CAPÍTULO 32

Miranda intenta escapar en la noche de las garras de un obsesivo Paul, el lobo que la tiene retenida en su propia manada.

Paul no solo se ha conformado con dejara descansar de manera extensa por lo que pasó, y con mentiras le ha dicho a su manada que Miranda confía en él y en lo que hace por ellos, quitándole de a pocos el liderato de la manada.

La loba intenta saltar por la ventana de su habitación, pero al abrirla se da cuenta que estás han sido cubiertas con grandes barotes

—¡¿Que le hiciste a mi castillo Paul?— pregunta furiosa, Mientras encara al lobo que trae como cada mañana su desayuno favorito.

—¿Crees que soy estudipo? Sabía que intentaría ir con el, pero no lo voy a permitir, tu eres más mía que de nadie — Paul la besa y la hace sentarse en la cama a comer el desayuno.

Para un Beta tener ese control no solo es excitante, puede ser peligroso, los Beta están acostumbrados a dejar atrás su racionalidad para hacerse del poder

—¡Lucius me sacara de aquí!— exclama con