Capítulo 251
—Tengo un plan maestro. Haz lo que te digo —le indiqué.

—Oh... —Rosa pareció no entender del todo, pero de inmediato se puso a trabajar.

Antes de terminar su jornada, me proporcionó los contactos de varios responsables de agencias de cobro.

Les llamé uno por uno y, tras varias negociaciones, seleccioné a la más despiadada.

Mi petición era simple: cobrar ochenta mil a Carmen.

No me importaba el método, con tal de recuperar el dinero, estaba dispuesta a pagar el doble como comisión.

Carmen no tenía forma de pagar. Cuando la agencia la acorralara, su única salida sería volver a trabajar.

Si la agencia no cobraba, yo solo pagaría la tarifa de servicio normal.

Usar el mínimo esfuerzo para fastidiar al máximo: una táctica que había aprendido de gente como Carmen y Antonio.

Efectivamente, a los pocos días, Carmen regresó para continuar trabajando en limpieza.

Aproveché un momento libre y bajé, fingiendo supervisar el departamento.

Como era de esperar, me encontré a Carmen trapeando.

Me miró c
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