Adele Smith Desde el lunes Nicolás se comporta extraño, anda en algo misterioso que me da mala espina, no he encontrado una casa que me guste, pero me acaban de ofrecer un apartamento que reúne toda mi lista de deseos, el problema es en el mismo edificio donde vive mi jefe. Desde el lunes prescindimos de los servicio de los dos guarda espaldas, y es que ya por obra y gracia de Dios, mi angustiador murió Nicolás es el dueño de todas mis fantasías, me quedo absorta viéndole y él ni se inmuta, por mi presencia yo tiemblo por su cercanía ¡Aunque trato de disimularlo a toda costa! —Jefe su café...— Dice la nueva secretaria coqueta, yo ruedo los ojos es la sexta que conozco en lo que va del mes, sospecho que no durara una semana. —Tráigale uno a la señorita Smith por favor. — Ordeña mi jefe sin verla siquiera, ¡regalada!, ella sale contoneándose de forma exagerada mientras yo ruedo los ojos Él toma un sorbo del café y lo aparta de inmediato con gesto de asco — ¡Es asqueroso!— Suelta
Alexa Smith Me siento tan sola desde que Adele trabaja con su novio, en el pueblo trabajaba a veces, no teníamos para comer, ni para vestirnos, pero nos teníamos la una a la otra. Marie siempre está para mí, pero no es lo mismo…Me hace falta mi hermana, mi madre, mi amiga, hago mis deberes sola, puedo con eso pero no es fácil para mí. No quiero preocupar a Adele con mis cosas…Siento que todo es más importante que yo, su trabajo le quita todo el tiempo y cuando tenga hijos propios ya se va a olvidar de mí, lo sé y también se que será pronto Lloro escondidas y nadie se da cuenta, porque nadie está pendiente de mi, ella dice que trabaja para darme todo y lo único que quiero y necesito es a ella, ningún dinero en el mundo puede sustituir el amor de una madre. Ojala mi madre no hubiese muerto en el parto, ojala yo lo la hubiese matado…Por mi culpa ni Adele ni y tenemos madre, la vida es tan injusta, sigo portándome bien en la escuela y en todos lados, no quiero que Adele se arrepienta
La chica que está en la celda de al lado sale y me informa –Nueva, tenemos que ir al patio central. —. No puedo evitar fijarme en ella, es menuda y femenina pero tiene tatuajes por todo el cuerpo incluso invaden su linda cara y además lleva un corte pixie, que la hace ver genial, más que una criminal parece una top modelo. Yo asiento y la sigo en silencio, me siento débil, todas nos formamos para hacer una fila, una de las prisioneras pasa por mi lado tropezando mi hombro –Maldita mosca muerta, ¿Dónde está lo que te robaste?— Pregunta una mujer corpulenta parándose al frente de mí con actitud amenazante —Yo no robe nada, soy inocente. — Le respondo a punto de llorar, no puedo creer que nadie crea en mi inocencia, aun recuerdo el rostro de Nicolás, su mirada acusatoria. —Déjala en paz. — Dice la joven que estaba al lado de mi celda colocándose frente a mí. —Ya te enamoraste otra vez Cristal— Le dice, y yo solo me sonrojo —Eso no es asunto tuyo, si tengo o no algo con la princesa ¿t
Adele Smith — Me llevan comida a la celda y la pasan por un agujero debajo de la puerta, me siento como un perro, desvalida por completo, solo puedo pensar en una cosa, en Alexa… — Tienes visita. — Me informan apenas termino de comer, mi corazón comienza a latir fuere es como si antes hubiese estado muerto ¿Sera que Nicolás al fin recapacito?, no entiendo quien o porque me hicieron todo esto. Me llevan sujeta por el brazo, mientras trato de caminar con normalidad, tengo un morado en la frente, lo sé porque al palarme la frente me resulta doloroso, las cadenas en los pies me impiden ir más rápido, pero parece que el guardia tiene prisa, porque me lleva casi a rastras Frente al cristal no está la persona que espere, esta Marie viéndome con cara de lastima, Disimulo mi decepción y saludo, al menos nos estoy tan sola como creí. — ¿Por qué lo hiciste?— Es la primera regunta que me hace. — Tienes que creerme, yo no hice nada de lo que se me acusa. — Le digo con voz quebrada, mientra
Adele avanza hacia afuera, recibiendo gritos y calumnias de parte de todos, en ese momento desea que se la trague la tierra, no tiene idea de cuantas cámaras están grabándola en este momento, baja la cabeza, tratando de evitar la luz cegadora de las cámaras Sus ojos le pican, ya están secos de tanto llorar, tiene una semana entera llorando y es cierto lo que dijo Marie, llorar no solucionara las cosas, llorar solo la hará ver débil y esa debilidad la disfrutan sus angustiadores— Un grito, sobresale en la multitud, trato de ubicarla con la mirada ante la multitud de reporteros y periodistas — ¡Adele, yo te creo! ¡Te juro que no descansare hasta probar tu inocencia!— Asegura Marie entre la multitud, mi corazón da un vuelco, no entiendo porque ella cree en mí, pero lo agradezco infinitamente, todo apunta a mi culpabilidad. Un guardia la empuja a la patrulla policial, haciéndola tambalear y lastimarse el hombro, no era necesaria tanta agresividad, pero él y el resto del mundo opinaba
Nicolás Cole Reproduzco el video una y otra vez en la computadora, me siento decepcionado, destruido, estaba dispuesto a todo por ella, no soy el hombre más romántico del mundo, pero si ella quería esas malditas joyas lo único que tenía que hacer era abrir la boca. Lo que más me da rabia es lo hipócrita que es, gritando una y otra vez que es inocente, no quiero pisar la casa, pero la oficina tampoco me sirve de mucho, la miro en todos lados, es como si siguiera acá, esta mañana se cerero el juicio en su contra y tuvo la desfachatez de sostenerme la mirada y hacerlo con soberbia. Son las diez de la noche y todo el personal de la empresa se ha ido a su casa, por todos lados hay murmuraciones sobre ella y como intento burlarse de mí haciéndome sentir como un gran tonto. No soy un hombre muy dado a la bebida, pero lo necesito, tomo directo de la botella de whiskies seco, y miro a través de la panorámica la ciudad, no la había visto desde el día que se la llevaron esposada del hotel com
Marie Taylor Mirar a mi hija esposada y condenada me desgarra el corazón, no entiendo como no le creen, si en sus ojos puedo ver su inocencia, la vida es tan injusta un día tuve que apartarme de mi familia, obligada. No hui con mi “amante” como el maldito de Franco les hizo creer a todos…Me secuestro y me hizo su prisionera, cuando el murió, no puede volver, sabía que nadie me creería, por eso sé que ella no miente se cuando una persona miente y ella no lo hace, aunque debo confesar que por un instante dude. Y es que ver todas esas pruebas en su contra haría dudar a cualquiera, sé que la persona que está detrás de todo esto bajara la guardia, al verla encerrada, y aprovechare ese momento para desenmascararlo. Tomo las fotos de mi cara desfigurada, todavía me duele verme así, me golpeaba todos los días hasta dejarme irreconocible y hasta sin dientes, el día que me rescataron los policías, lo mataron cuando intento acabar conmigo, por muy irónico que suene, todo su dinero paro en mis
Adele Smith La visita termina, y no pude abrazarla, no pude tocar su mano, no pude darle consuelo me regresan a mi celda y lloro por el destino de las dos, lloro porque no puedo cambiar ni su pasado ni el mío. — ¿Te olvidaste de mi? — Pregunto viendo hacia arriba y de la celda de al lado me dice una vos conocida. — Ya llego por quien llorabas. — Descarada, tal como la primera vez que la vi — Cristal ¿cómo llegaste aquí? — Le pregunto asombrada — — Ya te lo dije una vez, tengo mis mañas, además te tengo que cuidar el trasero para que me sigan pagando. — Me revela no puedo verla pero si escucharla, tendré mas cuidado a la hora de reclamarle a Dios en voz alta por mi suerte. Ella me escucho. — ¿Crees en Dios? — Pregunto. — Obvio que existe, te acaba de enviar un ángel de la guarda. — — Hablo en serio. — Le respondo sonriendo por primera vez en casi tres semanas. — Yo también. — Me dice ella. 2304, el director te necesita en su oficina ahora mismo