—Quién podría decirte que no mi dulce flor. Karen observa como saca su teléfono de su chaqueta—la besa con ternura—guarda esto por mí quieres, no tardo.

—Sí.

Al entrar al vestidor Mikael, hoy la sonrisa de Karen se desvanece, frunciendo el ceño con gesto de asco comienza a limpiar sus labios. “Lo que tengo que soportar”.

Al encender la pantalla de su teléfono se da cuenta que tiene bloqueo, piensa en muchas formas de desbloquear su teléfono y se le corrió una posible, recuerda que le mencionó la fecha en que se conocieron, coloca la fecha en números y se sorprendió de que era la contraseña, al entrar en el registro de llamadas se ríe por el nombre que tenía la llamada de anoche “mierda”. Cuando escucha la voz de Mikael se apresura y envía un texto citándole en el lugar donde se encontraban.

Karen se encontraba demasiado ansiosa y esperaba que Mikael no lo notara, sus manos estaban sudorosas por los nervios, ansía vas a ver quién era la persona con la que hablo anoche Mikael. No quería