Al llegar a la ciudad Anastasia se queda pasmada al ver que para ser una ciudad rodeada de campo es como si se estuviera en la capital o alguna otra ciudad bastante avanzada, así que al llegar al centro comercial, la limusina se dirige hacia el estacionamiento y al llegar la pareja baja para tomar rumbo hacia el centro comercial que Anastasia pueda comprar lo que desee, dado que será William quien pague por todos su caprichos.

Así que Anastasia visita cada tienda escoge los vestidos más caros, los abanicos más lujosos y William solo se limita a pagar y a escuchar un sinfín de gracias de parte de la joven que siempre le sonríe y deja ver sus ojitos de cachorro para tener medianamente contento al hombre, pero lo que Anastasia no se imagina es que William con solo ver su sonrisa es suficiente para sentirse satisfecho, deseoso de que su acercamiento funcione de que Anastasia lo considere, que acepte sus sentimientos y sobre todo se dé cuenta del lazo que los une, de que se dé cuenta de lo