Carlos Luis escuchó lo dicho por el padre de Alanna y solo deseaba poder tener un momento para darle la noticia a su jefe, ahora miraba a Sullivan y quería molerlo a golpes, no concebía que un padre resultara tan egoísta que interviniera en el logro profesional de su única hija impidiendo su graduación.
Se prometió a sí mismo investigar al rector de esa universidad porque iba a pagar con creces el haberse dejado llevar por Sullivan Baker.
–Debo retirarme unas horas –anunció Carlos Luis.
–¿Qué van a hacer con nosotros? –preguntó Audrey.
–¿Cuánto tiempo nos retendrán aquí? –quiso saber Sullivan.
Kurt, suspiró profundamente antes de responderle a su protector y amigo, confiaba en él incondicionalmente y, aunque Carlos Luis no le había explicado la razón por la que ahora pasaba menos tiempo a su lado, él sospechaba que se trataba de una mujer, lo que le extrañaba era que, en otras oportunidades, ha sido muy abierto y le ha contado sobre sus conquistas, esta vez el silencio ha sido hermético.Así que le tocaba esperar pacientemente antes de hacerlo beber una botella de whiskey para que le contara todo con lujo de detalles, sonrió internamente ante la idea y, antes de contar la causa de la reunión con su hermano le comentó otra cosa. –Antes quiero notificarte que mi tío nos ayudará personalmente con la investigación sobre la muerte de Michaela Thyne-Mitchell, la madre de Alanna; ya que tiene a Ra
El beso se fue intensificando, sus respiraciones se agitaron, sus corazones se aceleraron y, aunque le dolía el labio, Alanna no quiso romper el contacto, fue el sabor metálico en su lengua, lo que hizo que Kurt se separara alarmado. –Lo siento Alanna, me vuelve loco besarte, me es imposible resistirme si te tengo tan cerca, realmente adoro tus labios y lo menos que buscaba era lastimarte. –Descuida, confieso que me molestaba un poco, pero soporté el dolor porque también deseaba ser besada por ti. –¡Por Dios!, me hablas así y me elevas.Unos golpes en la puerta, algo frenéticos, hicieron que Alanna se levantara velozmente de la cama y abriera la puerta, allí se encontró con Erin,
Kurt miraba embobado a su hija, le enternecía su ingenuidad, adoraba lo lista que era y se estaba comprometiendo muy formalmente a estar muy alerta con su princesa porque el hombre que, siquiera pensara en acercarse a ella, tendría que cumplir una serie de requisitos, cuya lista era interminable.Su hija lo miró con sus hermosos ojos iguales a los de su madre y le dijo: –Ven acá papi, siéntate al lado de mami y les cepillo el cabello a los dos.Él obedeció como un manso corderito, solo su estilista tocaba su cabello, pero allí estaba…, a merced de Erin y se sentía encantado. –Volviendo al tema de la casa –dijo la niña–, ¿iremos a ver casas o terrenos? –¿Cómo es eso? –preguntó Alanna. –Mami, podemos ver casas ya listas y comprar la que nos guste o ver un terreno donde se construya la casa tal como la queremos. –Creo que comprar un terreno y construir, tomaría mucho tiempo –expuso Kurt. –¿Cuál es la prisa? –preguntó
El sol de ese sábado en la mañana despertó a Kurt al colarse por el ventanal de su sala, no había llegado a su habitación, apenas entró al apartamento se lanzó al sofá y allí se quedó.Carlos Luis entró sigilosamente, pero al verlo despierto le anunció: –Traje café y desayuno jefe. –Ya voy, me daré una ducha para despejarme primero.El hombre encargado de su seguridad empezó a beber de su café mientras veía a su jefe caminar lentamente por el pasillo. Sintió un poco de pena porque lo consideraba una gran persona, con mucho poder económico, pero centrado, justo y humilde, tenía un carácter de los mil demonios y había declarado infinidad de veces que no le gustab
Sullivan Baker fue acusado de robo, malversación y fraude; se volvió loco cuando lo implicaron como cómplice en la muerte de su esposa y quiso acabar con su vida; su despacho de abogados se cerró y lloró desconsoladamente cuando todo fue reseñado en las noticias por lo que su reputación se hundió en el lodo.David Marlowe exrector y consultor de la Universidad de San Francisco fue destituido de su cargo, hizo una detallada confesión de las acciones de Sullivan y del dinero que había recibido de su parte, aceptando todos los cargos que se le imputaron con el único interés de que los videos y las fotos se destruyeran.Su esposa lo acompañó, triste y acongojada, durante todo el proceso prometiendo visitarlo todas las semanas mientras estuviera tras las rejas, le dijo que lo amaba y le envió un beso al aire.Carlos Luis, en realidad, no tenía ningún
El regreso al hotel los puso nerviosos a los dos por igual, él sabía que, con solamente un roce de su piel, se encendería; ella reconocía que si la besaba como las veces anteriores se convertiría en realidad lo que su mente ha imaginado tantas veces.Kurt deslizó la tarjeta de acceso mientras ella retenía el aire en sus pulmones, abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarla pasar delante de él, sus aromas se mezclaron al cruzarse, Alanna no se atrevía a levantar la mirada, optó por abrazarse a sí misma, pero él no estaba dispuesto a dejar pasar esa oportunidad, así que apenas cerró la puerta posó una de sus manos en su cintura, reteniéndola.Ella se tensó, quería luchar contra la electricidad que estaba recorriendo su cuerpo con ese mínimo gesto, sentir su mano le erizaba la piel, la corriente que sentía era inevitable y
Alanna entró al baño de su habitación y cerró la puerta a sus espaldas, solo en ese momento se permitió sacudirse violentamente, lo que Kurt acababa de hacerle era demasiado para su cordura, la hizo flotar, temblar y gemir solo usando sus dedos.Sus besos fueron salvajes y la encendieron, estaba consciente de que le respondió con las mismas ganas, él la hacía reaccionar irracionalmente, por puro instinto solo con el crudo anhelo de sentir satisfacción a lo que su cuerpo pedía.Aun sentía el calor en su cuerpo, quería regresar a él, a su calor, a su magnetismo y su olor. No supo cuanto tiempo pasó, pero lo presintió, el vello de su nuca le avisó que él estaba cerca, esperó con las manos sobre su boca para acallar cualquier sonido que quisiera escapársele, pero sus pasos llegaron hasta esa puerta.
Sus pezones apuntaban directamente hacia él, Kurt retiró los ojos de su busto para recorrer su figura con deleite desde los pies hasta encontrarse de nuevo perdido en sus ojos.Ella le devolvió la mirada con el mentón levantado y su nariz respingada, se mostraba altanera y desafiante, logrando que él se pusiera aun más duro, sintiéndose como hipnotizado prendido de ella, de ese encanto que estaba ejerciendo en su ser; la consideraba magnífica, perfecta y maravillosa.Se sintió salivar de solo imaginar en que está dispuesta para él, quien solo deseaba acariciar cada parte de su suave piel, su primer impulso es volver a invadirla con sus dedos que le claman por ir a su encuentro. El hormigueo en el cuerpo de Kurt se le está haciendo insoportable, lo consumen las ganas de pegarse a ella.Su ego se infló cuando nota lo mismo en su mirada, sabe que lo desea y ahora solo quiere