En ese momento, Yelena se sentía como un pájaro asustado, agarrándose desesperadamente al dobladillo de la ropa de Lorenzo. ¡Una intensa sensación de miedo absoluto dominaba por completo su mente, dejándola definitivamente sin palabras! ¿Realmente era…tan insignificante ante los ojos de esas personas importantes?

Helena también estaba pálida: —Lorenzo, esto... yo…

Incluso ella se sentía atrapada en un verdadero dilema, con la mente zumbando. Las condiciones propuestas por el anciano eran absolutamente irresistibles para cualquiera. ¡Pero el único precio a pagar era entregar a su nuera, Yelena!

Sergio y Ángel estaban tan llenos de envidia que casi les sangraban los ojos, pero no se atrevían siquiera a expresar ninguna objeción. Desafiar abiertamente al anciano en un asunto tan importante como este, solo llevaría a un resultado desastroso, ¡incluso para su propio hijo!

A pesar del fuerte dolor que lo hacía gruñir, Marcos se levantó tambaleante y estalló en una risa estridente: —¡Jajaja!