— ¡Eralet! —Gritó el Comandante Atleramni con vos fúrica.
Ivan no podía sino obedecer y acercarse a donde él estaba. Se sentía realmente mal, no había dormido en varios días y tenía que tener un rendimiento semejante e incluso superior al que daba cuando estaba bien descansado, cosa muy difícil.
Investigar sobre esos idiotas era tan complicado...
Si bien tenía información de las bases atacadas y un reporte de lo que sucedió, excepto claro en el caso de las primeras, todos eran relatos pobres, reiterando una y otra vez lo que ya sabía: esos seres, esos malditos seres eran muy poderosos, en extremo fuertes. En su último encuentro en la base tres de la segunda división oriental de su país, aunque pensó poder derrotarlos "los malditos focos" como los llamaba uno de sus subordinados, se salieron con la suya. Incluso lograron herirlo
La nave descendió con un suave zumbido.Desde que… ¿eh Dyhret? y ¿Efxil? me preguntaron mi nombre y determinaron que yo era "el niño", habían pasado algo así como veinte minutos.—Señor, ¿puedo hacerle una pregunta? —La voz dulce de la mujer me sorprendió, pareciendo miel que se derretía en mis oídos. Sin esperar respuesta, ella continuó—. ¿Por qué permitió que elimine a Jeorg y Yaroit?El hombre se quedó en silencio durante algunos segundos.—Supongo… La emoción del momento. —Respondió él con su voz grave—, Pero ahora sé que estamos jodidos. Cuando los Cinco se enteren, el trato se jodió. Todo se jodió.—Debemos de usarlos el tiempo que nos sea posible. —Replicó ella.—Antes de que todo se vuelva un caos. Sin embarg
Caminaba a paso lento a través de las callejuelas. Bajo una luna luminosa y unas farolas pequeñas, seguía hacia su destino mientras sus cuatro hermanos hacían lo mismo.El acuerdo consistía en encontrarse con los distintos compradores en distintos puntos, de forma que no llamasen mucho la atención. Chrystiane, el nombre con el que conocían al vendedor, les dio las ubicaciones y la sugerencia de que los Cinco vayan recogiendo el encargo uno por uno, en grupo. Maerius aceptó con la condición de que cada uno de sus hermanos vaya a por uno de los paquetes ahorrando tiempo, aunque como eran seis entregas, él mismo se ofreció para recoger dos paquetes y para llevar el vehículo, una furgoneta robada y repintada, que transportaría todo.<<En este momento ya debe de estar tomando el segundo paquete. Debo de apresurarme>>.Veyquer miró su reloj y olvid&oacut
Las cenizas se pegaban a su bota mientras recorría las ruinas de lo que alguna vez fue su segunda nave más grande.Un montón de restos humeantes es lo que dejó el ataque de los dos daosledianos en su afán por recuperar al niño, cosa que lograron. Sin embargo a pesar de todo, lo peor era que de algún modo, Jeorg y Yaroit estaban vivos.Esos malditos seguían vivos y le quitaron al mocoso.Todo sucedió en un instante. Una desconcertada Dyhret se enfrentaba a Yaroit en el patio mientras él buscaba a Jeorg, que no parecía estar por ningún lado. Apenas antes había revisado la habitación del niño comprobando con un ramalazo de furia que ya no estaba allí, en el mismo instante que una explosión sacudía todo el lugar. Cuando llegó al techo buscando el origen y a sus atacantes, la nave estalló en una bola de fuego y luz que lo arroj&o
Jeorg se fijó en los montículos que rodeaban su fortaleza. Excavada y construida en media montaña, vista desde arriba era espectacular.Se preparaba para aterrizar, llevando dos bolsas en cada mano y una mochila en la espalda. Satisfecho por llegar, molesto por la misma razón, se preguntó si el niño ya habría despertado. Después de rescatarlo de la base de Efxil y Dyhret, él y Yaroit regresaron a vuelo rápido hacia su fortaleza, que escondida entre las montañas ofrecería un escondite seguro en el caso de que los dos Guapos decidiesen buscarlos para recuperar al pequeño.Ella llevaba al mocoso en su espalda.Ya con él en sus manos, Yaroit quiso cuidarlo y Jeorg interrogarlo, y ninguno pudo hacer nada. Desde que lo llevaron había dormido y dormido, según la chica porque se excedió un poco en la dosis de sedante que le aplico en la jeringa para
Frente al espejo con una coqueta sonrisa, contempló su dorada cabellera, cepillándola para que quede lo más bella posible.Sus azules ojos, bien despiertos, seguían el recorrido de su mano mientras rememoraba su encuentro con Veyquer de la noche anterior. Después de salir del hotel la llevó a casa, o más bien a donde ella dijo que vivía, aunque él no tenía que conocer ese pequeño engaño. Cuando se fue, dio media vuelta y se encaminó hacia la esquina de la calle, con paciencia y un cuchillo oculto en el bolso espero a que un taxi parase y cuando por fin llegó al edificio que le servía como hogar, en una de las zonas céntricas de la ciudad, ya tenía una historia bien completa como excusa para Chrystiane, así que con decisión entró y se preparó para enfrentarse a su líder/jefe.Se sorprendió bastante cuando Kezave
Maerius tensó el cuerpo, molesto. Llevaban un buen rato hablando del mismo tema.Cuando llegó Veyquer, hace como media hora, lo encontró recostado en el techo de la fortaleza. Grises nubes cubrían el cielo amenazando lluvia, cosa que no le molestaba al joven líder. Tenía la costumbre de ir allí cada vez que tenía que pensar con seriedad sobre algo y si bien cualquiera de sus hermanos podría subir en cualquier momento, era un acuerdo tácito que el sitio era exclusivo para él.—Es tan solo un niño. Ni siquiera sabemos si podrá transformarse. —Le dijo a Veyquer, apenas sacó el tema, preguntándose porque ahora hablaba de eso cuando antes pareció no importarle tanto. Ese niño… En algún momento, cuando no lo había visto y no reparaba en su patética fragilidad, también se le cruzó la idea de asesinarlo. Re
Juntos, revisaban un mapa desplegado sobre la mesa de su improvisada sala de reuniones, en la única nave que les quedaba.Una tenue luz entraba por la ventana mientras Dyhret analizaba cual sería el mejor lugar para encontrar un nuevo refugio. Horas antes, Efxil revisó de nuevo con ahínco los restos de la nave destruida, buscando algo que le pudiese servir y arrojándolo a un contenedor que llevaba consigo. Armas, cajas con diversas partes metálicas e incluso algunos repuestos llegaron al interior hasta que sin esperárselo, se topó de nuevo con el escudo que decía "Var y vore Daosled", mirándolo extrañado por un segundo hasta que cayó en cuenta de que debía de ser el otro, el que colgaba de la pared de su nave, más grande y de mejor material, razón por lo que resistió casi incólume la explosión.Como ya estaba más calmado y sin su aura ref
En medio de una espesa bruma mental, recuperé poco a poco el conocimiento. Sacudí con suavidad la cabeza y abrí lento mis ojos.—Ustedes dos... son los que... ah... mencionó Efxil. —Mi voz era apenas un susurro carrasposo. Estaba recostado en una habitación grande, vacía, adornada únicamente con la cama sobre la que yacía y una luz que venía del techo muy tenue—. Él dijo que harían esto. Pero... pero… seguro vendrá a buscarme...El hombre, firme como una estatua, me miró con una mezcla de antipatía y sentido ácido del humor. —Espero que no se cumpla tu petición. Ahora que estas con nosotros, Efxil no tendrá reparo en asesinarte a sangre fría. —Sus ojos aunque cafés, lucían tan oscuros que lograron hacerme estremecer.— ¿Matarme? —Exclamé con voz ronca, tosiendo&m