dolor

Sus ojos violetas hicieron que mis entrañas se enfriaran de miedo. De repente se levantó de la cama y vomitó mirándome salvajemente.

Mi corazón estaba pendiente de mis oídos mientras me levantaba y salía de la cama.

Se burló en voz baja y sus colmillos emergieron y sus garras se extendieron. Su cabeza se movía bruscamente como si estuviera tratando de controlar al monstruo dentro de él.

Mi corazón se rompió en millones de pedazos al verlo así.

—Vete. ¡Ara!

Me estremecí ante su fuerte voz.

—No puedo dejarte —susurré, dando un paso tembloroso hacia él, pero él sostuvo su cabeza y dio un paso atrás. Parpadeaba rápidamente y sacudía la cabeza para permanecer en el sentido.

Me acerqué un paso más mientras él levantaba la mano indicándome que dejara de acercarme más a él.

—¡Dije que te fueras! —gruñó antes de acecharme mientras me agarraba del brazo y trataba de empujarme fuera de nuestra habitación.

Podía escuchar pasos corriendo en nuestra dirección, así que instantáneamente cerré la habi
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