Capítulo 408
Todo sucedió repentinamente, pero también parecía el curso natural de las cosas. Sé que una mujer debería ser recatada, no tan atrevida.

Pero temía que después de regresar a mi país, algo inesperado pudiera ocurrir y quizás no tendríamos un futuro juntos.

Así que, aprovechando este momento de emoción e impulso, quería perder la cabeza por una vez, ser caprichosa.

En el momento crucial, Lucas se detuvo con dificultad, su apuesto rostro sonrojado por la extrema contención y sus profundos ojos agitados por corrientes ocultas.

Frunció el ceño, tragó saliva —su nuez de Adán moviéndose sensualmente— y pronunció con voz ronca:

— María... tus brazos están lastimados...

— No importa.

Después de todo, no necesitaba usar las manos.

Volví a besarlo, pero él me detuvo nuevamente.

— María, ¿estás segura? ¿No estarás algo... afectada por lo que pasó esta noche?

Pensaba que mi comportamiento inusual se debía al susto de haber sido llevada por Antonio.

— Lucas, estoy perfectamente consciente. Sé lo que
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