habrá molestado algo?
— ¿Reasignar la misión? ¿A quién? — Eric tiene dudas.
—Al agente Jack Connor. Él se hará cargo de la seguridad de la señorita y nos mantendremos en contacto. El protocolo seguirá siendo el mismo. — responde. Noto que a Jack no le agrada para nada la idea por la forma en que la mira. Eric, al contrario, tenía muchas ganas de hacer esto y la cara de desilusión que lleva me da hasta pena.
¿El problema soy yo o hay algo interno entre ellos?
— ¿Eso es chocolate? Es mi favorito. ¿Eric te lo obsequió? — ataca los ojos cuando lo mira.
—Sí. ¿Quiere tomar? —le ofrezco, pero se niega.
Se retira con Eric y me deja a solas con Jack. No puedo sentirme más incómoda. Siento que estoy dando problemas aquí, aunque él fue quien me convenció de venir.
—Lamento si estoy causando problemas. —digo a una corta distancia de él, arrimados a la pared.
—No tienes nada que lamentar. Hemos tenido ciertas experiencias que ponen en juego muchas cosas. Eric está que babea por ti. —contesta. Ni siquiera sé qué decir al respecto. No creo que ese sea el caso.
—No preguntaré de qué se trata exactamente, pero espero que esta situación no sea incómoda para ti, más de lo que ya sé que es.
—La misión, ni tú son el problema. Solo hay algunas cosas que no puedo controlar y eso me molesta. Es cosa de la inspectora y yo, nada que ver contigo, tranquila. — al menos eso me deja más tranquila.
— ¿Y cuándo nos iremos? —cambio de tema.
—Esta misma noche, en la madrugada. Tengo que preparar alguna de mis cosas. Nos vemos al rato. — y se va. Esta situación, con él, se vuelve cada vez más incómoda.
Le pregunto a la secretaria si puedo hacer una llamada, la cual, responde que sí, constándome que solo serán 3 minutos (por precaución de que no puedan rastrearme) y que toda la llamada será grabada por seguridad.
Acepto y marco el número de mi hermano.
Suena dos veces y a la tercera contesta. Las lágrimas vuelven a salir de mis ojos al escucharlo.
— ¡Junior! ¡Santo Dios! ¿Estás bien?
— ¿Melanie?
— ¡Sí! ¡Soy yo!
— ¿Estás bien? Martha me llamó para decirme lo que había pasado. —se le oye muy agitado.
— ¿Qué te dijo exactamente?
—Que tú provocaste a Frank, lo llevaste a tu habitación y dejaste que se aprovechara de ti. ¿Qué demonios pasa por tu cabeza?
— ¡¿Qué?! ¿Qué estás diciendo? ¡Eso es mentira! ¡Las cosas no pasaron así, Junior, ¡tienes que creerme! Yo no soy así y tú lo sabes. — no puedo creerlo.
—Te pediré de favor que no me busques más. Al fin pude recuperar la relación con mi padre y me estoy quedando con él. Lo que más temía, terminó sucediendo. Vas a terminar vendiéndote igual que ella. Mucha suerte en ese burdel. Haz de cuenta que no tienes hermanos. Nos harías un favor a los dos. — y cuelga. Esto ya es demasiado. Aunque, que haya mencionado a su padre con lo mucho que lo odia, se me hace muy extraño. Él jamás me diría esas cosas sabiendo cuál siempre ha sido nuestra realidad. Algo anda mal.
Tengo la temperatura ardiendo y siento como si me acuchillaran todo el cuerpo una y otra vez. Cada vez, me confundo más y más, pero es más que claro que estoy sola a partir de hoy. La protección de la policía es todo lo que tengo en el momento.
Corro hasta el baño para vomitar lo poco que he comido hoy. Lo que me faltaba. Esto es horrible. Me enjuago la boca y me miro al espejo. Mi vida ya es un desastre. Un pantano que me hunde cada vez más y no sé qué más me espera a partir de ahora.
Ya estamos de camino a la dichosa casa de seguridad. Después de darme cuenta de que mi propia "familia" es mi peor enemigo, no me importa mucho lo que me pase ahora. Tengo la cabeza recostada en el ventanal de la puerta del coche, observando el paisaje mientras Jack maneja. Dos vehículos más vienen detrás de nosotros por seguridad. —¿Estás bien? —pregunta. No sé por qué me extraña que lo haga. —Sí. Solo estoy cansada. —respondo sin verle. —Agente Connor, una cuarta camioneta desconocida nos sigue. —avisan por la radio. Lo que me preocupa bastante y me hace mirar atrás. Comienzan a dispararnos y Jack acelera. Por suerte, creo que tanto este jeep como las otras patrullas, están blindadas y no dejan que las balas perforen el material. ¡Dios! ¿Y ahora quiénes son estas personas? Los que nos protegen, abren fuego y logran inmovilizarlos para dejarnos el camino libre. —Otra furgoneta no identificada se acerca a
8am. Despierto. Apenas he dormido tres horas. Sujeto mi largo cabello en un moño malhecho con las hebras de mi pollina despeinadas en la frente como siempre. Veo muchas bolsas sobre la mesa de la habitación y las chequeo. Hay mucha ropa, bragas, sostenes, entre otras cosas de uso personal. No me di cuenta cuando Jack compró todo esto. Igual, se lo agradezco mucho. La ropa que llevo puesta apesta. Me la quito y me cubro una toalla blanca. Cuando entro al baño, salto del susto al ver el cuerpo desnudo de Jack en la ducha. Me giro de inmediato. — ¡Disculpa! No sabía que estabas aquí. — me estoy muriendo de vergüenza. —Tranquila. Pero ya que estás aquí, podríamos bañarnos juntos, ¿qué dices? —distingo su sarcasmo. —No, gracias. Disfruta tu baño y no tardes. — salgo. Una parte de mí no quería irse, pero prefiero no caer en sus juegos. Él es un policía y yo una víctima, su
Me quita las esposas. Sigue besándome y eso es suficiente para humedecerme. Me besa el cuello y echo mi cabeza hacia atrás para darle espacio. Se desliza hasta mis pezones y con su lengua juega con ellos. Me da besitos mientras desciende a mi vagina. Me quita las bragas que llevo puestas, dejándome completamente desnuda para él. Tengo un poco de vergüenza, pero la forma en que me mira me da seguridad. Abro las piernas y su boca se adueña de ella. Es un experto, se nota. No puedo evitar retorcerme en la cama con sus ágiles lamidas y caricias en mis piernas. Minutos después, se aparta. Se quita los pantalones junto con el bóxer, dejando su pene a plena vista. Es tan pálido como él y muy grueso. Las venas brotadas se le ven exquisitas. Incluso es mejor de lo que vi en esos videos de pornografía. Pero ahora tengo mucho miedo de cómo se sentirá. ¿Me dolerá? ¿Me lastimará? Rompe un condón con los dientes, lo saca y se lo coloca per
Cae la noche. Jack se la ha pasado pegado al celular casi todo el día. Mucho más después de las cosas que le dije de mi madre y el supuesto infiltrado. Yo solo me enfoco en mis clases en línea, que, de hecho, casi estoy terminando el semestre. Solo me quedaría el último donde haría mi tesis y listo, podré graduarme. Si es que llego con vida, claramente. —Por lo visto, Martha es más testaruda de lo que pensé. No ha dicho nada desde que llegó. Solo se quedó a solas con Laura unos momentos y tampoco dijo nada. —dice entrando en la habitación conmigo. Me acabo de dar un plácido baño. —No tienes idea. No fueron pocas las que aguanté con ella. —contesto. Se sienta en la orilla de la cama. —No has tenido una linda infancia, ¿verdad? —Claramente, no. Todo lo que conozco son acosos, los gemidos de mi madre por las noches, maltratos verbales en mi corta e inestable familia y todo lo demás. —Aparte de tu hermano y tu ma
Despierto. Por suerte, solo fue una pesadilla. Hay muchos truenos. No ver a Jack a mi lado me aterra un montón. Antes de que pueda salir a buscarlo, entra. — ¿Qué pasó? ¿Estás bien? Te oí gritar. —dice mientras se sienta en la cama conmigo. —Tuve un sueño horrible. ¿Dónde estabas? —trato de relajarme. —Asegurándome de que las ventanas y puertas estén bien cerradas. Hay una fuerte tormenta. —eso me tranquiliza más. Estoy temblando de frío y miedo. Cojo una de sus manos que está calientita buscando su calor. —Estás helada. Ven. — se acuesta a mi lado. Recuesto mi cabeza en su pecho y entro mis manos por debajo de su camiseta. Aunque suene extraño y muy pronto, él me da mucha paz, seguridad y confianza. No sé en qué momento todo tomó este rumbo, pero me encanta. 7:30am. Después de lavarme los dientes, ponerme una ropa decente y recogerme el pelo en una media cola, salgo. Escucho que alguien
Laura dispara varias veces detrás de mí a los hombres de Frank que intentan asesinarme. Saco el arma y les disparo a dos tipos que vienen detrás de ella. Nos escondemos detrás de unos autos, contamos hasta 3 y volvemos a disparar. Esta vez, acabando con todos ellos. Solo tengo cabeza para pensar en Melanie, así que miro a Laura rápidamente antes de volver con ella. Las personas corren como locas a la salida de emergencia por el tiroteo. Solo se han quedado dentro: Eric, Melanie y Frank, teniéndola sujetada del cuello mientras le apunta con el arma. Un inmenso escalofrío recorre todo mi cuerpo al verla así. —Suéltala. No lo repetiré. —le apunto. Tengo mucha rabia. — ¿Te crees muy valiente con esa arma, no es así? ¿Por qué no la sueltas y me muestras qué tienes sin ella? O tendré que violarla otra vez, como aquella niña para sacar lo peor de ti. — mi sangre está hirviendo. Tiro el arma al suelo. La suelta, tira su arma también y comenzamos a pe
Por ayudar y colaborar con la justicia, el gobierno me ha ayudado con conseguirme un departamento donde vivir. Lo pagarían por cinco meses y después de dicho tiempo, tendría que abastecer yo sola mis necesidades. Está más que bien. Justamente mañana recibo mi último examen y en un mes más, después que termine mi tesis, podré graduarme. Antes, al menos contaba con la ayuda económica de Martha, pero ahora tendré que buscar algún lugar donde trabajar y ganar lo suficiente para pagar la universidad y todo lo que conlleva la tesis. Eric me ha traído, le doy las gracias por todo y entro. El lugar es muy acogedor. Un poco pequeño, pero es más de lo que esperaba. Tiene una mezcla de colores grises, blancos y rosado pastel que hacen que se vean aún más bonito y coqueto. Me gusta. Apenas tengo la mochila con la que salí de casa el primer día. Solo tiene la laptop, ropa interior, algunas ropas cómodas, cepillos de dientes y cosas así. Los ordeno, me doy
8am. Nos hemos despertado, lavado los dientes y alistado para este nuevo día. Por suerte, tenía ropa en el maletero de su vehículo para irse a trabajar. Me hizo tan bien que se quedara conmigo anoche. Pero también tengo mucho miedo de estar acostumbrándome demasiado a tenerlo cerca. Prepara su arma y se coloca la placa de policía. — ¿Puedes llevarme al burdel? —le pido. — ¿Al burdel? ¿Qué quieres hacer allá? —Es que hice una amiga y me gustaría hablar con ella de algunas cosas. —me refiero a Lisa. —¿Y quién es esa amiga? No me agrada mucho ese lugar. —¿Desde cuándo? Pareces ser el fan número uno en ir allá. —Ya no. Ya no iré. Mi rutina cambió. —me sonríe. Sé que fui la responsable de ese cambio. —Y bien… ¿me dirás de quien se trata? Porque estoy muy seguro de que Judith no es. —Es Lisa. Solo hablaremos y le explicaré mi salida tan repentina. Además, no tengo de qué preocuparme. Frank es