Capítulo81
Lorenzo miró fija y silenciosamente a los miembros de la familia Silva con una sonrisa irónica.

Ahora, esos directivos que antes se creían la última coca-cola del desierto, ¡tenían la cara aún más larga como si mostraran preocupación.

Luis le dijo con mal humor: —¿Estás bromeando? ¿Quién te crees que eres?

Adán no pudo contener más su furia: —¿Un simple empleado aún se atreve a amenazarnos? ¿Cuál de nosotros aquí no está muy por encima de ti? Te eliminaríamos sin pensarlo, como si fueras una hormiga, así de simple y sencillo.

Pero Yelena levantó ligeramente la comisura de los labios: —Lo que dijo Lorenzo tiene algo de sentido.

Los miembros de la familia Silva se enfurecieron: —¡¿Qué quieres decir, Yelena?!

—¿Qué quiero decir? Esa es la misma pregunta que les hice cuando me estaban presionando. ¿Y cómo me respondieron ustedes?

Yelena se cruzó de brazos y sonrió fríamente: —¡La gente debería ser muy honesta! Hace un momento me estaban presionando, diciendo que, si Lorenzo no podía salva
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