MeredithRegreso a la habitación de Nick encontrándolo con los ojos abiertos. Mira a mi lugar para luego dejar caer su cabeza con decepción. Tal vez siga enojado conmigo.Con vergüenza y un tanto nerviosa me acerco, no sé qué decir ni como pararme. Esto va a costar más de lo que creí ya que su descontento es tal que rompe la seguridad que había adquirido todo este tiempo.__ ¿Has visto mi anillo? - pregunta con la mano en su frente. Hurgo en mi bolsillo dando con lo que pide, lo sostengo entre mis dedos recordando lo que tengo que decir, como un balde de agua cayendo sobre mí cabeza.Ese ardor lo dejo estar. No puedo luchar con eso, no haré ni el intento de quitarlo.__ Sé que... - me cuesta respirar - Nick yo no quería... Lamento lo que hice. Es que solo actúe según lo que... No entiendo porqué lo hice. - al fin me mira. Espero ver alguna expresión sin recibir nada en absoluto - Podemos volver a intentarlo, prometo que esta vez no lo voy a arruinar.Se mueve con cierta incomodidad. R
Meredith__ ¿Meredith aún? - pregunta doña Beatrice al abrir la puerta. Confirmo con un movimiento de cabeza que la hace darse cuenta cuán destruida estoy. - Pasa, corazón. Tomemos un poco de cocoa.Sin decir una sola palabra cambio la ropa por la que me da, me visto con un conjunto que parece ser su hijo. La chaqueta me abriga en lo que se lleva la ropa mojada para meterla a lavar. Regresa con dos tazas de café que pone en la mesa antes de darme un álbum que abre buscando no sé qué, mientras me abrazo a mi misma. __ En cuanto supimos que nuestro cambio de cuerpo había sido a causa de unas joyas, tomamos esta fotografía. - en la imagen que pone frente a mis ojos ambas joyas están sobre una manta, el anillo colgando a lado del medallón. - Buscamos alguna razón, sin encontrar nada. No había nada similar en toda la ciudad. Incluso pagamos a un investigador para que buscara el origen de ellas creyendo que quien las compró o vendía podía saber el secreto para sacarnos de ese lío.__ No l
Nick.__ No puedo tomarte en serio. - se ríe Alexander con incredulidad. Repara mi aspecto, mueve su cabeza buscando no sé qué, en lo que solo me quedo esperando que caiga en cuenta de la realidad. - Muestra la cámara. No estoy para tus juegos, Nickolas. Habla a gritos pensando que alguien saldrá de atrás diciendo que es solo una broma. __ Ya pueden salir. Dile a Nickolas que salga ya que a mí no me hace caso.__ Deja la pendejada, estoy hablando en serio. - le digo con molestia. No estoy de humor y si decidí decir todo fue porque puedo obtener un poco de ventaja en ambos casos de llegar a traicionar como si su inocencia es cierta.Su risa se borra, se sienta en la cama descansando sus piernas mientras la mujer que lo acompaña arregla su salida. __ Ya puedes terminar con la broma. No estoy para soportar jugarretas de niños en cuerpos de una chica Mueve su cabeza buscando no sé qué en mi espalda. En su estupidez me hace a un lado como si ocultara a otros.__ ¿Crees que me voy a pon
Nick__ Parece que soy quién debe arreglar las cosas por tí de nuevo - alega Alexander cuando baja del auto. Su esposa no está por ningún lado al igual que el niño - No has aprendido nada, Nick.__ ¿Qué haces aquí? - lo alcanzo.__ Te conozco. Sé cuándo eres inteligente y cuando el cerebro no te funciona nada - como si conociera donde estamos instalados este camina sin detenerse. - A veces eres un gran negociante, pero tu primera novia la tuviste a los doce y sin conocerla te comprometiste.__ ¿Cómo sabes de eso? __ Mi padre me lo dijo en una ocasión. Dijo que por primera vez habías sido un caballero que le sacó una sonrisa a la niña más triste que vio. - toca la puerta - Ahora tenías esa mirada y aunque es su cuerpo el que cargas, esa tristeza es tuya.__ ¿De qué estás hablando? Meredith abre la puerta y este le da una mirada antes de entrar __ Ustedes dos, olviden lo que acordaron o piensan acordar. Esto no es un negocio cualquiera. - se sienta en una de las sillas que arrastra d
NickSin poder hacer nada al respecto, detengo el auto en el cual nos trasladamos desde la casa de Meredith a la mía, para luego traer las maletas a la mansión más codiciada por la prensa, grande y con un aspecto de ser el lugar de los sueños de muchos. En cambio, para mí representa la poca lastima que hay para aquellos que tienen la misma suerte de estar entre los desterrados de este sitio.Esto debería ser más fácil. __ Reglas...__ Ya las dijiste diez veces. - me interrumpe Meredith.__ Una más no está...__ Estaré bien. Estamos haciendo esto para no morir, ni tú ni yo - alega en un suspiro. - Admito que estoy aterrada. Pero esto asegura que estaré fuera de ataques repentinos. Un sacrificio por un bien mayor. __ Aquí no serán repentinos, sino tu día día. - bajo primero. Esto no me gusta. Los King tendemos a ser una jauría que si no se matan entre ellos, salpican a otros y en este caso, la florista es quien está enmedio por mera coincidencia del destino que la señora bruja quiso
Nick__ Si quieres salir, solo debes decirlo. Nos iremos de inmediato. - confirma que lo entiende y eso al menos me da un poco de tranquilidad. __ Necesito un té, veinte horas en el spa, dormir un día entero o al menos que me tomen la presión. - dice arreglando las solapas del saco que carga encima. - Prefiero sin lugar a dudas que me tomen la presión. La he de tener descontrolada. __ No fui quién dijo que podía hacerlo. - le recuerdo. Paso el cepillo por el pelo quitando unos mechones fuera de su lugar. - Prácticamente fui a quién obligaron a estar aquí.__ Debiste haber insistido más que no viniera - reprocha. - Tan fácil te dejas convencer, King. __ Contigo eso de aceptar las cosas se me dan fácil - admito mirando como detiene sus movimientos. - Empiezo a detestar ese rojo en mis mejillas, señorita bonita. No lo hagas tanto en mí, me veo como un crío de quince.__ Lo siento. No puedo controlarlo. __ Lo odio porque lo vi por primera vez en tus mejillas reales y allí se veía real
Meredith.Me voy descubriendo poco a poco, soy buena escribiendo historias de fantasías con mundos inexistentes donde predomina el poder que una mujer puede adquirir con solo proponerse ganarlo, sin detenerse con los golpes si no tomarlos como impulsos. Soy admiradora de esa clase de actos, pero ahora se le suma la actuación.Me sale natural, quizá sea el efecto King que no se va del todo ya que intercambiamos cuerpo, pero algo de él aún debe estar presente.__ ¿Cómo te atreves a venir a nuestra casa? - reclama Robert. - Nadie lo autorizó.__ Lo autoricé yo. Te recuerdo que soy el heredero universal de todas las posesiones de Michael King, así no necesito más que mi decisión para decidir dónde ir - digo sin titubear o cambiar el tono. - La memoria te comienza a fallar. No puedo cambiar el hecho de que algo de mí aún les teme, más sé que puedo hacerlo con la actitud que tomo al enfrentarlos. Ellos son fuertes, yo he tratado con los O' Kelly por mucho tiempo y estos no fueron más que u
Meredith__ No quería decir... Quise decir... No tienes que decir... Puedes...Meredith ya matate.Aclaro mi voz buscando otra estupidez que decir __ Sí te quiero. - declara dejándome anonadada. Ni siquiera cabe duda en sus ojos, esta siendo sincero ¡Está diciendo que me quiere y es sincero! __ Como una amiga, claro. - digo con humor. Da un paso cerca para quedar frente a mí, no estoy sintiendo que el oxígeno sea suficiente, me voy a ahogar __ Te quiero más que como una amiga, Mer. - ¿Esto es real? - Por eso me jode no poder tenerte en un sitio seguro mientras arreglo esto.Su mano acuna mi mejilla, sus ojos se cierran y los míos lo siguen antes de sentir como sus labios reclaman los míos en el beso más sutil que se convierte en uno lleno de fuegos artificiales que explotan dentro de mi vientre. El cosquilleo no se termina, al contrario, se vuelven más intensos. Toman fuerza en lo que su lengua hurga dentro de mi cavidad adueñándose de mi capacidad de rehusarme a seguir. La respue