Asomo la cabeza por la puerta de su oficina y ahí lo encuentro, Thomas Mills está sentado leyendo reportes policíacos, como la mayoría de su tiempo. Es decir, entre reportes policíacos y la persecución para atrapar a los malos esas son las consecuencias de ser el director de la policía. No tiene mucho tiempo para su familia... o lo que queda de ella.
—Ey— digo para mi padre entrando a su oficina, su mirada se desvía hacia mi y una sonrisa aparece en las comisuras de sus labios —¿Cómo te fue hoy padre?— pregunto devolviendo la sonrisa.
—Elizabeth, hija, ya estás aquí— se levanta de su asiento y me palmea la espalda a manera de saludo mientras yo ruedo los ojos, sabe que detesto que me llame por mi nombre— algo ajetreado, estamos pisandole los talones a varios tipos pesados— agrega para responder a mi pregunta.
—Padre— hablo tratando de mantener mi coraje a raya— sabes que no me gusta que me llames así. Dime Liza, sólo Liza.
—Claro. Oye, esta tarde vendrán hombres para la entrevista— dice ojeando los reportes y mandando al carajo mi petición.
—Padre, no es necesario y lo sabes, yo estaré bien, nunca salgo, no necesito un guardaespaldas— un deje de fastidio tiñe mi voz.
—Elizabeth, esto no es un juego, no está a discusión, tendrás un guardaespaldas— espera un momento para continuar— Así tendrás la oportunidad de salir más, tienes veinte años hija y no tienes amigas, no tienes novio, tú no llevas una vida normal.
—Ya hablamos sobre esto, no puedo tener una vida normal, no necesito amigas y ¡Dios! ¡Cualquier padre estaría contento con el hecho de que su hija no tenga un novio!— mi padre fija su mirada en mi— no es posible, que yo tenga una vida normal padre, ni amigas y mucho menos un novio— mi voz se tiñe de melancolía al darme cuenta que en mis veinte años que tengo de vida jamás he besado a algún chico y quizá jamás lo haga.
—Buscarás la manera Elizabeth, sé que lo harás. Tienes que hacerlo, sabes que a diario estoy en peligro y no sé cuánto más pueda estar contigo— un nudo se instala en mi garganta al escuchar las palabras de mi padre —no quiero dejarte sola— puedo ver antes de que él baje la mirada como sus ojos se mojan <<tal vez está recordando a mi madre>>. Con la muerte de mi madre y si le llegara a pasar algo a él, me quedaría sola.
Trago duro para tratar de hablar sin dificultad —no te pasará nada. No estaré en las entrevistas, puedes elegir al que te parezca mejor— digo con un encogimiento de hombros restandole importancia al asunto —ahora si me disculpas debo estudiar para los exámenes.
Sin más que decir salgo de su oficina y me dirijo a mi habitación. Es increíble que ya hayan pasado diez años desde la muerte de mi madre y mi padre y yo seguimos tan afectados como si hubiese sido ayer y a pesar de que yo tan solo era una niña de diez años, lo recuerdo perfectamente, cada detalle.
Mi padre está más ausente que nunca, se le ve cansado aunque quiera aparentar estar bien y aunque no lo dice sé que se siente culpable, sé que no puede vivir consigo mismo sin antes reprocharse por lo sucedido, lo veo en sus ojos, es muy evidente.
—¿Señorita Mills?— la voz de Eve la señora que se encarga de hacer la comida para nosotros me saca de mi ensimismamiento, haciendo que pare de golpe a mitad de las escaleras que llevan al segundo piso donde se encuentra mi habitación.
—Eve, estas en esta casa desde que tengo memoria, deja de llamarme señorita. Dime Liza— la señora se ruboriza un poco pero asiente con la cabeza.
—De acuerdo, Liza, ¿quieres que te prepare algo para comer?— habla con un deje de esperanza.
Hago un encogimiento de hombros antes de hablar —si, claro. ¿que harás?— sonríe con triunfo mientras que yo bajo las escaleras encaminadas y me dirijo a la cocina con ella a mi lado.
☆
Cuando termino de comer las flautas que Eve preparó para mi, le agradezco, estoy a punto de levantarme del banco en el que me encuentro sentada frente a la barra, cuando la señora de cabello entrecano comienza a hablar.
—Señorita Mills— niega frenéticamente con la cabeza —perdón, Liza. Estoy preocupada por tu padre, mira sé que son asuntos que no deberían ser de mi incumbencia, pero como dijiste he estado en esta familia desde que tienes memoria, incluso más tiempo— su voz se quiebra ligeramente —les he tomado mucho cariño a los tres, y a pesar de que tu madre no me dejo cargarte demasiado, debido a tu condición, aunque no puedo darte un abrazo en los momentos malos en los que necesitas a alguien, ahora que tu madre no está con nosotros— se detiene un momento para tragar duro —quiero se sepas que estoy aquí para ustedes— sacude la cabeza, dándose cuenta de que le está dando muchas vueltas al asunto— Al punto al que voy es que tu padre no ha estado comiendo muy bien, apenas y prueba bocado, he tratado de convencerlo pero es muy testarudo y bueno yo...
Deja las palabras en el aire —hablaré con él— Eve sonríe satisfecha y asiente con la cabeza —ahora debo irme, no tardan en llegar los hombres a los que entrevistará mi padre y no quiero estar aquí para cuando eso suceda.
—Lo hace por que se preocupa por ti— dice poniendo una de sus manos sobre mi hombro que esta cubierto por mi suéter —lo sabes ¿verdad?.
—Lo sé— le dedico una sonrisa cargada de agradecimiento —gracias Eve, por todo— asiente con la cabeza y me devuelve el gesto.
Subo a mi habitación para estudiar, tengo exámenes en la universidad. A veces me encuentro pensando en mi madre, si aún estuviera viva ¿estaría orgullosa de mi? ¿estaría de acuerdo conmigo en seguir la carrera que lleva mi padre? Tuve un verdadero dilema en elegir la carrera que quería estudiar, no sabía que parte era más fuerte si la que odiaba esa carrera porque por culpa de uno de esa infinidad de matones murió mi madre y preferiría olvidar todo ese asunto y no acercarme más a lo que tuviera que ver con eso o la que deseaba hacer pagar no sólo al que mató a mi madre, si no a todas las escorias que han hecho de las suyas y andan por ahí como si nada hubiera pasado, sin haberles dado justicia a sus víctimas y los familiares de éstas.
Al final ganó mi lado justiciero, ese lado que desea limpiar al mundo de las personas enfermas, de los psicópatas que sienten placer al hacerles daño a otros.
☆
Llevo más de dos horas estudiando cuando un golpeteo a mi puerta me distrae —¿hija? Las entrevistas terminaron, sal para presentarte— habla mi padre desde el otro lado de la puerta.
Ruedo mis ojos al cielo y un suspiro cansino me abandona —voy en un minuto— me apresuro a ponerme los guantes que siempre uso (excepto en mi habitación) para evitar tener contacto físico con el resto de las personas.
Llego a la puerta, giro la perilla y cuando abro la puerta mi cuerpo se siente entumecido, mis manos comienzan a sudar y pierdo la noción del tiempo y el espacio. Sólo está él justo ahí frente a mi con su mirada clavada en la mía.
Sus rizos marrón oscuros caen por los costados de su cara, sus ojos color verde esmeralda me envuelven en un trance profundo, sus labios delgados y perfectamente delineados se entreabren ligeramente cuando nuestras miradas se cruzan.Nos quedamos así, quietos, sin movernos, sin decir una sola palabra mientras que todo a nuestro alrededor se disuelve. Y me siento muy indefensa, muy impotente al no saber cómo defenderme ante esta atracción tan fuerte, algo que no soy capaz de reconocer atraviesa la mirada del chico frente a mí, pero se va tan pronto como llega.Mi corazón late tan fuerte que temo que pueda escucharlo, después de un tiempo <<no se cuanto en realidad>> mi padre carraspea con la garganta para llamar nuestra atención y sólo entonces nuestras miradas se desvían.—Hija— comienza a hablar mi padre con una sonrisa divertida pintada en sus labios —él es Harry Styles, será tu nuevo guardaespaldas— dice para mi antes de dirigirse al chico —H
Me encuentro arreglando mis libros para irme a la universidad, desde ayer en la noche cuando subí y dejé a mi padre y a Harry no lo he visto, y sé que tengo que dejar de pensar en él, pero no puedo sacarlo de mi mente, sólo tengo que concentrarme en mis estudios es lo único que puedo controlar, lo único en lo que tengo decisión propia. ¿Como puedo siquiera creer que alguien como él puede estar interesado en mi?Con eso en mente, salgo de mi habitación, cuando abro la puerta salto en mi lugar del susto al ver a Harry detrás de ésta —mierda— susurro con la mano en el pecho —¿que no duermes?—Lamento haberla asustado señorita Elizabeth—sus facciones
Voy saliendo de clases y me dirijo al coche, Harry esta parado junto a el como todos los días en estas dos semanas que ha estado trabajando para mi padre.—Oye Liza, ¿porque no nos presentas a tu guapo guardaespaldas?— las odiosas de Amy y Claire se acercan a mi, yo ruedo los ojos ante la petición de Claire.—Pueden presentarse ustedes mismas— hablo con irritación.—De acuerdo— un encogimiento de hombros acompaña las palabras de Claire.Ambas chicas se dirigen hacia Harry con paso provocativo, cuando llegan a él una le toca el brazo, mientras que la otra se cuelga a su cuello, por un momento creo que las alejará de él, o que se apartará, pero no hace ni una cosa ni otra, se queda ahí quieto, dejándose querer por ese par de estúpidas riquillas que creen que haciéndole la vida miserable a otros van a mejorar las suyas.Una voz familiar me saca de mi momento de rabia —por favor dime que esta vez dirás que si— Jason se ha interpuesto en mi camino.
Harry se interpone entre nosotros —déjala en paz y devuelve su guante— los puños cerrados y la vena que sobresale en su cuello es una clara señal de lo enojado que se encuentra.Una vez más Jason trata de llegar a mi pero Harry lo empuja hacia atrás, con pasos torpes Jason retrocede —apartate, esto no te incumbe, empleado estúpido— la voz de Jason apenas y se entiende.—Si me incumbe idiota, es mi trabajo cuidar de ella— suelta el chico de los rizos, Jason empuja a Harry para poder llegar a mi, pero su intento es nulo ya que Harry lo detiene y atesta su puño contra su cara, Jason cae al suelo.—Oye, no es para tanto de acuerdo— un Jason ebrio se defiende ante Harry —tu me gustas Liza, y solo quería conocerte más.—Jason, gracias de verdad, pero te lo dije antes no quiero una relación, accedí a salir contigo porque...— me detengo para buscar otra respuesta que no sea; me dieron celos de que Claire y Amy estuvieran con Harry y en el momento de coraj
Aprovecho que hoy es sábado y que no tengo clases para salir a correr, es una de las cosas que me relaja, mis audífonos, mi soledad y el amanecer.Cuando llego a casa puedo ver a Harry en el patio de enfrente de la casa, esta lavando el coche, anda en short, una camisa y sandalias.—No sabía que corría— habla cuando me ve llegar.—Hay muchas cosas que no sabes sobre mi Styles— hablo con indiferencia.—¿También corre con guantes? ¿no es demasiado?— un deje de incredulidad tiñe sus palabras.—Iré a bañarme— digo ignorando completamente su pregunta.El piso esta mojado y cuando me doy la vuelta para entrar a la casa me resbalo y caigo sobre mi trasero al suelo gracias al agua que hay por todo el piso, puedo escuchar una pequeña pero audible risa que brota del pecho de Harry.Me levanto con algo de dificultad y me giro para encararlo —no es nada gracioso Styles— el simula estar serio pero falla.Mi mirada cae en
Avanzo a mi habitación seguida por Tamy. Ayer después de la discusión que tuve con Harry no volví a salir de mi habitación y por ende no lo vi cuando se fue a su casa, hoy es su día de descanso por lo tanto no tendré que preocuparme por verlo.—¿Y tu guardaespaldas?— la chica rubia pregunta mirando a todas las partes visibles.—Es su día de descanso— hablo tratando de simular desinterés.—Es guapo ¿no crees?— hay un deje de insinuación en su voz.Un suspiro cansino brota de mis labios.—No lo se Tamy, no he prestado atención a eso— miento.Tamy esta a punto de hablar pero la voz de Eve nos detiene a mitad de las escaleras.—¿Disculpe señorita Liza hay algo que pueda prepararles?—¿Quieres comer algo?— me giro en uno de los escalones para preguntar.
—¿Que hay de la escuela señorita?— la voz de Harry llega a mi —su padre...—Yo me encargaré de mi padre Styles, no te preocupes, no tendrás problemas por nada de esto— lo interrumpo antes de él pueda terminar de hablar.Harry asiente con la cabeza.—¿Y usted está bien?— puedo ver como me mira por el espejo retrovisor.—Estoy bien— miento a pesar de que sé que no me ha creído en lo absoluto, miento a pesar de que puede ver como las lágrimas salen sin poder detenerlas.La verdad es que no estoy bien ¿como pude ser tan descuidada? Todo este tiempo cuidandome o más bien cuidando a las demás personas de mi y ahora un simple descuido y un pequeño morirá. Cuando llegamos a casa no le doy oportunidad a Harry de bajar y abrir la puerta, bajo por mi cuenta y entro a la casa subiendo a mi habitación lo más rápido que mis pies me lo permiten, entro a mi habitación y me acuesto en mi cama tratando de olvidar lo sucedido. Después de un rato (no se c
Un par de golpes son dados a la puerta de mi habitación, así que rápidamente me pongo los guantes antes de abrir la puerta.—Lamento molestarla señorita Elizabeth— es Harry quien está del otro lado —pero abajo está esa amiga suya y quiere verla, Eve me pidió que viniera a preguntarle si usted desea verla.Esta vez no despego mi vista de la suya.—Si, hazla pasar— respondo seca.Un gesto de incredulidad se apodera de sus facciones.—Claro, con permiso— se despide, pero no se va, no se mueve, incluso me atrevería a decir que no respira.Yo tampoco lo hago, mi corazón late tan fuerte y rápido que temo que pueda escucharlo, mi mirada sigue perdida en la suya, de pronto como si algo lo trajera a la realidad sacude su cabeza deshaciendo nuestro trance y entonces se va, dejándome ahí parada tratando de recomponerme. Minutos después Tamy aparece en mi campo de visión.—Hola— dice con una sonrisa que no toca sus ojos —gracias por es