Capítulo339
—No puede ser, ¡eso es lo único que mi nieta me dejó!

Alfonso, siempre siendo tan dócil, ya no pudo contenerse. Con los ojos totalmente enrojecidos, se levantó de golpe para recuperar el amuleto. Su nieta era su única parienta viva, y los regalos que ella le daba los guardaba como tesoros muy preciados. No podía soportar que alguien se los arrebatara de esa forma.

El hombre se sobresaltó en ese momento:

—¿Qué? ¿Quieres pelear? ¡Seguridad, llamen a seguridad!

—¡Yelena, ¿qué estás haciendo?! ¿Vas a dejar que tu perro fiel nos muerda? ¡Detenlo de inmediato! —gritó uno de ellos.

Yelena estaba realmente furiosa, con el rostro deformado por la ira.

—¡Ustedes están yendo demasiado lejos!

El hombre le replicó con total descaro:

—¡Yelena, ¿acaso no quieres la aprobación? ¡Créeme que, con solo una palabra de nuestro jefe, el grupo Prosperidad no podrá hacer nada en Costamar!

—¡Seguridad! —ordenó Yelena con una voz que intentaba ser muy firme, pero mostraba su desesperación total.

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