En la puerta esperando y como si se tratara de una novela está al correr hacia él, la alza en sus brazos la besa, mientras ella entrelaza sus piernas en su espalda y así completamente fundidos en un abrazo la lleva en brazos hasta el apartamento. El lugar es simple pero elegante, muy amplio, pero nada de la o lujos le importa en ese momento pues solo desea abrazarlo y besarlo para grabar cada instante en su mente.

Juan finalmente la coloca en el suelo y América siente como sus brazos la rodean y se funden en un beso apasionado, intenso, con hambre. Al separarse sus respiraciones están agitadas y comparten una mirada llena de intensidad, —bienvenida a mi hogar, ¿deseas tomar o comer algo?—, pregunta con la voz profunda cargada de sensualidad.

— Por los momentos estoy bien— , responde intentando calmarse.

Le propone darme un pequeño recorrido por el lugar describiéndolo rápidamente, — esta es la sala, allí está el comedor, la cocina, este el baño para las visitas, la terraza, acá hay un