Pov Leina Me fui despertando de a poco; mi cuerpo parecía estar en algo sumamente cómodo y suave. Palpeé con mi mano dónde estaba; una tela de fina seda fue lo que toqué. A través de la rendija de mis ojos podía ver seda de color azul oscuro; más allá, las cortinas suaves se movían con la brisa. La luz de la luna entraba por el ventanal, iluminando parte de la habitación. Me incorporé un poco para ver dónde estaba y no reconocí absolutamente nada. La habitación es enorme, con muebles tapados con sábanas blancas. Por el suelo se deslizan las hojas y el polvo. Por lo que veo, nadie ha vivido aquí en mucho, mucho tiempo. La puerta doble se abrió y allí estaba mi Lycan, con una bandeja que dejó a mi lado, llena de frutas. —¿De dónde las sacaste? «Eso no importa, come algo, necesitas reponerte. Bastian dice que estarás bien.» Aparté la mirada de la bandeja para verlo. Ahora sí siento a Bastian y di un suspiro mental para no enojar al grandote. —¿Dónde estamos? —pregunté, mirando
Pov Leina (NOTA: EN LOS SIGUIENTES DOS CAPÍTULOS SE HARÁ REFERENCIA A ESCENAS UN POCO EXPLICITAS ENTRE EL LYCAN Y LEINA, PUEDE SALTARSE LOS CAPÍTULOS SI SE SIENTEN INCOMODOS.) «Leina, mi hembra, te necesito». Su voz ronca en mi cabeza me erizó el cuerpo de deseo. «Está bien, solo… deja salir a Bastian y…». Solté un gritito cuando sus colmillos rasparon mi piel. Al parecer, eso no le gustó. Me llevó de regreso adentro y me reí durante todo el camino hasta ser lanzada en la enorme cama, que ni se inmutó cuando el enorme Lycan se subió sobre ella. Su nariz me fue recorriendo las piernas. Olvidaba por completo que llevaba puesta una simple camisa sin nada debajo. No sé en qué momento las cosas se fueron subiendo de tono, pero ahora me veía cayendo en un vórtice excitante y peligroso. Su lengua húmeda lamía mis piernas, subiendo cada vez más hasta llegar a mi V. Empujaba su nariz entre ellas para que le diera acceso, aunque yo aún dudaba de si llegar tan lejos. La tela fue a
Pov Leina Sus garras se aferraron fuerte a mis caderas y mi vientre se sacudió ante lo que vendría. Abrí mis labios en un gemido silencioso a medida que su miembro se iba adentrando poco a poco, centímetro a centímetro, estirándome para él. Se alejó, saliendo por completo, volviendo a entrar un poco más en mi interior, que no dejaba de palpitar mientras apretaba su pene grueso. Podía sentir sus músculos tensos, el vibrar de su pecho conteniendo las enormes ganas de embestirme a su ritmo. La luz amarilla de las velas se iba apagando, iluminando nuestros cuerpos que se entremezclaban de a poco en la enorme cama. La brisa fría que entra por la ventana no era capaz de apagar el fuego entre ambos que nos quemaba y nos hacía arder de deseo. Su cuerpo me cubrió con cuidado de no lastimarme mientras empujaba un poco más en mi interior. Su lengua seca el sudor que se desliza por mi espalda, dándome escalofríos con su aliento. Los músculos se tensan cada vez más a medida que sale y ent
Pov NarradorReiner se encontraba ansioso; desesperado, podría decirse. Su talón golpeaba constantemente el suelo para tratar de calmarse.Había hecho todo lo que podía para llegar a Leina, pero era casi imposible cuando estaba bajo el dominio de un Rey salvaje.La pequeña caja aún rodaba entre sus dedos. Quería regalársela aquel día antes de irse, y todo para qué: para descubrir que llevaba el olor de otro Alfa en ella.Tiró la caja con fuerza hacia la pared, volviéndola añicos, y las perlas del collar saltaron por toda la habitación.La joven mujer que se encontraba a un lado saltó del susto; llevó la mano a su vientre instintivamente para proteger a su cachorro.Sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta de que Reiner no era ese chico dulce que la enamoró; solo era una fachada para tenerla en sus manos.—Reiner, cálmate, es su compañero; tú mismo dijiste…—¡Cállate, perra! ¡Nadie pidió tu opinión! El único motivo por el que sigues con vida es porque llevas a mi hijo. Jamás se
Pov LeinaMe sacudí las manos y miré la habitación que ahora sí había quedado más decente.Quité por completo el polvo, saqué las hojas secas y quité las sábanas blancas de los muebles.Solo faltaba el candelabro lleno de telarañas sobre mi cabeza, pero eso es trabajo de otra persona.Unos brazos fuertes y tatuados me abrazaron por detrás, dejando pequeños besos desde mi cabeza hasta mi cuello.—Se ve perfecto.—Gracias, amor, es lo mejor que puedo hacer.Bajamos hasta el comedor que limpiamos entre los dos. Decidimos pasar algunos días aquí solos, alejándonos del mundo y sus problemas.La mesa es inmensa, demasiado, diría yo. Al final, están nuestros platos con un desayuno preparado exclusivamente por Bastian.«Yo también ayudé, nena, no solo él».«Gracias por eso, Thorin, te ganaste un besito de recompensa de Ava».Sonreí al verlo enrollarse con Ava, que ya está mucho más relajada con su grandote.Y pensar que hace unos días lo creía un monstruo despiadado. Diosa, creo que aquí la m
Pov LeinaCómo demonios hago para prepararme y luchar contra el impulsivo de Thorin, que no deja de meter su hocico debajo de mi vestido.—Luna, ya todo está listo para partir—me grita Bell desde la puerta, mientras yo ya estoy acorralada contra el tocador.—Sí… dame… dame un momento, ya voy.Intento apartarme del enorme Lycan, que parece no querer rendirse y no lo hará hasta que tenga lo que quiere.Me levanta el vestido de repente, abriéndome las piernas como si nada.Solo pude echar la cabeza hacia atrás, dejando escapar un gemido de placer al sentir su lengua en mi feminidad.Sé perfectamente lo que hace este macho posesivo; no dejará que me vaya sin marcarme para dejar su "sutil" advertencia para cierto Alfa que ya no me importa.«Bastian, eres un… hmms… ¿no te bastó… con todo lo que me hiciste anoche?»«Hablamos de mí, mi Reina. Ahora abre más las piernas para saborearte mejor.»Estoy perdida con estos dos, aunque no puedo quejarme de esta deliciosa atención.Después de esa "ses
Pov LeinaEscuché cadenas ser arrastradas, desvíe mi mirada del rostro perverso de Reiner hacia la oscuridad.Hombres con trajes del palacio aparecieron de repente, jalando las cadenas que más atrás ataban a toda mi familia.Inhalé profundo, queriendo correr hacia ellos, pero un cuchillo que comenzó a quemar mi piel me detuvo.El brazo de Reiner se enrolló en mi cintura, pegándome a su espalda. Su lengua asquerosa salió para lamer mi cuello sin tocar la marca de Bastian.—Es una lástima, Leina, debiste aceptar ser mía de nuevo. La Diosa misma te entregó a mí y tú, simplemente por tu orgullo, me rechazaste.—Tú fuiste quien me rechazó. De todos modos, ese vínculo se iba a romper; jamás fui tuya.Siseé de dolor cuando el filo del cuchillo abrió mi piel. Sentí mi sangre caer en un hilo por mi cuello, resbalando hasta mi escote.Solo espero que Bastian sienta eso, que sepa que estoy en peligro.—Estás acabado, Reiner—solté con rabia porque sabía que Bastian ya debe estar viniendo aquí.So
Pov Leina Hace más de dos horas que había dejado atrás aquellas tierras marchitas. En ellas dejé parte de mi alma, una que no estaba segura de si regresaría. Mantuve siempre mi mirada baja, sin ver a nadie. Los guerreros de Bastian iban al frente, asegurándose de que todo estuviera bien, sin darse cuenta de que ahora yo misma soy su enemiga. Apretaba con fuerza las correas del caballo, mirando fijamente mi muñeca, donde hay un sutil trazo apenas perceptible, pero estaba allí, quemando mi piel y mi corazón. Las lágrimas amenazan con caer; yo deseo derrumbarme por completo. —Luna, dígame qué pasó allá adentro, no parece la misma desde que salió. —Nada, Bell… estoy… estoy bien— respiré hondo para darle la mejor mirada que pude. —Solo me afectó ver a mi familia en ese estado, pero vendré a verlos después para ver cómo siguen. Todo el viaje después de eso fue silencioso. Yo lloraba, gritaba y sangraba por dentro. ¿Cómo podré ver a Bastian a los ojos después de esto? Quería irme lej