Robert no aguantaba más, ya se sentía mejor de sus heridas, pero debido a la terquedad de Johana de no ir a él, pues él regresó, Alejandro estaba furioso con él por arriesgar el plan si era detectado por traidores implicados en su atentado, pero Robert era también muy testarudo, Alejandro le prestó el avión y su personal, Robert no podía contactar a ninguno de sus empleados, al llegar a Venezuela, Robert necesitaba alguien de confianza y sabía que podía confiar en Pablo Larsson, era el hombre más discreto y desconfiado que conocía, ahijado de su madre y su familia, a él nadie lo estaría vigilando, Robert lo llamó y Pablo entendió todo muy rápido, apenas se sorprendió, había que reconocer que el hombre sabía cubrir sus emociones, Pablo busc&o
Sonia corrió mirando hacía atrás a cada instante hasta que chocó contra el pecho de Luis.Luis había dejado a Robert escondido en el jardín de Socorro y le indicó esperar media hora, él iba a ordenar que todo el servicio fuera a descansar, por fin llegaba a su casita, se dio un baño y puso un mono de chándal, se sentó en el sofá y se disponía a encender el televisor cuando escucha el grito de una mujer.—Maldita sea ya lo descubrieron —dijo en voz alta y salió de su casa en cuanto estuvo unos cuantos metros de su puerta apareció Sonia con dormilona y bata a juego de satin azul rey y el cabello castaño claro suelto, la mujer estaba espantada y corr&iacut
—Pues tienes razón, esto así no funcionará, yo no soy cualquiera a la que vas a montar cuando te place y luego me trataras con descaro haciendo comentarios hirientes y mandandome a mi mansión, ya he pasado por esto y no; muchas gracias, pero no necesito de esto —Sonia se llenó de dignidad, pero como mujer, no era por distancias sociales, deseaba al hombre contra toda razón y lógica, no podía permitir que la tratara como una perra en celo, eso le dolería demasiado, elevó la nariz y con la gracia de una reina continuó—, si tienes ganas de esto con una mujer calladita y sin dramas, hay sitios especializados con mujeres dispuestas que lo ven como trabajo… Luis se echó a reír entendiendo que ella interpretó mal su último comentario, pero es que él nunca sabía cuándo cerrar la boca, pero ella quería algo más, no pudo evitar sentirse complacido de que ella no lo viera como un juguete sexual de carne. —¿Quieres romance Sonia? —dijo él disimulando su alegría, había la posibilidad de que
Johana le contó todo a Robert de lo ocurrido esa noche, omitió los comentarios despectivos de Néstor a María y José, ese no era su problema, decir que Robert estaba furioso era quedarse corto. —Eso no tiene ningún sentido, yo sabría si los terrenos no fueran legítimos. —Él evadió el tema, dijo que quizás sabrías o quizás no, que era algo que él no cobraría, pero ahora que cree que Mariana no es tuya, pues no quería que el legado Mendoza quedara en alguien ajeno. —Puras patrañas, ese hombre me debe hasta su sombra, es imposible que no me hubiera sacado una buena tajada por mi tierra. Robert quiso levantarse y Johana no lo dejó, por el contrario buscó una compresa con hielo y elevó su pierna con dos almohadas. —Pues ahora él no se espera que estás vivo y piensa sacarnos de la hacienda y no pagar un medio de lo que le prestaste. —Claro, porque se lo presté a título personal y no utilice a Grupo Mendoza para cuidarlo, para que no descubrieran que estaba quebrado y el infe
Susana estaba en España recabando información, el nombre Asdrubal Bernal encerraba muchas cosas, figuraba como el dueño de una fundación falsa que recibían dinero de Grupo Montenegro y Ranch Cold desde que fue propiedad de Néstor con Rubén Mendoza, padre de Robert, la fundación de Asdrubal recibía dinero porque Rubén aprobó eso, ahora ese tal Asdrubal había contratado los matones que atacaron a Robert y a Johana, Susana sabía que no podía ser casualidad, pero el hombre descrito por el hombre que Johana hirió era un Asdrubal Bernal joven, eso no tenía sentido, si Rubén le había pagado hace más de veinte años no podía ser un jovencito, obviamente el maleante mentía, pero no había necesidad si ya había dado el nombre, ¿quién era ese hombre?, el teléfono de Susana sonó y era su hermano, ella contestó de inmediato, tenía muchos días con ganas de hablar con él y no contestaba llamadas. —Imbécil, por fin te dignas a recordar que tienes hermana. —No podía hablar contigo, ni siquiera es
Mientras tanto en La Madonna Sonia muy nerviosa trata de preparar a Luis para que hable con su hijo mayor, pero este se muestra muy sereno y después del desayuno le pidió una reunión. Dante recibió a Luis en su estudio, le sorprendía la seriedad del hombre. —Luis, ¿hay algún problema? —Dante calló, observador a la actitud del hombre. —Para mí no hay ningún problema, no sé si para usted. Dante se sentó en su escritorio y le hizo una señal para que el hombre tomara asiento frente a él. —Dime cual es la situación y te diré si es un problema para mí. —Sonia y yo estamos juntos, quiero formalizar mi relación con ella, y aunque usted es su hijo y no es necesario su permiso, es el hombre de esta casa y claro que ella estaría mejor con su bendición. Dante estaba sentado y menos mal, si no se caía con los pies al aire, pero disimuló, a él pocas veces lo sorprendían y sin duda este era un momento memorable. —Puedo preguntar ¿desde cuando tienen ustedes una relació
Al caer la noche en la Mágica Cascada, María estaba en su taller, entre sus manos una tela negra brillante, de sus ojos brotando lágrimas una trás otra, inmersa en su dolor, su comadre Mercedes le había insistido ir con ella a Europa, pero ella con tacto la había rechazado, se sentía responsable de Johana quien con tanta entereza se encargaba de la hacienda y sobretodo no quería alejarse de Mariana que visitaba un rato en las tardes, tocaron la puerta con delicadeza sacándola de sus pensamientos. —Adelante —dijo María con voz entrecortada. José abrió con cuidado y entró, la vio limpiando su rostro y se concentró en la tela que tenía María en sus manos. —¿Esa es la capa de mago de Robert? María sonrió y la estiró. —Mariana me dijo que quería disfrazarse de vampiresa y pensé que podría utilizar la capa del disfraz de Robert. José se echó a reír —¿Y qué pasó con los disfraces de princesa? Ahora María también se echó a reír entre lágrimas. —Ay José, son
—Gracias Johana, siempre he admirado tu temple y carácter, agradezco que estés con mi hijo —María se dirigió a Robert—. No fue así, yo conocí a José antes que a Rubén, éramos muy jóvenes, nos enamoramos, pero mi familia no me permitiría casarme con él. Años después Rubén lo contrató, en cuanto nos vimos ya él era capataz y no nos dirigimos la palabra por años, yo le tenía pánico a Rubén, bien sabía lo fuerte que eran sus golpes —María calló y Robert la miró apretando puños y dientes. —¿Mi papá te pegaba? —Sí, lo hizo muchas veces, pero por lo general me ignoraba, yo me concentraba en ti, pero luego también te alejó de mí, comenzó a prepararte para ser un hacendado, yo me mantenía cerca, trataba de inculcar bondad en ti, me aterraba que él te hiciera como él.María explotó en llanto y no podía seguir, entonces José se acercó. —Yo tenía cuatro años trabajando aquí —dijo José—, estaba convencido que María no me hablaba porque era feliz con su esposo, hasta que un día le vi un ojo
Johana autorizó la entrada a Néstor con su hija Natalie acompañados de su abogado, Johana estaba en medio de varias personas, María y José, el administrador de la hacienda y el abogado de La Mágica Cascada, también estaban Alejandro De las Casas y los hermanos Montenegro. Néstor se rió despectivo al ver a sus sobrinos. —¿Qué hacen aquí? —preguntó Néstor a sus sobrinos—, son unas ratas que eligieron el barco equivocado. —Jorge… —dijo Natalie con anhelo y Jorge miró a otra parte. El abogado de Néstor pidió la palabra aclarándose la garganta. —Señores, no queremos problemas, lo mejor es mantener las cosas por las buenas, pero ya un juez dio la orden de desalojo, mi cliente está en su derecho de tomar sus tierras. —Entiendo que son muchísimos animales los que deben reubicar, así que vengo dispuesto a pagar por la bienhechuría y animales, en honor a mi buen amigo Robert, que en paz descanse —dijo Néstor con pena. —Dime Néstor, según tú ¿cuánto ofreces pagar por las