Entramos a una enorme habitación donde se encontraba una enorme mesa como si fuéramos a ser juzgados, además había otra no tan enorme en medio de la habitación. La mujer nos dice que tomemos asiento.

Una de las Lunas se acerca a mi y de inmediato sentí la mala vibra en ella.

—Ojala te arresten y te quemen viva maldita bruja.

El miedo incrementa y la sigo con mis ojos hasta que se sienta frente a nosotros. “Es imposible que eso pase”

—No demuestres miedo y no dejes que te intimiden. —murmura mientras besa mi frente —No eres menos que ellas.

El sabe cómo mantener la compostura, pero yo en cambio con sólo unas simples palabras de una extraña estoy con un pánico que me hace sentir náuseas.

Escuchamos un gruñido y al voltear puedo ver qué dos de las chicas me miran con rabia, seguramente son las que Damián uso como diversión. Sonrío con arrogancia ya que parece que a pesar de que tienen pareja, mueren de celos porque estoy con él y me trata como ellas deseaban que él las tratara.