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Agarro las tijeras y un mechón de cabello de Zoe, intento colocar las tijeras de una manera que solo corte el cabello y no me rebane un dedo, pero es más complicado de lo que pensé que sería.

Cambio de mano, las tijeras se sienten más incomodas, tal vez ese es mi error, pero la posición de mis manos se ve muy antinatural, torciendo las muñecas.

-Que haces niña- La voz de Ciel me asusta y cierro las tijeras de golpe, lo bueno es que no corte nada, ni el pelo de Zoe ni mis dedos.

Volteo para ver a Ciel, que está parada con una bandeja que tiene unas tasas con te caliente y leche.

-No tienes ni la menor idea de lo que haces- La única respuesta que puedo darle es una sonrisa culposa. -¡Y tú!- Señala a Zoe – Porque te dejas hacer eso?-

-Porque somos amigas- Es la respuesta que da Zoe, su inocencia me conmueve y la abrazo.

-Antes de que hagas algo que no se puedas arreglar, ¡permíteme! - Ciel se acerca y deja la bandeja en la mesa junto al pastel, toma las tijeras y mide el largo del cabello
G. Rosa

Las compras por internet pueden ser adictivas. Yo sé que más de una sabe de qué estoy hablando. En ocasiones me llegan productos que ni me acordaba haber comprado y mi pareja se enoja mucho por el "gasto innecesario" que hago, pero él no entiende lo importante que puede ser tener un reloj de arena. Espero de corazón me entiendan que me estoy desahogando.

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