Sintió besos calientes y febriles en su cuello mientras él la sacaba de su sueño.

Flor parpadeó lentamente mientras los débiles tonos anaranjados llenaban la habitación a través de las cortinas.

Sus cejas se arrugaron al sentir una mano en su pecho.

Sus ojos se abrieron de par en par y miró hacia abajo para notar que él estaba mordisqueando la piel de su cuello mientras su mano se deslizaba dentro de su camisa acariciando su pecho.

Ella gimió cuando él mordió su tierna carne y la chupó.

Ella empujó su pecho haciéndole retroceder. Su cabello negro alborotado fue lo primero que vio antes de que él inclinara la cabeza hacia arriba mirándola con esos profundos ámbares.

—Buenos días —sonrió, brillando como una estrella mientras ella entrecerraba los ojos.

—Buenos días —dijo de mal humor. Seguro que era una persona mañanera.

Una vez que terminó el saludo, comenzó a besar su mandíbula, obligándola a retroceder mientras ella sacaba su mano de su camisa.

—Detente —dijo con severidad, dándole u