Misa sonríe en su máximo esplendor. Su sonrisa es una mezcla entre psicópata tóxica y burguesa sexi lista para una fiesta. Andreu es ...como un muñeco de trapo sin vida. Cómo una marioneta. La marioneta de Misa y Zain. No se cual es el secreto que él oculta.Pero sea cual sea lo tienen agarrado por las pelotas a tal punto que por mucho que quiera salirse de este mundo le es imposible. Misa y Zain no se lo permiten.Creo que por eso nos atraemos. Porque ambos queremos escapar...pero no podemos.—¿Me extrañaron?— Dice Misa con su voz chillona y molesta. Zain se levanta y camina hacia ella. La abraza con todas sus fuerzas. Ella le devuelve el abrazo con los ojos cerrados.Al menos se que tienen sentimientos.Zain toma sus manos y mira sus ojos.— Sabes que si Misa. Este lugar no es igual sin ti.—Yo me sentía más tranquila.Todos voltean a mirarme. Misa no deja de sonreír. Yo bebo de mi copa sin mirarla. Tengo la mirada fija en la pared con falta de pintura frente a mi. Escucho sus t
—¿No piensas decir nada? Has estado callada desde que saliste de ahí.Miro por la ventana con mi cabeza pegada al cristal. Afuera todo esta muy oscuro, solo se puede divisar uno que otro árbol. Ya estamos por llegar a la pequeña ciudad.No he hablado nada con Roxanne. No se que decirle. Es que tengo miedo de abrir la boca y decir algo que la pueda molestar y alejar de mi.Como a todas las personas que tengo a mi alrededor. Suspiro y volteo a mirarla.—Lo siento.—Es lo único que se me ocurre.—¿Por qué?—Responde sin apartar sus ojos de la carretera oscura.—No lo sé... Solo sentía que debía decirlo, es todo.—El silencio se hizo una vez más. Al parecer...no tenía nada más que decir.—Elisa está con uno de los Icaro. —Lo se. Con Maik. Recuerdo aquella vez en el hospital. Él me preguntó por ella. Al parecer, sus intenciones con ella eran desde hace un tiempo. —Pero no creas todo lo que ves.—Voltea un poco a verme mientras aparca en el motel.—Ella está con él para sacarle información.—N
—¿Ray? —¿Qué? —Cuando piensas en mí ¿Qué palabra pasa por tu mente? Ríe divertido y me acerca a su cuerpo. —¿De donde sacas esas preguntas? Sonrío mientras él acaricia mi rostro. —Es sólo un juego . Si quieres empiezo yo. Cuando pienso en tí. La palabra que viene a mi mente es Amor. Ray me mira detenidamente sonriendo de medio lado. Acerca sus labios a los míos y me besa lentamente. Luego separa un poco sus labios sin dejar acariciar mi rostro. —Miedo.—Lo miro sin entender.—Miedo a perderte. Sonrío una vez más, él igual. Luego lo acerco a mis labios y lo beso. —Annie. Despierta. Ya estamos aquí. Abro mis ojos y encuentro el rostro de Elisa. Me incorporo en el asiento trasero del auto y miro hacia el frente. Roxi acaba de aparcar frente a La Guarida. Está más abarrotada de gente que otras noches. Hay gente por doquier. Parejas besándose en cada esquina, otras entraban al bosque a tener más intimidad. Muchas personas tenían disfraces y otras no. Roxane, Elisa y yo vestimos c
Nuestros labios se devoraban mientras me adentraba a su departamento. Toma mis mejillas con ambas manos y las aprisiona, las mías están en su cabello negro. No se ni en que lado de la habitación estamos. Tengo mis ojos cerrados solo entregándome al momento. Chocamos con algo. Caigo hacia atrás y él encima de mí. Es un sofá. Se relame sus labios viendo mis senos por encima de mi blusa. Vuelve a posar sus ojos encima de los míos. Nos miramos fijamente en silencio. Los dos con la respiración entrecortada. Se acerca un poco más a mi rostro. Su respiración sobre mis labios hace que pierda el aliento. —¿Qué pasó Annie? Son sus primeras palabras que escucho desde que llegue a su puerta. Pero esta vez su pregunta no suena acusativa o interrogativa. Solo siento que está preocupado. No soy estúpida. Sé que por mi maquillaje corrido y mi locura de caminar descalza sabe que algo ha pasado. Humedezco mis labios y miro sus ojos. — Tenías razón Andreu. Tus amigos no son unos asesinos.—Me incor
Mis ojos lo miran detenidamente sin mi mente poder procesar todo lo que está pasando. ¿Cómo es posible que todo este tiempo he estado tan ciega?Tenía a mi enemigo delante de mis ojos y nunca lo vi.Las señales estaban ahí.Pero necesitaba un punto de estabilidad en mi desequilibrio. Necesitaba creer en alguien en medio de tantas mentiras.Necesitaba un héroe.Alguien que limpiara mis lágrimas cuando toda la mierda se acumulaba y me era imposible limpiarla sola.Lo necesitaba a él.Sus ojos nunca me engañaron. Desde la primera vez que lo vi en ese baño sabía que él sería un problema para mi.Desde que vi su maldito cuerpo completamente desnudo y lo comencé a desear más, mucho mas que mi venganza…sabía en el fondo que iba a ser mi perdición.Tal vez por eso sentía miedo.Él no me ha roto el corazón. Ya estaba roto antes de él entrar a mi vida. Él me ha roto las pelotas y eso no se lo perdono.¡Paf!Es lo que se escucha dentro de la habitación luego que mi mano impacta con toda mi rab
—¡Suéltame!¡Déjenme ir!Grito desesperada. Sus hombres me tomaron a la fuerza y me pusieron una capucha en la cabeza. Creo que me subieron a un auto y me llevaron hacia la guarida. Siento los zapatos de mis raptores sobre un suelo metálico. Escucho gotas de agua caer y el lugar es muy frío. Mi voz desesperada retumba en el lugar haciendo eco. Finalmente abren una puerta y me entran al lugar. Me quitan la capucha y mi mirada es interceptada por sus ojos verdes que me miran seriamente. Viste una simple camiseta blanca dejando ver sus fuertes brazos y parte de su enorme tatuaje que cubre toda su espalda. Se aclara la garganta y los gorilas que lo siguen salen de la habitación dejándonos completamente solos. Respiro y me permito mirar a mi alrededor. Para mi sorpresa no es un almacén abandonado o algún lugar donde normalmente los psicópatas criminales llevan a sus víctimas. Es sólo una habitación muy limpia , tiene una enorme cama King Size cubierta por un juego de sábanas negro, un arm
Camino en silencio por un pasillo oscuro. Uno de los chicos está tras de mí y el otro delante guiándome por dónde debo ir. Escucho música electrónica retumbar en el piso inferior.No puedo creer que aún tengan ánimo para hacer fiestas. El chico de la hermandad me guía hacia el comedor. Abre la puerta y la escena delante de mi...Dios no se ni que pensar. Hay una mesa larga y elegante. La luz está apagada. Hay una chimenea que ilumina el lugar al igual que las velas sobre la mesa. Sobre esta hay un festín digno de Dioses. Todas las sillas están ocupadas. Hay unas siete personas. Tres en cada lado de la mesa y...Él en la cabecera. Pero eso no es lo extraño. Lo extraño es que todos los comensales llevan máscaras blancas. El único que no lleva máscara es él...Y yo.Él viste completamente de negro al igual que yo. Los comensales todos están vestidos de blanco. Todos con traje iguales.Esto es tan raro y grotesco que siento escalofríos en todo mi ser.Las puertas se cierras tras de mí.
Una vez más estamos solos.Él y yo.Él y yo contra nosotros mismos.Me pregunto si esto algún día acabará.Este juego del gato y el ratón.Este juego de poder que tenemos y nos encanta aunque no lo digamos en voz alta. Este juego macabro en el que nos estamos destruyendo.Él está una vez más sentado en su silla. No ha dicho una palabra por unos 30 minutos, puede que más, la verdad no tengo la menor idea. Yo... yo ya no lloro. Solo lo miro a lo lejos sentada en el suelo, mis rodillas pegadas a mi pecho con mi cabeza acomodada sobre la puerta. Él prende un cigarrillo y fuma en silencio. ¿A caso no piensa decir nada?Si este silencio continúa me volveré loca.—¿Alguna vez me dijiste la verdad?Rompo el silencio. Con el primer pensamiento que pasó por mi cabeza, si lo sé. Debo haber sonado patética por preguntar eso a estas alturas. Para mi sorpresa no se burla de mi, pero tampoco responde. Sigue fumando como si nada. Trago en seco.— Recuerdo ese día en la cafetería.— Sonrío un poco m